29 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Dramatizados en la radio: se buscan actores

La escasez de actores jóvenes en la radio supone una serie de deficiencias en el proceso de preparación y adiestramiento de estos profesionales

Para trabajar en la radio, sobre todo en los dramatizados, se debe estar altamente cualificado, pues se asume la responsabilidad de recrear, coherentemente, los más disímiles caracteres humanos diseñados por los escritores.

La voz es el más importante instrumento de un actor radial. Con ella debe develar emociones, estados de ánimo, el recorrido vital de un ser humano durante la grabación o salida al aire de la obra radiofónica, ya sea una novela, policiaco, aventura o teatro.

Antes de que el público escuche a quienes los pondrán en contacto con los más variados personajes y situaciones, deben converger determinados aspectos, entre ellos: la disponibilidad de actores –tanto jóvenes como experimentados–, mecanismos de producción en las emisoras y la responsabilidad con la cual los directores eligen y guían a los actores.

 ¿Adónde van los actores?

Uno de los fenómenos que más inquieta a escritores y directores es la exigua llegada de jóvenes actores y su permanencia en el medio, conjuntamente con la poca preparación para actuar en series dramatizadas. En tal sentido, la directora Caridad Martínez alerta sobre el futuro de la radionovela. 

Para ella, un aspecto decisivo es que ni “el Instituto Superior de Arte ni la Escuela Nacional de Arte preparaban para actuar en radio. Los graduados llegan ‘en cero’, apenas saben pararse frente a un micrófono; el medio tiene su técnica y esas especialidades no se imparten como asignaturas”.

Al parecer tales deficiencias han sido atendidas. “Desde hace dos años, en ambas instituciones docentes se imparten clases de tipo específico de actuación o, al menos, para estar al tanto de la técnica radial. Es muy importante educar al actor para todos los medios”, apunta la joven realizadora Nathalie Llizo. 

Sin embargo, agrega: “La radio está subvalorada hasta en las escuelas, se le cuestiona como espacio de creación artística”.

Dichas posiciones podrían ser la punta de la madeja, y la falta de buenos y jóvenes actores en la radio deviene una de las consecuencias.

Es conocido que en Cuba la radio es hoy el medio de comunicación con el promedio de edad más elevado. La jubilación de buena parte de los actores más experimentados ha impedido la necesaria retroalimentación intergeneracional, la cual dota a los jóvenes de valiosos recursos para desarrollar su trabajo.

Para Caridad Martínez resulta un aspecto esencial: “Las voces hoy consagradas consiguieron esa maestría interactuando con los talentos de entonces. Entonces, vale la pena preguntarse: si la nueva hornada de actores no se prepara debidamente en las escuelas y casi pueden nutrirse de los más experimentados, ¿cómo lograrán una formación adecuada?”

Buscando fórmulas propias

Estas dificultades intentan ser trascendidas en las emisoras, de acuerdo con las características de la producción de radionovelas. Muchas veces son superadas a partir de una interrelación eficaz del equipo de trabajo y la  identificación con el medio.

La escritora Cary Cruz comenta sus experiencias: “Aprendí con los actores cómo suena el texto. Generalmente, cuando el guión está bien escrito, los buenos histriones evitan acomodar el texto, aunque los jóvenes sí tienden a ello.

“Son el primer público y dan el termómetro de la historia, si va bien o mal. Si no consiguen meterse dentro de los personajes, si la historia no les gusta o no logran decir bien los bocadillos, entonces la novela está mal escrita”.

Caridad Martínez tiene su fórmula para elegir el reparto de las radionovelas, donde siempre tienen lugar los recién llegados. “A medida que uno recibe los libretos piensa en las voces. Uno tiene la obligación de familiarizarse con las voces de los actores que trabajan en el medio. Si son nuevas, las utilizas un poquito menos. Luego les vas dando papeles de mayor envergadura para ir familiarizándote y ver qué pueden dar”.

En la producción radiofónica de dramatizados intervienen muchas manos. En el caso del actor, tiene que encontrar dentro de sí los resortes para acometer dignamente su responsabilidad, a partir de su talento y preparación previa. También debe contar con la ayuda del equipo de realización, sobre todo del director.

Si todos estos detalles no marchan juntos de seguro incurrirá en un error gravísimo: decepcionar al radioyente con un desempeño mediocre. En esta profesión se cumple muchas veces la máxima de que eres tan bueno como lo último que hagas. Un desliz, una mala interpretación, el público no lo perdona fácilmente.

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