18 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

La magia de ser natural frente al micrófono

Entrevista con Moraima Ruiz, Premio Caracol de Locución 2017
Moraima Ruiz

Moraima Ruiz

La naturalidad, la empatía y la sencillez son los rasgos que mejor definen a Moraima Ruiz cuando verbaliza sus pensamientos y establece una relación íntima, casi cómplice con su interlocutor. Y no solo cuando se encuentra frente a una cabina radial al frente de un espacio, sino también cuando habla en persona con cualquiera.

Quizás por eso le fue conferido el Premio Caracol de Locución 2017, otorgado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), con la propuesta Concertando, un espacio de Radio Metropolitana que gira en torno a la poetisa cubana Dulce María Loynaz.

Para la especialista de la palabra, ganar este concurso ha sido durante mucho tiempo una aspiración de distintos artistas y realizadores. Por eso, haber obtenido el galardón este año representa para ella uno de los máximos reconocimientos que puede recibir un profesional de la palabra.

“El programa Concertando se envió al concurso con el deseo de que fuera premiado. Yo recibí el premio con muchísimo gusto porque somos un equipo de realización muy unido. Tenía la esperanza de obtener algún reconocimiento, pero nunca pensé que se me fuera a entregar el premio.

“El programa es un homenaje a esa gran poetisa que fue Dulce María Loynaz, pues vincula su vida personal con su lírica. Presentamos una especie de conversación entre ella y yo. Soy ambas cosas a la vez.

“Concertando es un programa que tiene que ver con obras literarias y la poesía en general. Hay mucha pasión porque aporta, además, la mirada de distintos especialistas sobre la poetisa. Es un programa muy bien escrito por Dayron Bejerano y muy bien editado por Yanet Basso”, destaca Ruiz.

Haber ejercido la locución durante 28 consecutivos no parece mucho tiempo. Mira hacia atrás y parece que empezó ayer mismo.

“Empecé en Radio Cubitas, en la zona norte de Camagüey. En aquel momento era una emisora estudiantil. Fue en el programa Ritmo 2000, que se transmitía a las cuatro de la tarde.

“A mí siempre me gustó la actuación, y aunque estuve un tiempo vinculada al teatro, no pude estudiar esa carrera. Entonces apareció la oportunidad de formar parte de Radio Cubitas”, señala.

Desde 1989 Ruiz se ha sentido muy identificada con lo que hace, trata de esforzarse al máximo cada día y se cuida mucho de sufrir disfonías o enfermarse las cuerdas vocales.

“Esta profesión ya forma parte mi vida y la respeto muchísimo. Cuando yo empecé era más difícil, los directivos de las emisoras eran muy exigentes. No quiero decir que ahora no lo sean, pero se medían otros parámetros: había que tener un poco más de léxico, un mínimo de conocimiento en torno a todo, ya fuese cuestiones culturales, políticas, económicas, sociales…Cuando te colocabas frente a un micrófono  tenías que improvisar si había un fallo”, precisa.

La ganadora del concurso destaca que actualmente percibe un mayor grado de relajación a la hora de ejercer la locución, pues se ha perdido un poco de rigurosidad y exigencia.

“Ahora una persona dice que quiere ser locutor y desde que lo dice hasta que lo logra no pasa mucho tiempo”, aclara.

A su juicio hay que seguir trabajando en aspectos que enaltecen y reverencian la locución como carrera, y asegura que no es necesario tener una voz hermosa, redonda, gruesa, sino llevarla con fluidez, espontaneidad, naturalidad, además de un timbre agradable, suave y disfrutable al oído.

“En mi opinión, los principales requisitos para ser buen locutor son la dicción, la entonación, saber leer, interpretar, desdoblarte en varios géneros. Cuando alguien te dice que no le gusta lo que haces, multiplica esa opinión por cien.

“Yo he hecho de todo un poco: noticieros, revistas informativas, espacios musicales, programas sobre poesía, dramatizados, deportivos…Pero me  siento más cómoda en los que pueda conversar y no tenga que inventarme un personaje. Me gusta dialogar de manera muy familiar con el que me está escuchando. Por suerte, la mayoría de los programas radiales son así”, señala.

Por esta razón insiste en la necesidad de ser natural mientras se está frente al micrófono, pues de lo contrario el comunicador se puede perder en el trayecto del programa.

“Los que engolan la voz tienen un problema real porque se pierden en el camino. Y la gente no es tonta: el público sabe cuándo no estás usando tu voz natural. Además, eso cansa, ¡no sé cómo pueden hacerlo!”, concluye la locutora.

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