29 de marzo de 2024

envivo

Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

“Mi vida ha sido la Televisión Cubana y la peluquería”

Asevera Nereida Lorenzo, estilista de la TV Cubana
Ángel o demonio

Como comenta la investigadora y escritora Josefa Bracero en su libro Televisión, Ángel o Demonio, la isla antillana se ubicó como el tercer país de América Latina en acceder al nuevo y novedoso invento que cambió el ritmo de nuestras vidas. No solo a los que podían acceder a adquirir un  televisor, sino a cientos de personas que encontraron fuente de trabajo en la televisión.

 Entre esas personas se encuentra Nereida Lorenzo, que posee el privilegio de ser fundadora de la Televisión Cubana. A sus 85 años, esta prestigiosa profesional de la belleza comparte las historias guardadas en su privilegiada mente.

Comenta al equipo de En Vivo que con 15 años comienza a trabajar como manicura en una peluquería, para ayudar al sustento de su familia, que era numerosa y solo trabajaba su padre.

Empezó luego a peinar por afición y se entregó por entero a las enseñanzas de la peluquera Yolanda, que vio su interés y destreza para el oficio. Confiesa que nunca repetía un peinado y una vez a la semana se trasladaba al hospital Calixto García a embellecer a las alumnas de la Escuela de Enfermeras.

Más tarde pasa a una peluquería situada en Línea y J. Allí le avisan de un convocatoria para formar el staff de peluquería y maquillaje en la naciente televisión cubana. Así comienza su trayectoria en la televisión. Logró insertar en el equipo a la amiga que le avisó de la convocatoria y a su hermana Asela Lorenzo.

Lo primero que hizo fue Cocina al Minuto, con Nitza Villapol. Después de participar en varios programas, pasa a CMQ, propiedad de los hermanos Mestre. Peinaba a los artistas que iban surgiendo en la televisión. Recuerda a Germán Pinelli. En esa época compra la peluquería la actriz Marta Jiménez Oropesa, junto con la también actriz Bellita Borges.

Entonces mejora su salario y el de su hermana. Arreglaba a las actrices que comenzaban a ser famosas como: Gina Cabrera, Minín Bujones, Adela Escartín y otras. Recuerda que peinó a Maritza Rosales, Josefina Rovira y Violeta Jiménez para la primera novela que se trasmitió por televisión: Historia de tres hermanas, de la autoría de Mercedes Antón.

Cuando comenzaron a incluir los comerciales, Crusellas y Compañía les enviaba regalos, pues trabajaban mucho. Los programas eran en vivo y tenían que permanecer en el set, para cambiar peinados, maquillajes, todo el tiempo que duraba la emisión.

Trabajó en los teatros y en programas como El humo del recuerdo y Estudio 4, entre otros. Igual participó en la novela del mediodía que se hacía en 23 y P, preparando la imagen de la protagonista, Violeta Casals. Colaboró con la imagen de Esther Borja y Margarita Prieto en Álbum de Cuba. Comenta que como los programas salían en vivo, había que trabajar el doble de lo que se hace ahora.

En la peluquería trabajaban ocho personas, entre hombres y mujeres. Ella, además de hacer peluquería, fungía como administradora. Al triunfo de la Revolución, cuando se nacionalizan las tele-emisoras, Nereida pasa al Ministerio de Comercio Interior (Mincin), y la nombran responsable del Consolidado de peluquerías, pero su mundo era el entonces Instituto Cubano de Radiodifusión.

En 1968 regresa al instituto como administradora de la peluquería, donde permanece hasta 1977 que regresa al Mincin. Un día la llama Juan Vilar  para que trabaje en una producción del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) que se tituló El bautizo. Filman esta cinta en la Isla de la Juventud. Posteriormente colabora con Julio García Espinosa en el filme Cuba Baila.

La vida de esta valiosa mujer ha sido de incansable laboreo, en un momento trabaja incluso en la Recuperación de Materias Primas, sin embargo Nereida reconoce que a pesar de malos y buenos momentos, en el Icrt fue donde encontró su realización profesional.

Ha recibido varios premios y condecoraciones: las Medallas por los 25, 45 y 50 años del Icrt,  la medalla “Raúl Gómez García” y los sellos por los 25 y 55 años del Icrt, así como reconocimiento como fundadora del instituto  y la distinción como combatiente de la lucha clandestina.

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