29 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Reino de lo intangible

El maestro Roberto Valera

El maestro Roberto Valera, artista y pedagogo consagrado, al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional.

En las narrativas audiovisuales, los cambios tecnológicos repercuten en lenguajes que forman parte de la producción social de sentido. Estos elementos deben ser pensados por guionistas, directores, todos los implicados en la puesta. Privilegiar contenidos sin la debida atención a cómo se organiza el relato afecta la estética del producto comunicativo.

Cada espacio exige un sistema de pensamiento visual, los públicos heterogéneos, participativos, son expuestos a miradas que favorecen distracciones sin utilidad cognoscitiva.

Pensemos en la etapa veraniega, programas institucionales de la cultura promoverán visitas a museos, presentaciones de libros, espectáculos de danza, conciertos, entre otras actividades, los medios de comunicación pueden contribuir a la estrategia diseñada por instituciones y ministerios.

Las ciencias teorizan modos perceptivos que prefigura el arte. Existe una subjetividad colectiva, la cual se desarrolla cuando las personas comparten acciones para dar solución a problemas de diversa índole. Las personas construyen una sabiduría personal, es preciso nutrirla con el fin de clarificar emociones y comprendernos mejor.

Programas como Entre libros (Cubavisión, sábado, 11:45 a.m.), La danza eterna (CE, miércoles, 9:00 p.m.), Signos (CE2, lunes, 6:30 p.m.), Música y más (CE, viernes, 8:30 p.m.) motivan el interés hacia publicaciones, autores, músicos, creadores de las artes visuales, del ballet, de los bailes en general. En ellos lideran creadores consagrados y jóvenes graduados del sistema de enseñanza artística en diferentes manifestaciones, escuchar sus experiencias contribuye a socializar lo aprehendido.

La cientificidad en la experimentación da lugar a modos interactivos que influyen en la sabiduría popular, las investigaciones, lo sensorial, lo simbólico.

El espesor de la heterogeneidad, la diferencia de gustos y sensibilidades, las nuevas condiciones del saber, incentivan otros modos de comunicar. Sin duda, las ideas, el pensamiento, pertenecen al reino de lo intangible, pero son decisivos para encauzar proyectos y motivar la reflexión desde la pantalla.

En junio de 1961, al pronunciar las históricas Palabras a los intelectuales, Fidel destacó la importancia de la promoción del arte y la literatura entre las grandes masas de la población. “La Revolución significa, precisamente, más cultura y más arte”, enfatizó al final del discurso.

Así lo patentiza la Carta Magna de nuestra nación, incluye entre los Fundamentos de la política educacional, política y cultural que el Estado fomenta, desarrolla la educación artística y literaria, la vocación para la creación, el cultivo del arte y la capacidad de apreciarlo.

Precisamente, en la cultura ha estado siempre la clave de la resistencia y la sobrevivencia de la Revolución frente al poder global del capitalismo liderado por la potencia imperialista del Norte.

Según advierte el periodista Ignacio Ramonet: “Los colonizados y sus opresores saben que la relación de dominación no solo descansa en la supremacía de la fuerza. Pasado el tiempo de la conquista, viene la hora del control de las mentes, del pensamiento y este se domina mucho mejor si el dominado se mantiene inconsciente de ello”.

La interdiscursividad de la cultura contemporánea, en particular la relación autorreferencial de las convenciones de los géneros, motivan al espectador a convertirse en un observador atento de sí mismo, de sus formas de reconocimiento, de códigos morales y estéticos.

El consumo de la TV, como parte de los nuevos modos de construcción y ejercicio de la ciudadanía, forma parte de un proceso de enseñanza aprendizaje reflexivo unido al sentido de entretenimiento. Pensemos en ello.

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