26 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Tras los pasos perdidos de un gigante

Este 2 de noviembre arriba al medio siglo de vida el lord informativo de la pequeña pantalla cubana: el Noticiero Nacional de Televisión
locutor Manolo Ortega,

locutor Manolo Ortega,

Agoniza 1961. En medio de un tornado fáctico, pleno de jirones de historia, surge el Noticiero Nacional de Televisión (NTV), portavoz audiovisual del nuevo gobierno revolucionario. Rápidamente se convierte en pilar de la socialización de las transformaciones estructurales, que se suceden de manera vertiginosa, entre polémica y conmoción popular.

Con pies de plomo andan los medios de comunicación para no perderle la pista a los hechos noticiosos. La televisión, que busca consolidarse entre los más poderosos, lucha por ganar la carrera de la inmediatez, exclusividad y profundidad. Por primera vez, los desposeídos: campesinos, obreros, mujeres, negros…, encarnan los roles protagónicos de la prensa nacional.

Al dialogar con En Vivo, algunos fundadores resaltan la importancia del hoy muy controvertido NTV, como núcleo fundamental del teleperiodismo cubano, en el acompañamiento mediático de cada paso de la joven Revolución.

TV verdad

Todo puede ser noticia porque prácticamente todo es nuevo, de actualidad. La agitada dinámica del sistema social sobrepasa por mucho la capacidad comunicativa de los medios. Como nunca antes es preciso jerarquizar, discernir, interpretar, decidir. Los cambios de moneda, las nacionalizaciones, la creación de las milicias revolucionarias, la convocatoria del primer llamado al Servicio Militar, la visita a Cuba del cosmonauta soviético Yuri Gagarin, la lucha contra bandidos en el Escambray, entre otros sucesos relevantes, ocupan espacios estelares en el Noticiero.

Las imágenes, con escasa calidad y en blanco y negro, van registrando los eventos más importantes y divulgan, muchas veces, facetas inexploradas por la prensa impresa. El color lo aporta el empeño impregnado por sus trabajadores a los productos informativos audiovisuales, para lograr que el pueblo se mantenga al tanto del acontecer nacional.

El NTV sigue cada paso del líder de la Revolución: Fidel Castro. Hasta el Pico Turquino llega el camarógrafo Orlando O´Relly, quien filma el acto de graduación de los maestros voluntarios, presidido por el Comandante en Jefe. También recorre la Sierra Maestra, junto a la periodista Ernestina Otero, tras la ruta de Fidel.

Cuando es necesario defender la independencia por la vía armada allí está el Noticiero a fin de recoger y trasmitir los hechos. El 15 de abril de 1962, antes del amanecer, llegan a Ciudad Libertad el camarógrafo Héctor Ochoa y otros colegas de la prensa para reportar el bombardeo. Entran por la puerta trasera y Jesús Suárez Gayol les advierte que tengan cuidado. Así lo rememora Héctor Ochoa, camarógrafo del NTV durante aquellos primeros años: «Filmé algunos cadáveres de los guardias tirados en el piso, adentro grabé el nombre de Fidel escrito con sangre. Enseguida mis películas llegaron al Noticiero. ¡A la una ya estaban en el aire!».

Camarógrafo emblemático de la Televisión Cubana, Ochoa continúa sus filmaciones al día siguiente en la intersección de las calles 23 y 12, en la barriada capitalina del Vedado. Allí registra las inmortales imágenes de Fidel leyendo la declaración del carácter socialista de la Revolución.

De la agresión y otros demonios

En Playa Girón, el ahora octogenario graba más de mil pies de películas en pleno ataque. Muchas de sus imágenes son usadas en cada aniversario del suceso, forman parte del patrimonio fílmico de la historia de la Revolución. «Filmé aviones cayendo y a Fidel entrando con los tanques a la playa. En determinado momento, yo estaba escondido detrás de un pino cuando vi al Comandante salir del tanque y meterse en el diente de perro caminado, lo seguí pero tuve que regresar porque no traía botas y mis zapatos no aguantaron», revive Ochoa.

