19 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Radio cubana: para oírte mejor

Parámetros que determinan la calidad de las transmisiones radiales

Escuchar la radio es un ejercicio de imaginación placentero. Basta sintonizar el dial en una frecuencia para que usted se transporte a la habitación en la cual un asesino aguarda su víctima; al apartamento donde alternan estampas de sano humor criollo o al último concierto del grupo musical preferido.

Para ello, existe un único mediador: el sonido. La conjugación adecuada de voz, música y efectos sonoros determinan la satisfacción del radioescucha. Pero, ¿se ha detenido a pensar alguna vez en los elementos qué determinan una transmisión radial de calidad?

Por tal motivo, conversamos En Vivo con el ingeniero Calixto Rodríguez Machado, director técnico general de la radio cubana. El avezado especialista elude los meandros de los datos técnicos y términos científicos. Explica con cordialidad cómo se determina la calidad de las transmisiones radiales.

“La calidad sonora tiene en cuenta parámetros relacionados con la producción (grabación y edición) y transmisión de la señal como: ancho de banda (frecuencia de audio), niveles de disposición armónica y los niveles de ruido (relación señal-ruido de fondo). Estos parámetros están presentes en cualquier proceso.

“Toda señal no deseada se comporta como un ruido y compromete la calidad del sonido. Los ruidos de los dispositivos electrónicos que intervienen así como los del ambiente en que transcurre la grabación, son captados por los micrófonos. En el caso de grabaciones digitales, se incorporan ruidos de cuantificación[1] u otros ruidos parásitos”.

¿El proceso de transmisión de la señal radial depende entonces de dos tipos de señales distintas?

“Toda señal de audio es analógica: uno habla de manera analógica, mediante la voz. Los instrumentos musicales también se interpretan de esa forma. Un transductor capta el sonido que con el auxilio de nuevas tecnologías, se transporta a un convertidor analógico-digital. A partir de ahí, la señal se trata con unos y ceros.

“Lo ideal sería que los procesos subsiguientes se realizaran digitalmente. Estamos enfrascados en lograrlo: más del noventa porciento del proceso productivo hasta la cabina de transmisión está digitalizado. Actualmente, hasta en las emisoras municipales más pequeñas, la señal se maneja mediante computadoras desde la grabación hasta la edición y salida de la cabina. La música y algunos efectos de sonido también se encuentran en soporte digital”.

¿Qué ocurre con la transmisión?

“Cuando abandona la emisora, la señal se entrega para que Radio Cuba y ETECSA la transporte y radie, respectivamente. En ese trayecto, la emisión es llevada nuevamente a analógica, pues las consolas de transmisión en los estudios, los enlaces y transmisores responden a esa tecnología.

“Ello deriva en ruidos, en una degradación de la señal. El oyente no la percibe dado el nivel de digitalización alcanzado, pero existe. Ese paso del proceso no es nuestra responsabilidad. No obstante, resulta justo reconocer una mejoría notable en los sistemas de transportación de la señal hasta y en los centros transmisores”.

¿Cuba aplica nuevas tecnologías para mejorar la señal radial?

“En Radio Rebelde, Radio Progreso, Radio Taíno y Radio Habana Cuba, se ha introducido la digitalización en un porcentaje elevado. En breve plazo dispondrán de consolas digitales con las cuales se evitarán conversiones una vez que el sonido abandone la cabina de transmisión.

“Con las nuevas consolas la entrega de la señal a los responsables de la transmisión seguirá siendo digital. Incluso las matrices de distribución y enrutamiento[2] de audio que se pondrán en los másteres de estas emisoras serán digitales. Si tuviéramos un enlace completamente digital con los centros transmisores, la emisión podría transmitirse sin reconversión alguna.

“Contar con una señal digital permite preestablecer parámetros. Estos llegan o no, pero de llegar, los hacen tal cual salieron de la cabina de transmisión. Incluso, puede perderse parte de la información; pero si no es tan grande, la información se recupera”.

