29 de marzo de 2024

envivo

Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Soñar la radio que todos defendemos

Debates sobre el tema en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba previo a su noveno Congreso

Mucho se equivocó quien pensara que la asamblea de la Sección de Radio de la Asociación de Radio, Cine y Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), con vistas a su noveno congreso, iba a ser una reunión como tantas, “con los mismos gestos y las mismas palabras”, según monologara Sergio, protagonista del clásico filme Memorias del subdesarrollo.

Con una nutrida y activa participación, en la cual primaron la profundidad de los análisis y un objetivo sentido crítico y autocrítico, los radialistas se pronunciaron por la urgencia de rescatar los Festivales de la Radio Cubana, que desde las emisoras hasta el certamen nacional representaran un gran estímulo a la creación y una excelente ocasión para el intercambio entre quienes en todo el país han hecho de este medio de comunicación el sentido de sus vidas.

Del mismo modo se expresó en esta asamblea que nuestra radio debe ser sistémica mas no homogénea, lo que implica diversificar sus ofertas en ciertos horarios, donde a lo largo del dial coinciden programas de perfiles similares y hasta de idénticas facturas. El encanto de este medio se basa, entre otras cosas, en su diversidad, por tanto tiene la posibilidad de satisfacer los intereses de sus diferentes públicos, entre los cuales es preciso potenciar a las personas de la tercera edad.

En tal sentido ha de propiciarse, en coordinación con las instituciones pertinentes, la creación de un Museo de la Radio, que atesore lo más valioso y representativo de su casi centenaria historia, así como la preservación del patrimonio sonoro del país, especialmente en el caso de los dramatizados, toda vez que fue Cuba fue la gestora de este exitoso género radial.

Muy oportuno y sensato resultó el reclamo de que el Noticiero Nacional de Radio se vuelva a transmitir simultáneamente en todas las emisoras, pues es indispensable que en las complejas coyunturas que vive el mundo nuestra población se mantenga informada a través de un espacio informativo de tan larga y provechosa trayectoria. No debe ser entonces este medio de comunicación el que precisamente ofrezca a sus oyentes otras alternativas de programas en ese mismo horario.

En la asamblea de la Sección de Radio también trascendió la necesidad de que exista una publicación impresa que divulgue las frecuencias radiales y la programación de todas las emisoras cubanas, en aras de facilitar su sintonía y seguir fomentando en nuestra población el hábito de escuchar la radio, aún vigente a despecho de las modernas vías de comunicación.

Y como dicha habitualidad ha de basarse en la calidad de sus programas, la radio debe velar por el vuelo artístico de todos y cada uno de ellos -independientemente de su perfil y formato- y por la adecuada calificación de quienes los realizan, sea cual sea su especialidad en el proceso de producción. En consecuencia, se consideró que los cursos de habilitación son una especie de salvoconducto que da el derecho a incursionar profesionalmente en este medio, pero no garantizan el talento, la creatividad y la consagración que demanda la radio, cuyos directivos en todos los niveles han de ser sumamente exigentes al respecto, con el apoyo de los Consejos Artísticos de cada emisora.

Hacer una radio cada vez más culta, instructiva, atractiva y contemporánea, sin renunciar a sus mejores esencias y tradiciones, es el sueño de quienes la han defendido con su cotidiano quehacer a través del tiempo… sin reparar demasiado en remuneraciones que aún no se corresponden con los esfuerzos y tampoco con los excelentes resultados de dichos esfuerzos. Pero de cualquier modo -y porque es la razón de vivir de muchísimos cubanos- seguiremos haciendo radio.

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