28 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

El 15 de diciembre la emisora celebró un nuevo aniversario

En un intento por recordar hitos inabarcables en el quehacer de Progreso, vale mencionar que las voces de los más importantes artistas, narradores, periodistas y locutores se han escuchado por su frecuencia radial, y la calidad de sus transmisiones, cuando toda la programación se hacía en vivo, ha quedado de forma indeleble en la historia de la Radio Cubana.

Benny Moré y su Banda Gigante en el estudio

Son inolvidables las presentaciones de Benny Moré y su Banda Gigante en el estudio que hoy lleva su nombre, se recuerdan aún las novelas que concitaron y continúan hoy conquistando la preferencia de los oyentes a todo lo largo y ancho del país, y sin ser chovinistas, más allá de nuestros mares.

Progreso, que nació con la impronta de los programas musicales, fue la casa de la Orquesta Aragón en los años 50, tuvo en sus estudios además, entre 1961 y 1963, a orquestas dirigidas por los maestros Rodrigo Prats, Adolfo Guzmán y Mario Romeu, como muestra de que la música cubana siempre ha estado presente en la programación de esta emisora.

Han pasado por la cabina de esta planta personalidades relevantes de nuestra radio nacional como Alberto Luberta, fundador de Alegrías de Sobremesa, Premio Nacional de la Radio y Premio Nacional de Humorismo, y Julio Batista, narrador, actor y periodista, quien ha mantenido desde 1990 el programa Nuestro José Martí. Vale también mencionar a los grandes como Carmen Solar, Manuel Andrés Mazorra, Aurora Basnuevo, Iván Pérez, Domínguez Sosa, Guille Vilar y Lilia Rosa López.

Muchos de sus programas ya han hecho historia en la Radio Cubana, después de décadas de mantenerse al aire. Es el caso de los espacios Alegrías de Sobremesa, Por nuestros campos y ciudades, Discoteca popular, Discoteca del ayer, La novela de las dos, Nocturno y Juventud 2000. Todos estos, programas con una marcada responsabilidad y contenido cultural en sus mensajes durante años.

Lo más importante radica en que la Onda de la Alegría no es una octogenaria que se ha quedado a la antigua. Va a la par de su tiempo. Para muchos deviene tradicional por su amplia programación, pero en el gusto va con los tiempos que vivimos. Llega a sus 86 años con la pasión de seguir estando junto a la familia cubana.

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