21 de noviembre de 2025

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Instituto de Información y Comunicación Social

Crónicas desde el recuerdo de un fiel televidente

En el contexto del aniversario 75 de la fundación de la Televisión Cubana compartimos una serie de crónicas sobre este medio masivo de comunicación

Así como el surgimiento de la radio en 1922 conmocionó al país, con la aparición de la televisión en el año 1950, ocurrió un fenómeno similar. El novedoso invento cambió la vida de la sociedad cubana pues, ver imágenes y escuchar sonidos en una pantalla, hizo pensar a muchos que estaban disfrutando algo solo concebible en la ciencia ficción.

Como el traspatio que éramos para los Estados Unidos, Cuba se convirtió en el primer país deAmérica Latina –al igual que en otras modalidades– donde se comenzaron las transmisiones del extraordinario invento. En algunos establecimientos comerciales se utilizaba un televisor para atraer a clientes o a simples observadores que se concentraban en el lugar para ver, con asombro, las imágenes.

Adquirir un televisor se convirtió en una de las más codiciadas compras por parte de la población. Al principio, solo por familias con posibilidades económicas. Después, poco a poco, la mayoría, los adquiriría a plazos. Proliferaron los anuncios sobre las bondades de las distintas marcas en el mercado: RCA Víctor, Admiral, Zenith, Dumond, Sylvania y Philco, entre otras. Las pantallas entonces eran, sobre todo, de 17, 19, y 21 pulgadas; algunas de la marca Admiral, redondas y de un menor diámetro.

Pumarejo: pionero de la televisión en Cuba

En la carrera por inaugurar la primera estación que iniciara la televisión en Cuba, Gaspar Pumarejo pudo concretar esa aspiración. En el año 1950, fundó Unión Radio TV, con el Canal 4. Días después, lo lograrían los hermanos Mestre, con CMQ TV, en el Canal 6. Posteriormente, el 18 de febrero de 1953, fue inaugurado el Canal 2 por parte del mafioso Amadeo Barletta y, por último el Canal CMBF.

Como dato curioso, la primera imagen que saló al aire por la Televisión Cubana fue la de la actriz y cantante María de los Ángeles Santana. Aunque hay quienes afirman que fue la de la también actriz y cantante Margarita Balboa.

En los años 50, se entabló una gran competencia entre el Canal 4, de Pumarejo, y el Canal 6, de los hermanos Mestre. Se disputaban la contratación, en exclusividad, de numerosas primeras figuras internacionales y de nuestra farándula.

Pumarejo, junto con Lolita Berrio, creó la llamada Escuela de Televisión, mediante la cual surgieron muchos valores, que fueron dándose a conocer. Muchos de ellos, llegaron a ser figuras importantes de nuestra radio y televisión como, por ejemplo, José Antonio Ramos (más tarde, y por años, el presentador del programa Nocturno por la Radio Cubana), el personaje del Guajiro de Pijirigua, así como la prometedora Carmen Solar.

El redactor de esta crónica considera que Pumarejo fue un gran promotor cultural pues logró insertar en la pantalla cubana a artistas que aún no gozaban de reconocimiento. Lucho Gatica fue un cantante chileno que Pumarejo trajo a la isla, donde alcanzó notable éxito mientras en su país tenía bajo perfil. Asimismo, contrató a los estadounidenses Liberace y su hermano –pianista y violinista respectivamente–, músicos mexicanos, sobre todo a uno, de apellido Enríquez, que hacía “hablar” el órgano, lo cual causó gran impacto.

Sus programas eran principalmente de participación y posibilitaban la asistencia del público. Además, una de las iniciativas de Pumarejo para captar mayor número de televidentes –lo cual se sabía por las periódicas encuestas– fue crear el llamado Hogar Club. Con él, trataba de reclutar, sobre todo, a amas de casa, ofreciéndoles premios y posibilidades de participación en sus programas, los cuales eran animados por el actor Otto Sirgo.