¿Desde cuándo comenzó el proceso de digitalización de las transmisiones radiales?

“Comenzó a finales de la década de los años noventa del siglo pasado. Obedeció a un estudio prolongado en el cual se analizaron distintos softwares para determinar los más pertinentes. En el año 2000 se realizó una inversión especial. Se adquirieron equipos para la producción y transmisión en emisoras nacionales y provinciales. El proceso se ha extendido a emisoras municipales a medida que entraron más computadoras.

“Actualmente, muy pocos procesos de producción se realizan en soporte analógico. Las cintas de audio van quedando para emergencias y los contenidos musicales y sonoros han mudado a formato digital”.

¿En el caso de la radio se producirá también un “apagón” analógico, al igual que con la televisión?

“En la radio no se habla de un ‘gran apagón’. La producción y transmisión, tanto analógica como digital han coexistido desde el surgimiento de esta última.

“La televisión sí ha establecido fechas para el gran apagón analógico. Es decir, en un día y hora exactos, deja de producirse y transmitirse de forma analógica y comienza la transmisión y producción digital. Así ha pasado en Estados Unidos, Canadá y España, entre otros países. Quien tiene un telerreceptor analógico no tiene más remedio que comprar uno digital. De lo contrario, adquiere un aditamento para convertir la señal en analógica.

“En el caso de la radio no será así. Durante más de diez años han coexistido los experimentos de transmisiones digitales con las analógicas. No creo que en la radio se llegue a un apagón. Este tipo de transmisiones se ha incrementado aunque no de modo espectacular. Será menos traumático que con la televisión. Pienso que ambas formas de producción y transmisión coexistirán durante un periodo relativamente largo”.

En el caso de Cuba ¿qué posición ocupa respecto a la digitalización de las transmisiones radiales? ¿Estamos a la vanguardia dentro de dicho tránsito?

“No creo que estemos en la vanguardia, aunque tampoco somos los más rezagados. Como país subdesarrollado, sin gran solvencia económica, estamos donde debemos. La mayoría de los países latinoamericanos siguen haciendo radio con formas muy parecidas a la nuestras: un híbrido entre ambos tipos de transmisiones.

“Lo importante es que Cuba ha apostado por esa tecnología. Cuando comenzó a hablarse de los procesos productivos digitales en la radio, iniciaron los estudios correspondientes. Fue necesario aprender qué hacían las radioemisoras de países industrializados; se compararon sistemas, software, servidores; se analizó la calidad y precio de los equipos, pues además de ser sistemas confiables y seguros, debían ajustarse a nuestras formas de hacer radio.

“Ese fue uno de los escollos más difíciles. Cada nación posee formas específicas de realización radiofónica. Por ejemplo, digitalizar los procesos de producción de la programación dramática, una particularidad de la radio cubana, resultó extremadamente complejo. La mayoría de los países no privilegian los dramatizados en radio y si lo hacen, es de manera muy sencilla.

¿Por qué la complejidad en el caso de los dramatizados?

“Toda la programación dramatizada cubana se hace en vivo, elude la postproducción. Los actores se encuentran en el estudio, la musicalización ocurre al momento de grabarse y los efectos sonoros acoplan también en ese momento. En el extranjero, los actores graban los bocadillos en pistas de sonido, por separado. Luego se incorporan junto a la música y los efectos sonoros al conformar el espacio dramático.

“Nuestros actores no aceptan esta fórmula. Ellos ‘actúan’ en el estudio, ‘se meten en situación’ junto al resto, como en una obra teatral. Al unísono, el efectista introduce los efectos sonoros. En el caso de la música, quizás esté grabada en las PCs, pero puede interpretarse en vivo en el estudio y se coloca en tiempo real”.

¿La digitalización ha beneficiado la calidad de las interpretaciones musicales?

