18 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Para quedarse en casa

Durante este verano la tv propone múltiples opciones en beneficio del gusto, el interés y el entretenimiento de los públicos diversos
Omara Portuondo

Omara Portuondo

Un amplio, diverso, a veces controvertido universo de temas, contenidos, soluciones formales, circula por disímiles corrientes subterráneas, forma parte del desafío que la comunicación plantea tanto a la sociedad como a los sistemas educativo y cultural.

La conjunción de pantallas, ordenadores, video juegos, familiarizan a las personas con diferentes modos digitales de acercarse al mundo, a lo cual se añade la conciencia de pertenecer a una región más amplia que al país propio.

En contraposición a dicho orden desbocado, en nuestro país los programas institucionales de difusión masiva de la cultura privilegian proyectos para motivar la apreciación de códigos novedosos y el establecimiento de jerarquías artísticas.

Los valores estéticos son una práctica den la TV Cubana de servicio público, que se dirige al ciudadano; su esencia integradora propicia activar las inteligencias lectoras con lecturas, conciertos, presentaciones discográficas y puestas fílmicas.

Las complejidades de este verano no han impedido colocar en la pantalla grandes series, relatos históricos, sugerencias de títulos literarios, video clips y telefilmes producidos en Cuba.

Cada individuo acumula un conocimiento objetivo de las cosas, pero también significaciones afectivas de ellas, todas, en su conjunto, se unen en el descifrado de mensajes y se modifican en el contexto en que se producen bajo la influencia de los estados emocionales transitorios del sujeto.

Al otro lado del espejo, los públicos aspiran a reconocerse. El consumo cultural es apropiación, recepción y uso. Los programas televisuales tienen valores agregados. Por ejemplo, uno de participación entretiene, a la vez aporta saberes. Lo demuestra La liga juvenil de la neurona (Cubavisión, viernes, 5: 30 pm.).

La amplia y acuciosa mirada del Canal Clave con respecto a las músicas, sí, en plural, es un acierto, pues influye en la formación del gusto, en el conocimiento de géneros, formatos, estilos, composiciones e intérpretes poco promocionados en el resto de la programación o por los menos no tanto como lo merecen.

Lo constató el homenaje a Tata Güines (1930-2008) en el aniversario 90 de su natalicio durante el reciente primer Festival Cuba Rumba Tata Güines In Memoriam. Mediante Instagram, Facebook y en el referido canal se recordó al inolvidable Rey del Tambor. De igual modo, Omara Portuondo es una figura obligada en los espacios musicales por el talento y el magisterio de su quehacer.

Las velocidades de la información y el audiovisual instauran instauran nuevas experiencias desde el hogar, donde audiencias de diferentes edades, sexos, con disímiles preferencias e intereses, comparten nuevos modos de estar juntos.

Hacer televisión en una época en que somos a la vez espectadores, audiencias musicales, internautas, lectores, requiere una visión antropológica, pues la cultura no es un conjunto de bienes, como los libros y las obras de arte, tiene que ver con la dimensión significante activa en las prácticas sociales.

En este sentido se proyectaron varios acuerdos de la Comisión Protección Social de la Cultura en el IX congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, celebrado en junio de 2019, entre ellos se destacó: “Insistir en la necesidad de rescatar y preservar el patrimonio documental y participar de un modo mucho más activo en las tareas del programa estatal relacionado con la Memoria Histórica. No podemos olvidar el más amplio espectro de nuestros valores patrimoniales, que van desde la música hasta la imagen, desde el documento hasta la oralidad, ni tan poco el enlace entre los valores locales, regionales, nacionales y universales”.

Los telecentros y varios espacios: Bravo (Canal Educativo, lunes, 9:00 p.m.) y La danza eterna (CE. domingo, 9:00 p.m.) privilegian dichas prioridades en el período estival para motivar que los públicos se queden en casa.

Estos tiempos de distanciamiento físico por el bien social exigen estrategias comunicativas, las cuales contribuyan al disfrute de una manera formativa; lograrlo requiere la participación integral de los equipos creativos, el mejor producto de nada vale si no cautiva a los públicos. Pensemos en esto.

             Consagrados y jóvenes percusionistas reconocen en Tata Güines un referente imprescindible.
   La Novia del Filin, Omara Portuondo, es un baluarte de la cultura cubana.
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