El empresario hizo, además, propaganda de una marca de chorizos y de la manteca de la marca Swift. El propio director hacía la pregunta a alguien del público, escogido al azar, quien recibía un premio si contestaba correctamente la frase: “En manteca de primera, la primera, es la manteca la primera de Swift”. Muchos se enredaban y no podían decirlo sin equivocarse, surgía la risa de todos hasta que finalmente, alguien lo lograba y, con los aplausos del público, recibía su premio.

Otra idea llevada a cabo por Pumarejo fue instaurar lo que se llamó: Reina por un día. La propuesta consistía en encontrar a alguna mujer pobre y llevarla al programa donde, los diferentes patrocinadores -como parte de su propaganda- decían cuáles eran las marcas de sus producto y les hacían regalos de todo tipo para su hogar: juegos de sala, cuarto y comedor, televisor, lavadora, cocina eléctrica, refrigerador, colchón y otras muchas cosas. De esta forma, las participantes se sentían reinas durante un día por haber tenido la suerte de adquirir tan valiosos obsequios.

Como parte de la expansión de su negocio, Pumarejo inauguró el Sepia Café, Allí se presentaban espectáculos musicales bajo la animación de la polifacética y simpática Carmen Solar, ya reconocida como una excelente adquisición para la televisión. Pumarejo le asignó la tarea de concebir el funcionamiento de las presentaciones que eran televisadas en vivo y lograron gran éxito pues llamaban mucho la atención de la gente sencilla del pueblo.

Patrocinio y publicidad antes de 1959

La publicidad alcanzó los mayores niveles con la televisión. Proliferaron los acompañamientos musicales para los anuncios de todo tipo: automóviles, lavadoras, cocinas, jabones, detergentes, productos de tocador, café, chocolate y un largo etcétera.

Cabe recordar a Consuelo Vidal anunciando el jabón Rina (hay que tener fe, que todo llega); Bellita Borges, el jabón Candado (con la balita premiada en su interior); Yolanda Pujol, el café Tupy; Norma Suárez, las manzanas; Asunción del Peso, el detergente FAB; Manolo Ortega, el detergente ACE (ACE lavando y yo descansando y ACE hace de todo); Dinorah del Real, el jabón Palmolive; Ernesto Galindo, las medias Casino. En fin, sería casi interminable mencionar todo lo que se anunciaba por la televisión.

Para ello, había un numeroso grupo de locutores o animadores. Además de los ya mencionados, estaban, entre otros, Modesto Vázquez, Eusebio Vals, Ibrahím Urbino, Ramón Álvarez Viejo, Pablo Medina, Enrique Goizueta, Agustín Roquefuentes, Manolo Urquiza, Antonio Pera y Enrique Navarrete.

Al igual que las compañías cigarreras, las cerveceras patrocinaban muchos programas, sobre todo, noticieros y deportivos. Cabe mencionar a la cerveza Hatuey (la gran cerveza de Cuba) con su anunciante estrella Manolo Ortega y la modelo Odalys Fuentes; la cerveza Cristal (clara, ligera y sabrosa) anunciada por Eduardo Tristá y la modelo Lupe Véliz (la meneíto); la cerveza Polar, anunciada por Rosendo Rosell.

Con el patrocinio del detergente Lavasol, se presentaba el programa La ciudad de los niños, animado por el padre Testé, quien pedía aportes económicos para construir un centro –lo cual logró— en el poblado de Bejucal, para dar educación a niños desamparados.

Uno de los primeros programas de participación estuvo dedicado a concursantes, quienes debían mencionar las letras necesarias para completar una frase y eran premiados si lo lograban. Este espacio era amenizado por Emma Kramer y un animador de apellido Gaitero.

Además, estaba El palo encebado, patrocinado por el detergente ACE y amenizado por Germán Pinelli, y el Programa de los 64,000 pesos, donde el señor Gutiérrez Macún llegó hasta ganar 32 mil pesos y no se arriesgó a continuar, por temor a perder lo ya ganado.

Otro espacio de participación fue Qué traigo aquí que contabacon tres panelistas, entre ellas, la musicóloga María Álvarez Ríos de Valenzuela y la actriz Marisabel Sáenz.

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