Impronta del historiador en la radio y la televisión
Hace un año atrás dijimos adiós a uno de los hombres más preclaros de la antigua villa de San Cristóbal: el doctor Eusebio Leal Spengler (La Habana, 11 de septiembre de 1942–31 de julio de 2020), quien comenzó a trabajar en el gobierno municipal a los 16 años sin haber alcanzado el sexto grado de instrucción.
Se preparó bajo la égida del entonces Historiador de la Ciudad, Emilio Roig de Leuchsering y logró ingresar en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, donde se graduó de la Licenciatura en Historia en 1979.
No imaginaba entonces el futuro doctor en Ciencias Históricas y maestro en Ciencias Arqueológicas y en Estudios sobre América Latina y el Caribe, que años después ocuparía los cargos de Historiador de la Ciudad y director del Programa de Restauración del Patrimonio de la Humanidad.
Los que tuvimos el privilegio de estar cerca de él siempre recordaremos cómo este prolífico intelectual, político, ensayista, investigador y orador nos hacía vibrar de emoción cuando hablaba de la urbe a la que dedicó hasta sus últimas energías.
Con su verbo encendido conquistó las ondas del éter. Fue el periodista Orlando Castellanos, fundador de Radio Habana Cuba, quien sugirió llamar Andar La Habana al espacio donde Leal Spengler comparecía con sus intervenciones radiales.
De allí el historiador llegó a la televisión, en 1985, a un programa de igual nombre, con 27 minutos de duración, dirigido por Arístides Estévez, donde Eusebio nos invitaba a caminar por calles y plazas, a conocer sobre los orígenes de antiguas casonas coloniales, iglesias, conventos, fortalezas y museos.
Siete años después, Con Teresa Ordoqui, una realizadora que provenía del mundo cinematográfico, Andar La Habana adquirió una nueva dimensión y un alto vuelo artístico.
La nueva directora solicitó a dos cantautores sendos temas para la presentación y despedida del espacio semanal, que tendría aproximadamente trece minutos de duración. En febrero de 1992, Gerardo Alfonso compuso el clásico Sábanas blancas e Ireno García la canción que lleva el nombre del programa.
Así se fue conformando una serie monotemática, de inestimable valor documental y visual, donde un hombre carismático, que siempre vestía de gris, hacía gala de un magisterio prodigioso, así como de profundos conocimientos sobre historia y patrimonio material e inmaterial de un sitio declarado por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad, en 1982.
Todos los habitantes de San Cristóbal debemos sentirnos bendecidos por haber contado con la sapiencia de un hombre que ha logrado devolverle a la parte más antigua de la capital el valor de sus símbolos, sus leyendas y la belleza de su arquitectura colonial.
Como bien ha apuntado la periodista Magda Resik, directora de Habana Radio: “Andar La Habana es, por derecho propio, un programa testimonio de esa epopeya salvadora emprendida por Leal, para hacer perdurar todo aquello que nos distingue y define, lo que nos une a pesar de singularidades y diferencias”.
Gracias al liderazgo visionario de uno de los hijos más ilustres de la noble Habana,
nació el 28 de enero de 1999, hace ya veintiún años, la emisora que se conoce como La Voz del Patrimonio Cubano.
Desde el edificio de la Lonja del Comercio, Habana Radio transmite una programación de carácter cultural donde no faltan espacios para la orientación sicológica y social.
Otros están dirigidos a la tercera edad o a la infancia. Para la pubertad es Contigo somos más y Cultura entre las manos tiene como destinataria a la comunidad sorda. Por su parte, Ciudad Viva es un espacio de opinión, con estilo participativo que recoge criterios de expertos y de la ciudadía sobre diversos temas a debatir.
“De manera que el rescate del patrimonio no es solo la piedra, la arquitectura, la historia sino el acceso al bienestar, la democratización de la vida urbana en la Oficina del Historiador”, advierte al respecto la sociológa Mayra Espina.
Hoy Habana Radio cuenta además con una productora de audiovisuales para dejar testimonio de toda la transformación que va sufriendo el entorno, constituir un archivo de la memoria, producir viñetas, cápsulas sobre lugares emblemáticos de la ciudad e informaciones para el Sistema Informativo de la Televisión Cubana.
Eusebio fue un hombre adelantado a su tiempo. Bien temprano comprendió la importancia de los medios para comunicar el patrimonio. A él se debe la creación de la revista Opus Habana, de la Editorial Boloña, el Programa cultural de la Oficina (actualmente en formato PDF y tabloide) y la creación también del programa cultural Rutas y Andares, que este verano invade los sitios de redes sociales de los Museos que pertenecen a la Oficina.
Por otra parte, todavía se recuerdan sus conferencias magistrales en varias emisiones especiales de la Mesa Redonda donde disertó sobre el Diez de Octubre, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, o el fusilamiento de los estudiantes de Medicina, acaecido el 27 de noviembre de 1871.
El eterno historiador de La Habana dejó para las futuras generaciones el siguiente mensaje:
“Yo no aspiro a nada, no aspiro ni siquiera a eso que llaman la posteridad; yo no aspiro a nada, yo solo aspiro a haber sido útil. Y le pido perdón a todos aquellos que, a lo largo de la vida, en la búsqueda necesaria de lo que creí mi verdad, pude haber ofendido, y a mis propios errores que cometí con la pasión juvenil en que todo hombre y todo pueblo buscas sus propios caminos. Yo creo que al final lo encontré, y que esa luz que veo ahora, ahí, en medio de las tinieblas del ocaso, es finalmente el camino”.