8 de diciembre de 2024

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María de los Ángeles Santana: La Primera

Breve reseña de la exitosa carrera de una actriz excepcional de la radio y la TV cubanas
María de los Ángeles Santana

María de los Ángeles Santana

Según apunta la investigadora Josefa Bracero, María de los Ángeles Santana fue el primer rostro de una actriz cubana que registraba una pantalla de televisión, mucho antes de inaugurarse la primera planta oficial de TV en Cuba. Eso se efectuó en circuito cerrado, solo para los asistentes al espectáculo en vivo.

Aquello fue como una “Televisión show”, junto a María de los Ángeles, tomaron parte la Orquesta de Los Hermanos Palau, al igual que otros invitados nacionales y extranjeros.

Era lógico que la Santana fuera seleccionada para tan grande honor, era ya una verdadera artista seleccionada entre las figuras de Cuba, donde abundaban fabulosas personalidades.

María de los Ángeles estaba muy cerca de Ernesto Lecuona, especie de gurú de los grandes musicales cubanos. Muy reclamada por Adolfo Guzmán y Eliseo Grenet, que la consideraba “verdadera reina”.

Se presentaba en los mejores escenarios y las más resonantes obras del musical. Estaba alternando con figuras como Marta Pérez, Mercedes Pérez Cairo, Iris Burguet y se presentaba en el teatro Warner, El Nacional, el Martí, en los rutilantes escenarios de Cuba e internacionales.

En aquellos momentos era una verdadera estrella, tanto así que el especialista del espectáculo, Mario Cabré, expresaba: “Cuba podrá tener muchas obras de arte, pero ninguna como María de los Ángeles Santana”.

Desde 1948 ya era designada como la Reina Nacional de la Radio, coronada nada menos que por Elizabeth del Río. Es precisamente por ese motivo que la diva fue escogida como el primer rostro de la prometedora Televisión Cubana.

En esa etapa participaba con un personaje llamado “Carmita”, en una reposición de la obra de Rodrigo Prats y Agustín Rodríguez: “Amalia Batista”, joya del teatro lírico que protagonizaba Marta Pérez y el tenor Francisco Naya “Panchito”, en el Teatro Nacional (actual Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso).

En esa reposición se estaba brindando un homenaje a los autores de esta zarzuela, el director de orquesta Rodrigo Prats y Agustín Rodríguez en la dirección escénica.

Como dato especial debemos saber que en esta obra también trabajaron Alberto Garrido y Federico Piñeiro, Enrique Santisteban, Alicia Rico, Candita Quintana, Rolando Ochoa y Lolita Berrío.

La Santana estaba como la vedette predilecta del teatro Martí, escenario de los grandes éxitos musicales.
La inauguración de la Televisión Cubana aconteció el 24 de octubre de 1950, de forma algo artesanal por la Unión Radio Televisión, Canal 4, desde los improvisados estudios de la residencia de Gaspar Pumarejo, en Mazón y San Miguel, actual Canal Habana, al costado de la Universidad de La Habana.

Pues bien, después de este éxito en la Televisión Cubana, recibe un soberano homenaje en el Teatro Martí.

Participaron José Sánchez Arcilla, Enrique Santisteban, Maritza Rosales, Mario Martínez Casado, Bola de Nieve, Mimí Cal, Candita Quintana, Orlando de la Rosa, Alicia Rico y Maruja González.

Fue contratada el 7 de enero de 1951 para actuar en Madrid, donde la recibieron como una gran figura cubana; allí la catalogaron como la Estrella de América.

A finales de la década de 1950, La Santana encarna a la vedette Margot Baron, en el teatro Campoamor. Se presenta en un programa de Ernesto Lecuona en Tele Mundo, junto a Rosa Elena Miró.

La llevan al Bar Melódico de Osvaldo Farrés, en una despedida de viaje al exterior.

En la década de 1970 participa en teatro ICR junto a Nilda Collado en la obra Ana Karenina y en el popular espacio de San Nicolás del Peladero, con el personaje lleno de matices de la señora en la alcaldesa Doña Remigia, junto a su pareja Enrique Santisteban.

En la etapa final la recordamos en aquel papel junto a Armando Soler, Los abuelos se revelan, un tema de amor otoñal. El periodista Fajardo dedicó en 2013 a La Santana un enjundioso libro titulado: Yo seré la tentación.

Como dice una canción popular: “Hay que recordar”, porque siempre volvemos a la memoria, un pueblo sin memoria no puede tener porvenir, dijo una vez Oscar Wilde.

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