También fundador del NTV, el periodista Néstor Santamarina, menciona el papel del Noticiero durante el canje de los mercenarios por alimentos y medicinas. En aquella época jefe de Información de la emisión del mediodía, Santamarina envía a un equipo de trabajo hacia el aeropuerto. «Entonces se priorizaba la noticia, aún bajo cualquier circunstancia –señala–. Recuerdo que el auto se rompe un kilómetro antes de llegar, y la respuesta de la dirección del NTV fue que siguieran en llanta. Entraron al aeropuerto sin gomas, pero filmaron y trajeron las imágenes. ¡Cuando aquello olvídate de policías, semáforos…! La película llegó».

Otro tesoro audiovisual y muestra elocuente del estilo del Noticiero, lo constituyen las imágenes tomadas durante el ciclón Flora, que azota a la región oriental en octubre de 1963. Hacia allá parten a cubrir el paso del meteoro Otto Serguera, José Viñas y Héctor Ochoa, quienes ayudados por los corresponsales en las provincias afectadas, filman las imágenes y las mandan en aviones militares hacia la capital.

El NTV es el único medio de comunicación que trasmite con inmediatez los desastres. La Televisión Cubana organiza, además, dos revistas informativas y a través de ellas difunde el considerable volumen de materiales grabados. Desde el dolor Ochoa evoca: «Almeida me envió en un helicóptero para filmar toda la zona del río Cauto, donde los bohíos y las reses flotaban a la deriva. Me aposté en la puerta del helicóptero y el piloto me gritó: ‹¡Coño te vas a matar!›. Pero lo mío era captarlo todo. Filmé en la desembocadura del río algunos cadáveres flotando en dirección al mar».

Los realizadores que permanecen en la sede central muestran, asimismo, gran abnegación. Se sobreponen a las interrupciones en el servicio telefónico y el transporte urbano, cuyos efectos atentan contra el proceso de realización de las emisiones. Así lo cuenta el editor José Manuel Porro: «El primer día fui caminando desde mi casa en Cojímar hasta el Instituto. Al llegar al túnel de la bahía, no me dejaban pasar; no obstante, como tenía que editar el noticiero, les dije: ‹Si quieren me pueden disparar, pero van a matar a un comunista›».

Un nuevo teleperiodismo

El NTV se funda con los escasos recursos materiales heredados del capitalismo. Poco a poco, a partir de pequeñas transformaciones tecnológicas, evoluciona modestamente desde el punto de vista técnico y adquiere, con la permanencia de los profesionales de antaño y la llegada de otros de distinta formación, la estructura de una verdadera redacción informativa de televisión.

Dentro de este equipo fundacional, trasciende la figura del locutor Manolo Ortega, otrora rostro publicitario y voz insigne del noticiero CMQ. Conocido como el maestro de la locución cubana, Ortega atesora una cultura extraordinaria, que pone de modo incondicional al servicio de la Revolución. Su gran capacidad para la improvisación le permite narrar en vivo muchos acontecimientos noticiosos, con total credibilidad y precisión. La imagen de este ilustre locutor identificará al NTV durante muchos años.

Al tiempo, la cobertura informativa de la televisión se extiende por todo el país. Cada una de las antiguas provincias acoge una pequeña corresponsalía, integrada mayormente por un camarógrafo. En Santiago de Cuba y Holguín, los territorios más grandes de Oriente, y en Camagüey, trabajan dos corresponsales. Así se mantiene hasta la creación en 1968 de Telerebelde, el primer telecentro de Cuba, el cual mejora de manera considerable la calidad e inmediatez de los productos en el Este de la isla.

Durante los primeros años, las películas sin revelar, junto a los apuntes generales del hecho, se envían con los choferes de los ómnibus nacionales. Sólo si son muy urgentes se mandan por vía aérea. «A las noticias de las provincias lo único que les faltaba era llegar caminando», subraya Freddy Moros, realizador, investigador y autor de varios textos sobre televisión en Cuba.

Un rasgo singular del NTV en estos momentos iniciales es el papel de los caricaturistas, en su mayoría provenientes del noticiero Revolución. Ellos dibujan cortinillas, separadores, e ilustraciones sobre el estado del tiempo y los temas más importantes de cada emisión, tanto de la actualidad nacional como internacional.

Roberto Fergunson, entonces jefe de turno y en la actualidad director de programas, concluye: «Nos entregábamos a fondo para que el noticiero atrapara visualmente al espectador. Era la televisión de ‹palo›, pero había más creatividad que ahora».

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