Vivir, para filmarla
En otros momentos de esta sección ya nos hemos referido al autor que hoy reseñamos y a la labor a la que dedicó su vida. A guisa de introducción, no huelga reiterar que el corresponsal de guerra es un reportero cuya misión de buscar información ocurre siempre en escenarios arriesgados, sea por motivos violentos o de eventos catastróficos naturales.
Sin embargo, más que una o varias historias cosechadas en medio del peligro, el libro que proponemos en esta ocasión se acerca a un ángulo por completo diferente de esta peligrosa profesión. La editorial En vivo publica el título Lente con pólvora. Asignaciones en territorios hostiles, de Eduardo de la Torre Rodríguez. La novedad radica en que esta obra póstuma del escritor es nada más y nada menos que un muy completo manual de instrucción y supervivencia para corresponsales de guerra.
Un texto como este, más allá de posibles obras en predios militares, resulta una rara avis en el panorama editorial cubano. Esa sola diferencia ya establece importantes bases de valor a este trabajo. El objetivo primordial, destaca el propio autor, es, no sólo salvaguardar la propia vida del periodista en funciones sino contribuir también a que culmine con éxito su labor de búsqueda y difusión de la información.
Eduardo de la Torre, no sobra decirlo, fue Licenciado en Periodismo, director de cine y televisión y profesor del Instituto Superior de Arte. Durante más de tres décadas se desempeñó como fotógrafo y camarógrafo de los Estudios Cinematográficos y de Televisión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Como corresponsal estuvo presente en no pocos eventos naturales de desastre y en diferentes conflictos militares tanto en la Isla como en plurales países.
En esta ocasión, el profesional se trasmuta en acucioso profesor y deja como legado una obra muy útil y de amplísimo alcance, tanto en la variedad como en la profundidad de las temáticas que aborda. Como se dice en el texto, un corresponsal de guerra “necesita poseer muchas habilidades y conocimientos militares además de los propios de su oficio. En las guerras las condiciones imperantes agudizan la percepción y obligan al organismo humano a funcionar en el límite de lo imposible y aun en ese estado debe pensar en su artículo, reportaje o noticia; tiene que conformarlo y enviarlo antes posible y con la calidad requerida.” Hacer hincapié en la adquisición y el desarrollo de tales habilidades, es justamente el camino que recorre este volumen.
Un pase de lista por los temas que el título abarca evidencia el rigor investigativo de su autor, sobre todo en la recopilación de la información y la amplia bibliografía que usó como apoyo. Como obertura hay un estupendo recorrido en suerte de historia de la corresponsalía bélica y varias de sus figuras más destacadas. Luego, en pasos escalonados, se orienta el ciclo desde la preparación personal y profesional, las indicaciones para el cuidado y transporte de los equipos y otros mil detalles, hasta cómo lidiar con trámites en aeropuertos y aprender a moverse en culturas y geografías diferentes. El comportamiento en el frente en diversos entornos, nociones de rescate y supervivencia en condiciones extremas o de secuestro, el trabajo desde aviones, helicópteros o barcos y, en medio de todos esos elementos, mantener la noción de que se arma un guion para contar una historia, también son asuntos tratados en el libro.
En dos palabras, la obra es un muy abarcador y sin dudas sólidamente armado método de trabajo para instruir en todo lo posible para que el periodista enviado no solo tenga éxito en su misión, sino que pueda afrontar las dificultades que hallará en el terreno y preservar la vida. Como bien dice el autor, lo único previsible en un escenario de conflicto bélico es justamente lo imprevisto. De ahí que sea poca toda preparación previa para cumplir con su labor y sortear con éxito tales escollos.
En ese sentido, un libro como este resulta ser una herramienta invaluable. De hecho, muchas de las enseñanzas del texto pueden ser útiles para la vida, más allá de que se cumpla o no una cobertura bélica, si alguna vez se viviera una situación de peligro extremo. Las pantallas de papel de Lente con pólvora esperan por ser abiertas.