20 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

El consumo alternativo de Productos Audiovisuales Musicales

Una reflexión sobre su influencia en adolescentes y jóvenes
videos clip

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El video clip surge, dentro de un contexto postmodernista, como un producto promocional, puramente comercial, como una forma masiva de abrir mercado a las canciones de éxito del momento entre los jóvenes.

En nuestro país, de acuerdo con las particularidades con que funciona la industria del disco, ha devenido vehículo para la creación y el arte, y ha servido como escuela a muchos realizadores que incursionan en él como vía para llegar a la televisión o al cine.

Esta realidad, sin dudas, ha contribuido enormemente a un incremento en la calidad del clip cubano de hoy; sin embargo, en ocasiones, quizás porque resulta fácil, cómodo o no se necesita ser muy creativo, algunos realizadores acuden a la utilización de los roles sexuales como sustento visual de la historia que quieren contar.

En contraposición con lo “oficial”[1] se ha desarrollado en los últimos años en el país todo un movimiento que funciona como promoción independiente para los artistas, a través de DJs[2], VJs[3] y algunos realizadores. Como parte de este movimiento surgen materiales promocionales en forma de video clips que se producen bajo presupuestos y códigos éticos y estéticos que se alejan de lo artístico y apelan cada vez más a lo erótico-sexual. Se trata de videos que, según los artistas, no están concebidos para ser trasmitidos por la pequeña pantalla y sus contenidos, tanto en sus letras como en las imágenes que difunden, así lo corroboran. Desde la idea, estos materiales nacen con un destino claro: ser difundidos en centros nocturnos y hacia el mercado internacional que consume estas propuestas.

Las representaciones de hombres y mujeres como meros símbolos sexuales, que en múltiples ocasiones tocan fondo con lo vulgar y lo pornográfico, se han hecho más comunes en videos de la música más popular, y recientemente en el Reggaetón. Se trata de un fenómeno que ha ganado auge en los últimos años y del cual no se ha hablado lo suficiente. Es cierto que la producción de estos clips se escapa del control de los medios, pues los realizadores trabajan de forma independiente la mayor parte de las veces y resulta casi imposible evitar que videos como “El Pudín”, “El Chupi Chupi” o “La Corrupción” hayan sido creados y difundidos alternativamente de disímiles formas.

En estos tres ejemplos señalados, -tan conocidos entre los jóvenes, quienes las cantan, bailan y disfrutan en fiestas y centros nocturnos- mientras las imágenes de los cantantes son las de “machos” poderosos y deseados capaces de tener a cientos de mujeres a su disposición y de ser “el papi”, “el monstruo”, “el caballo” o “la amenaza”; la mujer es la “loca”, “sexy”, “callejera”, “fletera” y se nos muestran un sinfín de primeros planos a sus glúteos, muslos, senos, abdómenes, rostros provocativos y tatuajes mientras se mueve provocativamente bailando para los cantantes y el espectador.

El clip de “La Corrupción”, por hacer alusión a uno en particular, se desarrolla en una “casa de citas” donde hay una gran fiesta con muchachos de ambos sexos muy jóvenes, alcohol, música, baile y una dueña que aparentemente controla todo lo que allí sucede. Ella recibe a los cantantes, -clientes en este caso-, quienes se “ponen de acuerdo” con dos muchachas y, en la búsqueda de un lugar para ellos, descubren  desde orgías hasta relaciones homosexuales. Todo ocurre mientras el estribillo de la canción repite “mami dime si tú tomas, dime si fumas, dime si te las das (que en el argot popular quiere decir drogarse) pa’ salir por ahí pa’allá”.

Surgen entonces algunas preguntas: ¿Son este tipo de materiales los que queremos que los jóvenes cubanos de hoy consuman? ¿Son estas las imágenes de hombres y mujeres las que queremos que hagan suyas? ¿Son estas frases vulgares, ofensivas y violentas las que queremos que se hagan populares entre ellos? ¿Es esta la parte de la cultura cubana la que queremos que conozcan? ¿Qué hacer desde la familia, la escuela y la Televisión?

Estos clips tienen un alcance ilimitado si se tiene en cuenta el incremento en el país en los últimos años de los equipos audiovisuales que funcionan como alternativa ante la Radio y la Televisión, como computadoras, VCD, DVD, HDD Player, Ipod, Iphone, Mp3, Mp4, Teléfonos celulares, entre otros. Si se toma en consideración la predilección de los jóvenes por el consumo de música y audiovisuales, esta irrupción de nuevas tecnologías junto al papel que juegan las fiestas, discotecas y otros centros nocturnos,  permiten un nivel de acceso insospechado a este tipo de materiales.

Pero, ¿Cómo se permite que este tipo de audiovisuales se proyecten en estos centros? ¿Quién toma la decisión de proyectarlos y quién se responsabiliza por ello? ¿Hacia dónde se encamina la política cultural del país con relación a la promoción, difusión y la recreación de la juventud? En este sentido, se hace necesario profundizar en la revisión de lo que se difunde en cada centro cultural, que no por actual, o porque esté de moda transmite los valores más acertados.

Resulta imprescindible estudiar a fondo el fenómeno, esencialmente desde el nivel de influencia que consiguen estos productos audiovisuales en adolescentes y jóvenes. No podemos pensar en todos los jóvenes como espectadores pasivos ante lo que consumen, pero es real que en esta etapa de la vida no se cuenta con la madurez bio-psicosocial necesaria para enfrentarse a un producto cultural de forma crítica.

Es por ello que debe preocupar la apropiación que puedan hacer de lo que consumen y la indiferencia de opinión ante un contenido que, -porque “es lo que se usa” como muchos refieren-, pudiera llevarlos a reproducir patrones o conductas sociales que se alejen de lo deseado en correspondencia con nuestro proyecto social, en un período tan complejo donde el sujeto se encuentra en plena conformación de su identidad.

El fenómeno se ha invisibilizado y la Televisión no puede desentenderse. No se trata de prohibir la difusión de estos materiales, sino de potenciar que espacios como Lucas, Clip.cu, Ritmo Clip, entre otros, creen y perfeccionen espacios de crítica especializada que muestren diferentes tipos de estilos y estéticas, que indiquen un camino que favorezca y premie calidad, contenidos efectivos y arte.

Se trata de conocer qué prefieren los jóvenes, qué buscan en materia de lo audiovisual, cómo se verían realmente representados en pantalla y crear espacios capaces de suplir, de forma inteligente y sin complacencias, aquello que van a buscar en lo alternativo y que, evidentemente, no encuentran en la Televisión.

[1] Se entenderá por oficial todo producto comunicativo que se transmite a través de los medios.

[2] El DJ (Disc Jockey) es la persona que selecciona y reproduce música grabada para un público determinado.

[3] El VJ (Video Jockey) es la persona que crea sesiones visuales a través de la mezcla en directo de secciones cortas de video con música u otro tipo de acción.

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