“Ha sido favorable la digitalización. Los sonidos estaban en diversos soportes como discos de acetato, casetes, cintas, cartuchos, librerías de efectos en CD. Hubo que llevarlos a un servidor y organizarlos. Sin embargo, los efectos sonoros se siguen haciendo en vivo, se captan con un micrófono y se llevan a la computadora”.

“Antes, el musicalizador disponía de mesas con dos o tres tocadiscos, los cuales reproducían el ritmo a medida que transcurrían las acciones. Después, comenzaron a emplearse las cartucheras digitales y ahora se utilizan las PCs las cuales contienen gran cantidad de música”.

¿Cómo los efectos pueden mejorar la calidad de las transmisiones?

“En ello juega un papel fundamental el realizador de sonido quien debe disponer de un adecuado banco de efectos. Los sonidos difieren de un contexto a otro. Nuestras calles suenan distinto a como lo hacían hace medio siglo. El transporte ha evolucionado.

“Por lo general, los discos de efectos modernos traen efectos preestablecidos. Así, el arranque de un carro generalmente se realiza con carros modernos. Pero en las calles circulan carros de los años cincuenta, más ruidosos que los contemporáneos. Eso debe advertirse a la hora de conformar un efecto e impacta en la calidad de las transmisiones.

“Puedes lograr un efecto impecable desde el punto de vista de la grabación y sin embargo, echa a perder el programa pues la situación difiere de lo que contar”.

¿Existen factores que frenen una mayor expansión de la digitalización en la radio?

“La calidad alcanzada por la Frecuencia Modulada (FM) es uno de los argumentos que se manejan. El oyente medio se conforma con la calidad de audio que recibe por esa banda. Claro, la transmisión digital de audio agrega otros valores y enriquece la transmisión: imágenes, textos, simultaneidad de canales.

“La FM es para el audio, como el color para la televisión. El ancho de banda, mayor respecto a la Amplitud Modulada (AM), permite transmitir estereofonía, con una calidad de sonido semejante a la que sale de la cabina y aumenta la inmunidad al ruido. La FM resulta ideal para transmisiones de música; la AM, para la voz.

“Los jóvenes han acostumbrado el oído a nuevos dispositivos: MP3, reproductores de CD, computadoras, iPods que otorgan una calidad de sonido altísima. La FM permite incorporar sonidos sourraund, con ellos el sonido te envuelve, un verdadero espectáculo. Por ello los jóvenes prefieren la FM a la hora de escuchar música, pues la calidad de sonido se compara con los equipos electrónicos modernos.

“Lo otro está relacionado con el costo de los receptores analógicos, muy económicos, los cuales pueden oscilar entre los diez y veinte dólares. Con estos preciso, un oyente promedio esquiva gastar entre trescientos y quinientos dólares para adquirir un radiorreceptor digital.

“Existen otros factores como las consideraciones de los productores de radiorreceptores. Estos alegan que no habrá un incremento de ventas mientras las emisoras no produzcan programas para transmisiones digitales. Por su parte, los que hacen la programación radial arguyen que no producirán una programación con parámetros de transmisión digitales mientras no se produzcan los receptores adecuados a un bajo costo.

“Mientras la FM mantenga la calidad no hay muchos radiodifusores entusiasmados con la idea de efectuar transmisiones digitales. Median factores tanto subjetivos como económicos. Es un proceso que aunque avanza; resulta más experimentación que generalización”.

¿Cómo se comporta la relación costo-beneficio a la hora de apostar por el proceso de digitalización de las transmisiones radiales?

“Lo analógico tiende a desaparecer. Hoy resulta difícil conseguir soportes analógicos en el mercado (cintas, casetes, grabadoras). Solo se encuentran aditamentos de segunda mano o en almacenes donde no han tenido salida. La cinta magnetofónica de carrete abierto se dejó de producir hace mucho. El casete de audio no se consigue tampoco.

