18 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Enero de 1959: La alborada

Apretada síntesis del accionar de medios radiales y televisivos cubanos para informar los primeros sucesos del triunfo revolucionario
La alborada

La alborada

El golpe de Estado militar de 1952, realizado por Fulgencio Batista y Zaldívar, truncó  las libertades cívicas y desató una cruenta represión en Cuba.

Luego de la conmoción inicial, el pueblo se organizó y asaltó las guarniciones militares de Santiago de Cuba y Bayamo. Tras la prisión y exilio en México de unos pocos sobrevivientes, ochenta y dos hombres navegarían después en el yate Granma para iniciar una gesta libertaria que acabara con los asesinatos, las torturas, y junto con la vida y la paz, reparara gigantescas injusticias sociales enraizadas en nuestra nación.

Contra todos los pronósticos, un destacamento improvisado derrotó a decenas de miles de militares profesionales pertrechados con el más moderno armamento, echó al tirano e hizo realidad la leyenda de la Revolución cubana.

Cobertura informativa del triunfo rebelde
Entonces, con excepción de una radioemisora habanera subordinada al Ministerio de Educación, todo el potente sistema electrónico cubano –integrado por varias cadenas radiales y televisivas o múltiples plantas locales– pertenecía al capital privado, tenía objetivos comerciales y su realización, producción y difusión era financiada fundamentalmente por los grandes productores-anunciantes y las publicitarias autóctonas o filiales de las transnacionales norteamericanas radicadas en el país. Pero, la magnitud del acontecimiento histórico era tal, que la programación se subordinó a las noticias referidas a estos acontecimientos.

Desde el amanecer del primer día de 1959, en la cadena nacional Radio Progreso,  Carlos Estrada, Juan Manuel Trejo y Luís Romero Canales revelaron la posible estampida batistiana. A las siete de la mañana, desde la revista El Mundo, Carlos Lechuga tomó la decisión personal de informar el hecho consumado desde la cadena televisiva Canal 2 (Telemundo).

Al mediodía, Fidel Castro, desde Oriente, respondía al intento de instaurar una junta militar pro-yanqui como gobierno provisional con una convocatoria de huelga general que silenció la prensa escrita hasta el día 7, intervalo donde la información recayó en la radio y la televisión.

Poco después, las emisoras radicadas en el edificio Radiocentro estructuraron la Cadena Rebelde, Radio Progreso se encadenó con Radio García Serra, Unión Radio, Radio Salas, COCO, Cadena Oriental de Radio y algunas plantas en Venezuela, Panamá y Colombia.

Radio Capital Artalejo lo hizo con el Canal 12, Telecolor S.A., televisora local que ofreció controles remotos desde el Campamento Militar de Columbia –hoy Ciudad Escolar Libertad–, el hotel Hilton –actual Habana Libre– y el Palacio Presidencial.

La cadena nacional del Canal 6, desde el mediodía del año nuevo unió sus señales con las frecuencias de los canales 4 y 7 de su propia empresa; instaló cámaras en el Palacio Presidencial, Columbia, las barriadas de El Cotorro y La virgen del camino –puntos de acceso a la ciudad– y en sus edificios Radiocentro y Focsa. Mientras, desde sus estudios centrales, transmitía las imágenes hasta entonces censuradas del bombardeo castrense a la ciudad de Santa Clara.

A su vez, el Canal 2 (Telemundo) difundía la primera emisión televisiva por control remoto desde Villa Clara, ya en manos de la avanzada rebelde.

El verdadero aluvión de noticias comenzó el 8 de enero con la entrada a La Habana del grueso del contingente guerrillero. Numerosas radioemisoras y televisoras se instalaron en puntos claves de la trayectoria por la ciudad, donde un mar de pueblo esperaba a los barbudos.

La cobertura informativa del recibimiento de la Caravana de la Libertad comenzó aproximadamente a la una de la tarde de ese día. Durante varias horas, los espacios informativos ofrecieron detalles del recorrido, superior a los treinta kilómetros, por diversos municipios, la escala en el Palacio Presidencial y el arribo finalmente a Columbia.

Por su extensión espacial y temporal, además de los medios técnicos y empresas involucradas, la cobertura del periplo de los rebeldes triunfantes por la capital cubana constituye el mayor y más trascendente control remoto televisivo y filmación pública cinematográfica de la radiodifusión contemporánea en el continente americano, transmitido en directo al país.

Trascendental unión de medios
Durante los diez primeros días de aquel enero se alternaron múltiples acciones colaterales, puesto que esos sucesos históricos devinieron en un filón noticioso de altísima demanda popular.

Para satisfacer la avidez de información, la programación habitual fue sustituida por informativos, documentales, entrevistas, pases a las provincias por donde transitaba la Caravana, anuncios personales de la población desde los foros de los canales 2, 4 y 6, así como mensajes de las plantas, orientados a fomentar la tranquilidad ciudadana, con el fin de evitar los excesos ocurridos durante el derrocamiento de Gerardo Machado en los años treinta.

Desde el 8 de enero, por sesenta horas ininterrumpidas, en transmisión conjunta, las radioemisoras y televisoras comerciales cubanas forjaron una alianza mediática inédita. Ni la ausencia momentánea de ejecutivos-propietarios importantes como Gaspar Pumarejo y Goar Mestre, impidió que muchos periodistas y ejecutivos de medios de prensa foráneos –sobre todo norteamericanos y mexicanos– recibieran en Cuba todas las facilidades para informar al mundo las novedades de los acontecimientos en curso.

Luego vendrían las primeras presentaciones de los principales líderes de la Revolución en múltiples programas televisivos divulgando el programa del Gobierno Revolucionario o informando sobre los tempranos ataques de la reacción clasista.

En ese propio enero se apresaron y procesaron judicialmente muchos de los sicarios del extinto régimen en audiencias públicas radiadas y televisivas, donde comparecían testigos y víctimas de sus atrocidades.

De inmediato, la reacción interna y externa desató la primera campaña mediática negativa contra la Revolución naciente.

Ni corto ni perezoso, el 21 de enero de 1959 Fidel Castro convocó en el hotel Habana Riviera la conferencia de prensa internacional donde participaron más de 400 periodistas extranjeros. Comenzó al mediodía y culminó a las cuatro de la madrugada de la siguiente jornada. Posteriormente, muchos de esos comunicadores foráneos fueron entrevistados en nuestras emisoras y televisoras.

Además de ser difundida simultáneamente por los canales de televisión 2, 6 y 12, se estableció en tiempo real una emisión directa hacia Estados Unidos, mediante el sistema Sobre el horizonte, variante de control remoto a grandes distancias que conjugaba el sistema de microondas, las antenas parabólicas ubicadas en Guanabo, el cable submarino y la propagación de las señales a través del mar.

Con ella comenzó la Operación Verdad, mediante la cual Cuba desmintió las calumnias sobre el accionar del Gobierno Revolucionario.

Mucha agua ha pasado debajo del puente en 56 años, pero los cubanos seguimos unidos en el empeño de difundir nuestras verdades.

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