28 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

El jazz, ¿sonando de verdad?

Jóvenes y consagrados intérpretes cultivan un género musical que cautiva a las mayorías

Bobby Carcassés

Los antecedentes comunes entre la música cubana y el jazz han devenido fenómenos naturales, estos se nutren mediante préstamos recíprocos entre ambas expresiones artísticas.

Las herencias atesoradas y el hecho creativo actualizado suelen presentarse como paradigmas valorativos en el lenguaje jazzístico dada la fluidez y la dinámica en la exposición de ideas que lo caracteriza. Por su naturaleza, el género impone el dominio de posibilidades tímbricas y la constante búsqueda experimental de nuevas sonoridades, las cuales aportan a la ejecución la mayor carga de destreza y originalidad posible.

Durante el reciente Festival de Jazz Plaza se otorgó la Distinción 35 Aniversario a personalidades e instituciones que han brindado su contribución al género y a los programas La Esquina del Jazz (radio) y A todo Jazz (TV), en reconocimiento al impacto social en los ámbitos nacional e internacional.

Ambos espacios no deben ser excepciones en los diseños de las programaciones de los medios de comunicación audiovisuales. Como reconoce el maestro Bobby Carcassés, Premio Nacional de Música: “Se ha demostrado que el jazz nunca es de minorías, al contrario, tiene seguidores de todas las edades.  Jóvenes graduados del sistema de enseñanza artística demuestran su talento con gran virtuosismo en diferentes escenarios. Ellos conocen bien nuestra música y lo patentizan ampliamente”.

En el Festival participaron renombradas figuras de varios países para beber la savia de lo cubano. Durante conciertos, presentaciones de discos, conferencias, intercambios espontáneos entre intérpretes y públicos, trascendió que las raigambres están presentes en la evolución de nuestro ser y acontecer en complejos genéricos del siglo XXI.

Esa “explosión” jazzística merece tener continuidad en otros espacios. Para saber hacia dónde vamos nunca podemos olvidar de dónde venimos. Huellas imperecederas han dejado bandas emblemáticas, como Irakere, fundada en 1973 por el maestro Chucho Valdés, quien recreó códigos de la música de antecedente africano, y elementos rítmicos de lo popular tradicional en nuestra nación.

Es preciso estudiar, acceder a los archivos, actualizar informaciones, pensar en la apertura de caminos propios y estilos sorprendentes. Según se demostró en las sesiones del XV Coloquio Internacional de Jazz Leonardo Acosta in memoriam, prevalecen entre los ejecutantes del género, procedimientos estilísticos, rituales y nuevas miradas a la música contemporánea. Escuchar atentamente lo nuevo, conocer a los clásicos, tienen que ser prioridades para seguir desarrollando el crecimiento profesional. Quienes consideran que han llegado y no necesitan el estudio diario comienzan a retroceder. El arte se conquista todos los días.

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