“Las últimas cintas de treinta minutos que adquirimos costaron unos veinte dólares. Con esa misma cantidad puedes adquirir cincuenta discos compactos de buena calidad, incluso regrabables. Además, el tiempo de grabación se incrementa, disminuyen los parámetros ruido, la conservación de los soportes se extiende siempre y cuando se efectúe de forma adecuada.

“Almacenar en un servidor puede parecer un costo alto, pero a la larga resulta una ganancia en costo de soportes y de espacios, de facilidad de gestión, así como de reparación. Una grabadora profesional de cinta cuesta alrededor de 6 mil dólares. Con esa suma pueden comprarse ocho computadoras modernas.

“Los tiempos de edición se acortan. La edición no lineal en un sistema digital es más rápida que una edición en tiempo real en un sistema analógico. Un programa editado en formato analógico requiere, como mínimo, el mismo tiempo de duración del programa. Pero nunca ocurre así, pues se requieren hacer búsquedas dentro de una pista para seleccionar un número que a lo mejor está al final de la cinta. Para encontrarlo debes oír número por número. Con una PC, vas directamente al tema deseado, pinchas y arrastras el tema musical hasta el lugar donde deseas colocarlo”.

En el caso cubano, ¿llegará el momento de cambiar los receptores tradicionales?

“Cuando ocurra la generalización de las transmisiones digitales, sí. El costo de un receptor de televisión justifica comprar un convertidor para recibir la señal digital en un equipo analógico. Pero el costo de un receptor de radio digital sería comparable, e incluso menor, que el del dispositivo adicional para convertir la señal digital en analógica.

“Aunque ya se ofertan radios que permiten captar los dos tipos de señales. El costo de producción por lo general tiende a bajar, pero un oyente medio con acceso a un receptor FM cuya calidad musical lo complazca, no se decidirá a cambiar de formato. Incluso, el radioyente decidirá cuando existan variadas opciones; mientras hayan veinte emisoras transmitiendo en FM y solo una o dos en digital, se inclinará por las primeras.

¿Otras ventajas de la radio digital?

“Son múltiples. Permitirá una mayor utilización del espectro radioeléctrico, saturado en países europeos y Norteamérica. No hay donde colocar más emisoras pues el espectro radiofónico es finito. Las emisoras necesitan cierto margen entre ellas para que no interfieran. Cuando irrumpa lo digital, el espacio ocupado por una emisora lo podrán ocupar seis.

“La calidad de la transmisión será superior. Un tema musical radiado de un CD llegará a los radiorreceptores con idénticas condiciones sonoras. Las transmisiones dispondrán de valores agregados como imágenes, textos e informaciones. Por ejemplo, la transmisión puede interrumpirse para recibir un parte meteorológico o de un accidente. La digitalización, será sin dudas, un paso extraordinario respecto a la calidad y posibilidades de las transmisiones radiales”.

 


[1] Un ruido de cuantificación surge cuando se transforma una señal analógica en digital. Pueden surgir por defecto o por sobreniveles en los dispositivos o convertidores de la señal, de un tipo en otro. El proceso de transmisión requiere aún pasar las señales de un formato a otro y en esos múltiples procesos de conversión aparecen degradaciones de la señal y con ellas, los llamados ruidos de cuantificación.

[2] Es un equipo que permite distribuir las señales producidas en la emisora o provenientes del exterior y enviarlas al lugar de destino. Por ejemplo, si llega una señal de un remoto en el teatro Karl Marx, se envía a un estudio de grabación o a transmisiones en vivo. Esa función la realiza en la actualidad un técnico, de forma manual quien recibe la señal por una línea y mediante un cable y un plog la envía a su destino. Con la tecnología digital, se emplearía una matriz de distribución controlada a través de un software desde una PC. También sería atendida por un técnico, pero este solo tendría que establecer de forma digital las diferentes rutas de la señal desde su entrada hacia la línea de salida o punto final.

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