28 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Memorias de un humorístico prohibido

El programa Las cosas del senador satirizaba en TV la corrupción de los gobiernos republicanos
San Nicolás del Peladero

San Nicolás del Peladero

Desde el inicio de la televisión en Cuba, los programas musicales y humorísticos tuvieron notable aceptación, en correspondencia con la idiosincrasia del pueblo y el gran talento de nuestros artistas.

La CMQ Televisión desarrolló brillantes espacios de revistas y variedades donde se combinaban ambas manifestaciones.

En particular el sketch cómico predominaba en los programas: La taberna de Pedro, Anita y Willy, Los ricachos, Garrido y Piñero, Ochoa show, Los apuros de Rodríguez, El correo de la risa, El Show de Pepe Biondi. 1

El director general de la CMQ, Goar Mestre Espinosa, tenía un peligroso enemigo en los medios, había creado primero la Televisión en Cuba: Gaspar Pumarejo Such.

Este ingenioso animador y empresario hispano-cubano se propuso enfrentar la hegemonía e “invencible programación” de Radiocentro con su compañía Escuela de Televisión S.A.

El talón de Aquiles de la CMQ era los espacios de participación. En ellos predominaban los shows de burlas a los competidores, a los propios músicos e invitados.

El caso más penoso era Aquí todos hacen de todo, patrocinado por Sabatés (Procter & Gamble).

Pumarejo se propuso hacer programas muy respetuosos con el público y complacer filantrópicamente a los concursantes en sus deseos como en Reina por un día o El programa de los $64 000.

Para los proyectos humorísticos, Pumarejo se plantea ante todo dinamitar esa línea de ofertas en la CMQ, arrebatándoles actores, escritores y técnicos. Capta a populares e importantes figuras con quienes tenía amistad y sabían de ciertas inconformidades con los Mestre. 2

El actor Otto Sirgo Prieto, por ejemplo, había sido acusado de intrusión profesional por fungir en ocasiones como animador de programas sin ser colegiado en el ramo, con Germán Pinelli, Consuelito Vidal o Rolando Ochoa.

Aunque a la postre el problema se resolvió a su favor, quedó evidenciada la falta de apoyo de su empresa.

Pumarejo aprovechó el incidente y su amistad con Otto Sirgo para sumarlo decididamente a su proyecto, incluso llegó a ofrecerle la vicepresidencia de Escuela de Televisión S. A.

Por otro lado, el escritor Francisco Vergara, a pesar de ser un guionista emblemático y exclusivo en la CMQ, no se sentía debidamente justipreciado. Era el libretista del programa de mayor teleaudiencia en el país, Cabaret Regalías El Cuño, luego Casino de la Alegría.

Había creado infinidad de personajes muy populares como El Borracho (Guillermo Álvarez Guedes) o Cholito (Armando F. Soler). Por demás era un conocedor en detalle de toda la farándula, un buen crítico y autor anónimo de la leída sección de Bohemia, Tele-Radiolandia.

Gaspar Pumarejo, además de Vergara, capta a todo el cuerpo de actores de Cachucha y Ramón, con sus protagonistas, Manela Bustamente  e Idalberto Delgado. También absorbe al versátil actor Armando Roblán y al protagonista de Los apuros de Rodríguez: Rafael Correa.

No llegaron a integrar la nómina de Escuela de Televisión los hermanos Eloisa y Guillermo Álvarez Guedes, pero sí el escritor humorista, hermano de estos, Rafaelito3, con quien redondeó el staff de guionistas para crear el llamado Bloque de la Risa.

La programación pumarejiana mantenía espacios con el corte humorístico tradicional a la manera de Cachucha y Ramón, Otto, María y la otra4, La Maestra y El tío solterón.

Con la creación de El Negociado del Lío5 se retoma un costumbrismo crítico donde no escapan temas políticos y como punta de lanza aparece poco después de la gesta del 13 de marzo: Las cosas del senador. Se trataba de un espacio de sátira política en el climax de la dictadura sangrienta.

Las cosas del senador
El programa humorístico ideado y escrito por Francisco Vergara y aprobado por Gaspar Pumarejo con beneplácito, salía al aire todos los martes a las 9:30 p.m. en 1957.

El protagonista encarnaba a un imaginario senador nombrado Wenceslao Rosado.

No se definía a qué partido político pertenecía pero no hacía falta, el meollo de la propuesta televisiva consistía en reflejar transparentemente el oportunismo y la corrupción de aquellos sujetos. Para darle un toque orgánico de comicidad, el personaje era un político de muy poca cultura.

Entre las figuras alrededor del senador estaba el actor Carlitos Pous en el papel de Cuchicuchi. Pero el guionista le fue otorgando cada vez más responsabilidades al joven actor en el papel de Cuco, hasta convertirlo en contrafigura del político. Tan meritoria sería su actuación que fue elegido Mr. Televisión para 1958, junto a la vedette Gina Romand.6

Era el actor Carlos Moctezuma quien además introducía temerarias morcillas o improvisaciones de doble sentido. Se sucedían rejuegos con el número 26, la palabra Sierra, o la necesidad de poner “otra vela” no fuera a ser que pasara “lo que nadie quiere”. Naturalmente predominaban bocadillos “despolitizados” como estos:

Wenceslao: Cuco, ¿pero no le habíamos resuelto lo mismos a otra guajirita el mes pasado?
Cuco: Sí senador, pero acuérdese que yo ayudo a esas niñas tan lindas que el Gobierno ni brindarles escuelas ha podido, y yo las saco de la miseria en su nombre.

