20 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Conexiones necesarias

Reflexión sobre la capacidad significativa de las palabras y las imágenes en contenidos literarios y cinematográficos que nutren la programación televisual en tiempos de la COVID-19
Reflexión sobre la capacidad significativa de las palabras

Reflexión sobre la capacidad significativa de las palabras

Vivimos en un sistema-mundo donde acontecen procesos de reconfiguración debido a la convergencia del periodismo digital, los usos de blogs, Facebook, Twitter y la socialización de textos audiovisuales en beneficio del desarrollo intelectual. Lo “nuevo” en las cinematografías de nuestro continente remite a miradas plurales que promueven razonamientos y hallazgos desde el arte, este abre horizontes, emancipa de antiguos lastres, motiva pensar la cultura propia para resignificar lo diverso, lo auténtico.

Diferentes maneras al relatar historias, compartir experiencias, lideran en las estéticas de directores y filmes que promueve la TV Cubana. Renombradas figuras, entre ellas, Víctor Gaviria, Adolfo Aristaraín, Matías Bize, Francisco Lombardi, incursionan en temáticas y conflictos de alta sensibilidad, la violencia, los conflictos entre generaciones, el silencio psicológico. Comprender dramaturgias complejas, códigos, planteamientos éticos, exige lecturas creativas, de ningún modo admite la pasividad del espectador.

En las sociedades mediáticas y multipantallas prevalece la familiaridad con el universo digital y las prácticas sociales que no están ajenas al monopolio de la producción, la distribución y la exhibición, preconizado por Estados Unidos. Tal hegemonía impide el liderazgo de producciones latinoamericanas, incluso es difícil sistematizar en la tv filmes realizados en fechas recientes, pues, normas, regulaciones, transformaciones tecnológicas aceleradas demandan utilizar equipamientos más sofisticados.

Según reconoció el cineasta Tomás Gutiérrez Alea, “el cine puede acercar al espectador a la realidad sin dejar de asumir su condición de irrealidad, ficción, realidad-otra, siempre que tienda un puente hacia ella para que el espectador regrese cargado de experiencia y estímulo”.

Guionistas y realizadores se inspiran en hechos reales, historias de vida, recreaciones biográficas. Para ellos, con independencia de la selección del contenido, toda historia deviene una construcción significante. Son conscientes de la importancia del guion y la dinámica interna del relato, el cual se nutre o empobrece en el proceso de promiscuidad creativa, a la cual aportan productores, fotógrafos, actores, actrices, sonidistas, editores, cada especialista participante en la puesta fílmica.

Diversas películas trasladan auténticas vidas ficcionales a la pantalla, lo cual requiere defender la ilusión de verdad mediante elencos profesionales, buceo en el mundo interior de los personajes, sin obviar procedimientos textuales, estos le otorgan consistencia al relato. En opinión del doctor Pedro Pablo Rodríguez, “una buena recreación fílmica con adecuado sustento histórico motiva la lectura en los jóvenes. Texto y contexto son inseparables en palabras e imágenes, de ambas depende la visualidad, lo que se cuenta como fenómeno sociohistórico y dispositivo pensante”.

El siglo XXI no se puede desarrollar sin los públicos masivos. En su estatus institucional, la televisión produce y reproduce sentimientos, diseña mundos posibles que son aceptados o no por el destinatario, en dependencia de la descodificación de lo que se dice y cómo se dice. Comunicar es compartir información, escuchar al otro, interpretar el sentido de metáforas y elipsis, los límites son físicos, pero las limitaciones mentales dependen de cada persona.

En tiempos de distanciamiento físico por responsabilidad social debido a la COVID-19 no podemos perder la conexión humana. La cultura es clave en la comprensión de la naturaleza comunicativa, nuestro universo ha sido modificado por cuestiones que aportan a la experiencia estética. Hay que aprovechar la articulación de lo público, el interés común, el espacio ciudadano y la interacción para entendernos mejor.

Martiano raigal, el doctor Pedro Pablo Rodríguez defiende la riqueza histórica y visual de las cinematografías.
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