Argelio Santiesban: nunca el adiós
El pasado martes 26 de noviembre falleció en La Habana a los 79 años de edad, el escritor, periodista, profesor, guionista y lingüista Argelio Santiesteban; una de esas personas a quienes la cultura cubana, nunca puede despedir con un adiós.
Al día siguiente miércoles 27, lo informó en sus redes la emisora Radio Progreso, donde durante décadas hizo gran parte de su vida profesional, estableció fuertes vínculos afectivo-emocionales y mantenía espacios fijos: creó secciones especializadas, sobre todo en el Noticiero Cultural Epigramas, y grabó mucho sus últimos meses voluntario para el espacio Juntos al mediodía que se ha seguido trasmitiendo, programado hasta finalizar este año 2024, según Teodoro Herrera Acosta, jefe editor del sitio web de esta emisora.
Nacido en 1945 en Banes (actualmente provincia Holguín, entonces simplemente Oriente), citaba aquel Banes como “hervidero de cultura” donde en los años 50 se publicaba la revista de arte Portada que tan bien valoraba; hijo de un hombre cultivado líder masón y de su religión y combatiente anti-batistiano, era aún un adolescente cuando alfabetizó como brigadista Conrado Benítez en la Sierra Maestra; elaboraba guiones de multimedia y campañas publicitarias, y desde los años 60 hasta su muerte mantuvo espacios en revistas, periódicos y publicaciones electrónicas principalmente de perfil cultural, así como en radio y televisión.
Madurando su formación profesional
Fue miembro fundador de la Brigada Artística Hermanos Saíz en el año 1963 (y luego de la Asociación de Lingüistas de Cuba), década en la que estuvo entre los creadores de la Televisión Educativa en Cuba, y trabajó para el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap) en una serie de campañas de prensa en defensa de la nación. Co-realizó un gran número de video-documentales exhibidos en Cuba y en canales de otros países, y fue co-fundador de los programas de televisión Puntos de vista y Entre libros.
Colaboró en diversas publicaciones como Mella, el semanario Trabajadores, la revista Revolución y Cultura, DDT, Granma Internacional, El Caimán Barbudo, La Gaceta de Cuba, el sitio web de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac, de la que era miembro), segmentos en Radio Reloj, Cubahora, Cubaperiodistas, así como en On Cuba News, cuya edición del 28 de noviembre (a dos días de su deceso), lo calificó de “conocimiento enciclopédico, escritura afinada y un mordaz sentido del humor”; y en el diario Juventud Rebelde, donde tuvo sección fija dominical en dos ocasiones. Ganó premios y menciones en los concursos de Periodismo Científico Fernando Ortiz, el de Humorismo Marcos Behmaras, la Medalla Primero de Mayo de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), en el Festival de la Radio, y otros.
Junto a Héctor Zumbado y Oscar Cuesta, fue de los creadores de la revista Sol y Son, de Cubana de Aviación. Fue redactor de la publicación universitaria Alma Máter, y tuvo una columna fija en el ya desaparecido El Mundo. Perteneció al equipo de reportajes especiales de la revista Bohemia, y al staff en La Habana de la antiquísima y tradicional agencia noticiosa Reuters cuya sede radica en Londres, Reino Unido de Gran Bretaña.
Desde y hacia la cultura popular cubana
Graduado de la Escuela Nacional de Cuadros del Ministerio de Educación fue profesor durante unos 20 años, y su libro El habla popular cubana de hoy, concebido como un diccionario, tuvo tres ediciones (1982, 1985 y 1997) y ya se preparaba una cuarta cuando murió; es una compilación de registros orales rara vez reflejados en los medios oficiales pero muy extendidos en calles y hogares, que tan curiosos le resultaban, y emanabam de las múltiples experiencias vitales y de sumergirse constantemente en los giros orales que oía en los campos y ciudades cubanas: Banes; La Habana (donde vivió más de 60 años); la Sierra Maestra, que consideró una “provincia lingüística aparte”, y durante un lustro fue profesor de homicidas en el Castillo del Príncipe con su jerga de “la mala vida habanera” como diría Fernando Ortiz.
En esta obra reflejó con saber y picardía los registros y giros del habla cotidiana en Cuba, por lo que recibió en el Palacio del Segundo Cabo en su primera edición, junto a Nicolás Guillén, Eliseo Diego y Tomás Gutiérrez Alea, el Premio Nacional de la Crítica (1983) que empezó a otorgar entonces el Ministerio de Cultura de la República de Cuba, por un prestigioso jurado presidido por José Antonio Portuondo e integrado además por Julio Le Riverend, Leonardo Acosta, Abel Prieto Jiménez y Manuel Moreno Fraginals, quien al darle el premio lo condecoró más aún al oído: “persevere, siga forjando las cosas como yo (…) está haciendo labor de hormiga”, según se sabe por Jesús Dueñas Becerra (en 2024, diciembre 3, en el sitio cubaliteraria), en su artículo cuyo título obtiene de la entrevista que le había aplicado, confesión con la firma de Argelio: “amo la radio y el buen decir”
Luego, Argelio invitaría a hurgar en la familia, la escuela y otras múltiples causas posibles para entender el deterioro del habla en Cuba, aun sin que considere un estudio serio científico (coincido, aunque sin limitar la cientificidad a las estadísticas) sobre este fenómeno, y muy poco o muy mal hacen los medios al respecto y estamos “analfabetizando”; ejemplifica su fina ironía, que achacó a una “fijación frutal” la emisora que cambió Saramago por Saramango y Cirules por Cirueles.