Durante el primer survey (encuesta de preferencias) de 1957, nuevamente se evidenció la parcialización del ejecutivo de la Asociación de Anunciantes de Cuba (AAC) en favor de la programación de la CMQ. Increíblemente Las cosas del senador, a pesar de su favorable impacto en el público y la crítica especializada, según las cifras de la investigación – o su manipulación – no clasificaba entre los 50 programas  de mayor teleaudiencia.

Hubo un detalle que colmó la copa de la reacción batistiana respecto al programa. Pumarejo, además de haber declarado públicamente su “apoliticismo”, expresó en jarana que Wenceslao Rosado podía ser el Presidente del Senado. Poco después, el ministro de Comunicaciones, Dr. José Ramón Vasconcelos Maragliano, decreta oficialmente la prohibición del espacio por lo poco edificante del lenguaje empleado, y sobre todo por considerar que se estaba ridiculizando a los políticos de la República.

El party de Wenceslao
La suspensión de Las cosas del senador causó el repudio general de los medios. Un destacado escritor humorista, autor del texto del cha cha chá “El túnel” y cronista del periódico Avance, respondió desde su columna con este comprometedor poema:

Vasconcelos furibundo
prohibió, ya en dictador
la copia de un senador
que actuaba por Telemundo.
Usando su autoridad
la prohibición decretó
porque así no se respetaba al senador de verdad.
Por la forma peregrina
que tiene de hacer las cosas
en órdenes caprichosas
a la copia la elimina
y de esta absurda manera
muere de un golpe mortal
la copia… el original
sigue haciendo lo que quiere.7

Ante el consenso en contra de la suspensión, el ministro le plantea a Gaspar Pumarejo negociar un reajuste. El personaje de Wenceslao Rosado podía continuar pero no como senador de la República, en última instancia solo como candidato.

Por supuesto, habría que hacer cambios de contenido y edulcorar el libreto, ahora escrito por Héctor Núñez. Hasta el título del programa debía ser otro. Pensaron llamarlo Las cosas de Wenceslao, y finalmente se aprobó El party de Wenceslao.

Esta segunda parte no tuvo la misma aceptación. Sin embargo, esta vez, para el survey de agosto, los señores responsables de los números de la encuesta colocaron a El party de Wenceslao en el puesto 44, con 13.4 puntos. Así se situó entre los diez primeros espacios de la programación de Telemundo.

Pero ya sin la chispa crítica y las morcillas, es espacio languideció galopantemente. Para 1958, al confeccionar las nuevas propuestas, Pumarejo decidió darlo por concluido.

Wenceslao, Plutarco y los anales de la televisión
Cuando parecía que nadie recordaba aquel humorístico prohibido, en el quinto año de la Revolución surgía San Nicolás del Peladero.

Al crear el personaje de Plutarco Tuero, José Carballido Rey estaba redimensionando a Wenceslao Rosado, ambos con idéntica proyección estética y satírica.

Hasta reapareció el simpático e inolvidable Carlos Moctezuma, entre una constelación de artistas, brillando en aquel mismo papel de “vividor”, tan distinto a su verdadera personalidad.

Difícilmente Pumarejo, Vergara y Carlos García Calderón (Wenceslao), podían imaginar que a 60 años del fin del espacio iban a ser recordados por sus aportes en los ricos anales de la Televisión cubana.

Y es que a pesar de que Las cosas del senador fue un efímero programa dejó una impronta con la audacia de sus mensajes éticos e ideológicos en el humorismo.

Notas:
1 Se distinguían las parejas cómicas de Leopoldo Fernández (Pototo), Aníbal del Mar (Filomeno), Alberto Garrido (Chicharito), Federico Piñero (Sopeira), Guillermo Álvarez Guedes (El Borracho), Luis Echegoyen (Maricusa Alambrito), Jesús Alvariño (Pedro), Manolo Álvarez (Pirolo), Tito Hernández, Pipo de Armas, y las excelentes actrices Candita Quintana, Alicia Rico, Mimí Cal, Violeta Vergara y Eloísa Álvarez Guedes, entre otros.

2 Pumarejo, a mediados de la década del 40, había desarrollado la programación radial de la CMQ como funcionario del clan Mestre, pero fue apartado por Goar.

3 Los Álvarez Guedes eran siete hermanos: Eloísa, Félix, Ramón, Roberto, Conrado, Hilda, Guillermo y Rafael.

4 Con las actuaciones de Otto Sirgo, Mariíta Brenes y Manela Bustamante.

5 Los ministerios tenían en su estructura diferentes negociados. El Ministerio de Comunicaciones, que atendía lo relacionado con los medios radiales y televisivos, mantenía el Negociado de Licencias de Radio donde se autorizaba o no la apertura de nuevas estaciones de radio y televisión.

6 Carlos Moctezuma haría poco después el papel de Ñico Rutina en un humorístico de Radio Progreso dedicándole un tema en discos comerciales de la Orquesta Aragón.

7 Otros escritores humoristas, guionista de sketchs cómicos, se pronunciaron contra la prohibición, incluyendo a Rolando Álvaro de Villa, Alberto González, Enrique Pineda Barnet, Antonio Suárez Santos, Alberto Garriga, Marcos Behmaras y Enrique Núñez Rodríguez.

Fuentes:
Asociación de Anunciantes de Cuba: Surveys de la radio y la televisión. S. l., s. n.
Carlos Bartolomé Barguez: Los musicales en la radio y la televisión cubanas (obra inédita)

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