Programas de opinión y otros formatos televisivos para recordar

Entre los programas de opinión que marcaron si paso por la Televisión Cubana debe mencionarse, en primer lugar, Ante la prensa, un espacio transmitido por el Canal 6 y moderado por Jorge Mañach, al que acudían políticos de la época para contestar las agudas preguntas de periodistas como Miguel de Marcos, Rafael Stenger y Luis Navarro.
Igualmente, es meritorio destacar el éxito del espacio Mientras el mundo gira, el cual tenía una característica singular pues, mientras se presentaba, aparecía en la pantalla un globo terráqueo girando. El fraile franciscano Jaime de Aldeaseca, con su sotana y las zapatillas de esa orden religiosa, daba charlas y consejos en el programa atrayendo a muchas féminas de la época que lo esperaban en las afueras del edificio Radiocentro, cual artista de cine, para pedirle autógrafos.
Estaban los programas de comentarios: el de Gómez Wanguemert, sobre asuntos internacionales; el de Raúl Maestri, sobre aspectos económicos; los de Sagebién y Espinet Borges, sobre consejos para la vida. Este último, haciendo poses, introducía una de las patas de sus espejuelos en la boca, mientras miraba fijamente a la cámara; José Pardo Llada y Carlos Lemat hablaban sobre tópicos políticos.
También había programas propagandísticos sobre las supuestas maravillas de la dictadura batistiana, entre ellos, el transmitido diariamente, al mediodía, llamado Por Cuba, donde Otto Meruelo, alabardero del régimen, profería injurias de todo tipo contra los rebeldes alzados en las montañas de Cuba.
Existía un programa dedicado a las mujeres, desde el cual Evangelina de la Llera, –censora de radio, televisión y prensa escrita, cuando se suspendían las garantías constitucionales en el país– hacía propaganda a favor del batistato. Otro propagandista de la dictadura fue Luis Manuel Martínez. Tenía un programa, que se transmitía al mediodía por el Canal 4 de la televisión. Fue objeto de un atentado en la propia estación por un comando del Directorio Revolucionario en el que salió ileso. Uno de los atacantes, el estudiante Guillermo Jiménez, fue herido gravemente en el vientre.
El periódico El Mundo, tenía un programa, al amanecer, en el Canal 2, llamado El Mundo en televisión. Ambos medios eran propiedad del mafioso Amadeo Barletta, quién complementaba los formatos ofreciendo en el espacio televisivo una versión de las noticias y otras secciones de ese diario. El primero de enero de 1959, sus animadores Carlos Lechuga, Nela del Rosario y Eva Rodríguez, con un enorme júbilo, dieron la noticia de la fuga de Batista y el derrocamiento de su dictadura.
La programación deportiva y las transmisiones en vivo
La programación deportiva era amplia. Incluía los juegos de béisbol del campeonato nacional, lucha libre, boxeo, jai alai y otras manifestaciones deportivas.
El narrador de los juegos de pelota por el Canal 6 fue Gabino Delgado y los comentaristas eran Jess Lozada y Rubén Rodríguez (también excelente compositor).
Los viernes por la noche se transmitían los combates de lucha libre que eran un furor. Con sus actuaciones acaparaban la atención del público El Chiclayano, Ray Tatú y, sobre todo, La Amenaza Roja. Este último siempre aparecía con una máscara, que le cubría el rostro. Hacía trampas a sus competidores, que trataban infructuosamente de quitarle la máscara.
Las peleas de boxeo también se transmitían, casi siempre los sábados por la noche. Fueron antológicos los encuentros entre Ciro Moracén y Puppy García. Este, casi siempre, recibía heridas en sus sensibles arcos superciliares, algo que sus contrincantes trataban de producirle para que tuviera que abandonar, por decisión médica, el combate.
Con un alarde técnico para la época, se transmitió el juego decisivo de uno de los campeonatos de las grandes ligas de béisbol de Estados Unidos. La grabación de las imágenes de las primeras cuatro entradas eran filmadas y enviadas, de inmediato, a un avión que las captaba en el vuelo permanente entre La Florida y La Habana. Ese avión, rápidamente, aterrizaba en el aeropuerto de la capital cubana.
En un gran show publicitario, que se televisaba en vivo. Desde el aeropuerto, un carro, con las latas que contenían las cintas grabadas –escoltado por motocicletas de la policía, que le abría paso libre a lo largo de la Avenida de Rancho Boyeros y paralizaba el tránsito– llegaba a Radiocentro.
Un hombre, se bajaba del carro y corriendo con las latas bajo el brazo, se dirigía hacia donde era esperado para transmitir esas grabaciones de inmediato, por el Canal 6 de la televisión. Al finalizar esa proyección, ya habían llegado, en un proceso similar, las grabaciones de la parte intermedia y final del partido, que también eran transmitidas.
De manera similar se proyectó, en 1952, la coronación de la reina Isabel II del Reino Unido. También se envió la primera parte de la ceremonia utilizando un procedimiento similar al anterior. Al finalizar la proyección de la primera etapa del evento, se continuó con la segunda. La transmisión, que quien escribe esta crónica vio completamente por el Canal 6, finalizó a las tres de la madrugada, hora de Cuba.