Otras publicaciones y emisoras
Entre los otros libros que publicó, en su mayoría dedicados a la historia y al folklore cubanos, se destacan Uno y el mismo (1984: folklore cubano comparado, con una segunda edición en el año 2013); Picardía cubiche (1994, sobre humor popular; “cubicherías: nombres cubanos, como en cajón de sastre”); Anécdotas de Cuba (1999), y Cuando el pueblo jugó a ser Papá Dios. Bojeo a la toponimia cubana (2011); además, se desempeñó en la divulgación científica, con los textos Qué es la Química y Qué es el petróleo, ambos de la serie Cuadernos Populares del Instituto Cubano del Libro (1969), y fue Jefe de Prensa de la Sociedad Cubana de Geografía.
Su texto Vericuetos del idioma, un libro que nació en la radio (editorial En Vivo, del Instituto Cubano de Radio y Televisión, Icrt), fue presentado el miércoles 22 de mayo de 2024 por el Dr. Fernando Rodríguez Sosa en la librería Fayad Jamís; era una selección de sus textos que escribía para la sección homónima del programa Epigramas en Radio Progreso. Entonces, Luis Sexto lo describió “cultísimo sin pujos, sabio con humildad”. Escribía también para publicaciones de la agencia Prensa Latina, y más de una vez intervino valientemente en agudas y difíciles polémicas de la problemática cubana.
Así hablamos en Radio Taíno, “La FM de Cuba”
La serie Así hablamos son obras cada una de un minuto de cambio en Radio Taíno “La FM de Cuba” (como se promueve internacionalmente), a partir de su diccionario de Cubanismos de Argelio Santiesteban, que él escribía personalmente para esta emisora. Por solo citar un ejemplo entre tantísimos más, gracias a esta serie comprendemos que el popular “me llevan pa´ la loma” se refería a la cárcel, porque durante décadas, la prisión capitalina radicó en el Castillo del Príncipe, en lo alto de la antigua loma de Aróstegui.
Iniciaba la década finisecular, y Víctor Hugo Aguilar no pudo ese día (luego sí lo retomó y lo ha mantenido), por lo que el entonces aún novel y hoy director de radio y de televisión y Vicepresidente Primero de la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la Uneac (entre otras labores) Bruno Suárez Romero, editó la presentación y despedida (1992-1993) de Así hablamos; estaban Lourdes Peñones (directora ya fallecida) y Belkis Manfugás, y Santiago Arias le llevó a Bruno la cinta de Pedro Luis Ferrer Montes con su guaracha Como me gusta hablal” español. La voz de la serie era de Frank González y a su muerte, lo sustituyó Iván Pérez; aún ambos se escuchan en Canal Habana, obra del productor y realizador Liuvar Losada Hernández.
Otras últimas obras y proyectos
En entrevista que mucho se le agradece, Bruno lo remeda compartiendo afable con periodistas amigos como Freddy Moros y el ya fallecido Ariel Larramendi en el bar de la Unión de Periodistas de Cuba –Upec- en calle 23 esquina a I, y el de la Uneac en 17 y H, ambos en El Vedado, y narra que Argelio le había propuesto en los últimos días un proyecto de sumo interés, pero que la muerte impidió, igual que frustró la Cronología de Cuba en la que el propio Argelio confesó entonces al común amigo y colega Dueñas (2024) que llevaba más de medio siglo trabajando, y que más allá de la historia política, incluía su cotidianidad: qué se come, se viste, se tararea…
También Jorge Alberto Piñero (Jape; Juventud Rebelde, 2024, sábado 7 de diciembre, en Argelio Santiesteban: otro gran amigo se nos va), recordó que hacía solo unos meses que gracias a la sección “Los Regañones” de dicho diario, había rescatado a Argelio para volver a colaborar en las páginas del DDT (para lo que rápidamente aportó algunos textos) y lo llamó “imprescindible de la cultura nacional” e “incondicional quijote protector del idioma”, uno de los que más defendían “el buen decir, el buen hablar cubano, en todos los tiempos (…) Incansable estudioso, investigador y maestro del lenguaje, que tuvo a bien utilizar el humor como eficaz herramienta trasmisora del conocimiento (…) nuestro querido amigo Argelio, quien seguirá siendo el distinguido colaborador de las páginas del dedeté, que siempre se honrará con su legado”.
De sus enseñanzas más recientes, siempre eternas
En una sus últimas entrevistas, Argelio Santiesteban alertaba a los jóvenes contra el protagonismo y les sugería “que se ganen el respeto de la gente con el estudio sin límite ni cordura los 366 días del año (…), si es bisiesto” (Dueñas, 2024; On Cuba)