28 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Desafíos y expectativas

Miradas a estrategias de promoción en los medios audiovisuales
Rosalía Arnáez

Como parte de los nuevos modos de construcción y ejercicio ciudadano, el consumo participativo televisual forma parte del proceso de enseñanza-aprendizaje, demanda reflexiones, formación integral que le dé fundamento histórico y cultural al conocimiento de las tecnologías más avanzadas.

La adquisición de hábitos culturales desde edades tempranas influye en el ver/descubrir lo valioso durante la vida, pues la información ya no transita en un solo sentido, la lógica que caracteriza la relación entre los medios y los espectadores es cada vez más circular, por eso se requiere el adiestramiento en la lectura de las puestas televisuales.

Sin duda, el audiovisual ha cambiado los hábitos de comunicación y aprendizaje. La participación interactiva propicia la autoevaluación de cada persona en términos culturales, de inteligencia, refuerza su autoestima, modifica actitudes opiniones, motiva la necesidad cognoscitiva, deviene elemento de consolidación de convicciones y principios.

En estos sentidos influyen programas del Canal Educativo diseñados con el fin de cautivar a las mayorías, por ejemplo Escriba y Lea (miércoles, 8:30 p.m.), América en la Casa, (martes, 8:30 p.m.), Cápsulas del diccionario de la música (jueves, 7:25 p.m.) y Para leer mañana (sábado, 6:30 p.m.).

De igual modo, estimulan el goce, los espacios, Hábitat (CE/2, viernes, 6:30 p.m.), Entre cuentos y leyendas (CE/2, sábado, 6:00 p.m.) y El selecto club de la neurona intranquila (Cubavisión, viernes, 8:30 p.m.).

Apreciar el valor de un libro, escuchar a notables intérpretes de la música elaborada, contribuye a formar el gusto, nutrir la espiritualidad y la cultura general.

Las estrategias de promoción de los canales y los realizadores de dichas propuestas son conscientes de un asunto esencial: no se trata de esperar que la educación de la mirada provenga de una instrucción pensada por otros, sino de un proceso de autoaprendizaje y exploración, el cual requiere autonomía, capacidad del intelecto individual.

Tampoco perdamos de vista que la transmisión de actitudes y normas de conducta están implícitas en relatos ficcionales concebidos para transmitir el entretenimiento de forma productiva. La tecnología remite a disímiles audacias formales, pero la capacidad de reconocer la facultad imaginativa, el ingenio dramatúrgico, la interpretación actoral, de ningún modo es privativa de artefactos sofisticados o una época.

De acuerdo con Umberto Eco: “la realidad siempre es imaginaria”. El consumo fragmentado se extiende por la red, la niñez y los más jóvenes no demandan relatos extensos, sino partes o secciones que les motiven a enlazar elementos similares a gustos establecidos mediante los procesos de recepción.

Disímiles historias colocan en escena dramas humanos, su fuerza reside en contextos, angustias, separaciones y en el trabajo actoral al asumir conflictos e intimidades ajenas.

En algunas imágenes subyacen cadenas flotantes de significados, la reafirmación de poder. Es fundamental la participación del espectador para comprender mensajes, los cuales interpelan al consumidor ante la pantalla, ver es más que mirar.

Desafíos y expectativas pululan por doquier. La crisis del mundo contamina a diario. Mediante los códigos de la educación y la cultura se pueden descifrar la expansión de las industrias del entretenimiento, los modos de enunciación, las nuevas formas de subjetividad instauradas en el ciberespacio, las puestas electrónicas, los videojuegos.

Difundir las producciones nacionales de calidad influye en el saber y la sensibilidad de los públicos interesados en la apropiación de significados, construcciones de identidades e imaginarios con una dimensión humanista, enaltecedora.

Estos ejes temáticos serán abordados en el próximo evento teórico Caracol que convoca este 2018 la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, a celebrarse en octubre en la sala Villena, donde académicos, creadores, directivos, dialogarán sobre la importancia de nuestros medios de comunicación públicos.

Según ha reconocido Rosalía Arnáez, presidente de dicha Asociación, “el diálogo y los intercambios de diálogos, beneficiarán la labor creativa de todos”. Desde nuestra televisión pública se puede contribuir al conocimiento de auténticos procesos culturales que motiven la participación, el cultivo de los valores éticos y estéticos.

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