Los medios y la música cubana: una relación indisoluble
Sin lugar a dudas, la aparición de la radio en Cuba en 1922 fue uno de los hechos más relevantes que despertaron esperanzas y expectativas en la vida cultural del país, en especial este suceso favoreció el desarrollo y consumo popular de la música.
Esta nación tuvo el privilegio de ser la pionera en América Latina, pues contó con la primera planta radial instalada en el Caribe, y constituyó desde sus inicios un importante difusor del desarrollo de las sonoridades cubanas.
La primera trasmisión de PWX se produjo el 10 de octubre de 1922, es considerada oficialmente como el inicio de la radiodifusión en Cuba. La estación 2LC adquirió las iniciales de su dueño, en ese entones, Luis Casas Rodríguez.
Las trasmisiones reflejaron siempre el desempeño de destacados intérpretes y relevantes orquestas del país, que contribuyeron con su arte a enriquecer este preciado tesoro de la cultura cubana.
Poco después aparecieron los primeros radiorreceptores, que contribuyeron al desarrollo de los medios de comunicación.
Otro evento de gran relevancia tuvo lugar aproximadamente 28 años después, en 1950, cuando la televisión hizo su entrada como parte del entramado comunicativo nacional.
Cabe resaltar que en el noble empeño de desarrollar la cultura cubana se destacaron en los medios radial y televisivo figuras como Esther Borja, Ernesto Lecuona, Sindo Garay, Gonzalo Roy, Miguel Matamoros, Alejandro García Caturla y otros
También sobresalieron artistas no relacionados directamente con la música, como el actor Argelio García (Chaflán), quien se dio a la tarea de promover desde incipiente medio de comunicación audiovisual desde una perspectiva humorística.
Por otra parte, el compositor Miguel Campanioni, director del trío Pensamientos, fue el primer protagonista espirituano de un programa de la televisión nacional.
Rafael Lay: ejemplo de la simbiosis música-medios
Rafael Lay Apesteguia, violinista, compositor, arreglista, profesor y director de orquesta, nacido en Cienfuegos el 17 de agosto de 1827, inició su carrera artística de la mano de la profesora de violín Sara López Torres, para ampliar posteriormente sus conocimientos con los profesores Félix Guerrero, Lola Torres Alfredo Diez Nieto, Carlos Farías, entre otros especialistas.
En 1940, con 13 años de edad, comenzó como violinista en la orquesta Rítmica Aragón. Y en 1950 se graduó en la Academia Municipal de Bellas Artes, en Cienfuegos. Allí obtuvo un título que lo acreditó como profesor de Teoría y Solfeo.
Al producirse en 1948 la lamentable pérdida física del músico Orestes Aragón Cantero, fundador de la Rítmica Aragón, Rafael Lay comenzó a dirigir la orquesta e inició una vertiginosa carrera profesional, que se mantuvo en constante ascenso.
Él sabía que el camino al triunfo conducía irremediablemente hacia la capital. Por tanto, decidió establecerse en La Habana, donde el éxito le sonrió luego de muchos avatares.
A mediados de los años 50 la orquesta debutó en el programa El Show del mediodía, del Canal 6 CMQ Televisión, conducido por el presentador Germán Pinelli.
Debido a la popularidad de la Orquesta Aragón, fue convocada en 1955 para debutar en Radio Progreso. Allí amenizó el programa Ritmo de Cristal, y posteriormente se presentó en el espacio Alegrías de sobremesa. Dada la gestión del realizador Alberto Luberta, la Orquesta Aragón fue considerado colectivo exclusivo de La Onda de la Alegría.
En 1966 Radio Progreso decidió asignarle a la orquesta su propio programa radial, denominado Su Programa Dominical con la Orquesta Aragón.
Los programas estelares de televisión durante esos años, como El Show de Arau, Álbum Philips, Noche Cubana, Casino de la Alegría, Música y Estrellas y Jueves de Partagás, comenzaron a solicitar la presencia de Lay y la orquesta.
En su amplio quehacer musical Rafael figuró como violín concertino en el concierto en sol menor Opus 25, respaldado por la orquesta Popular de Conciertos Gonzalo Roy. El instrumentista conquistó atril en la ejecución de la sinfonía número ocho en Fa mayor Opus 93, de Beethoven, acontecimiento que tuvo como escenario el Teatro Amadeo Roldán.
Entre sus grandes aportes al desarrollo musical cubano, está su atención a los formatos de charangas, por la cual comenzaron a nombrarlo el “Padre de las Charangas”.
Lay tiene a su haber la creación de la Camerata Brindis de Salas, y fue un distinguido compositor y artista exclusivo de la RCA Víctor. Esta disquera le otorgó el Disco de Oro de Simpatía de la Compañía. Otros títulos que quedaron para la posteridad, fueron grabados en LP por la Panart, y el sello cubano Areíto, de la Empresa de Ediciones y Grabaciones Musicales (Egrem).
Por su prestigio musical y personal fue nombrado asesor musical del Ministro de Cultura y recibió diversos reconocimientos y condecoraciones, entre ellos, la Distinción por la Cultura Nacional.
El 13 de agosto de 1982 se produjo su desaparición física, lo que representó una significativa pérdida para la cultura cubana.
Sobre esta sensible pérdida, Julio García Espinosa destacó: “Hay artistas que pasan a la posteridad por su maestría, y Rafael Lay vivirá siempre entre nosotros”.