19 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Tecnologías en armonía para componer armonías

¿Cómo fue el tránsito en la radio de la tecnología analógica a la digital?¿Cómo la enfrentaron los realizadores de sonido?
Liván Magdaleno Cruzata

Liván Magdaleno Cruzata

Aunque joven aún, cuenta con trece años de experiencia en el medio. Liván Magdaleno Cruzata, realizador de sonido y musicalizador de Radio Metropolitana, fue testigo del tránsito de tecnologías en la radio cubana: de la analógica a la digital. Por ese motivo, accedió a conversar con En Vivo para reflexionar sobre las formas de hacer la musicalización y los modos en que las computadoras han modificado las rutinas y formas de manufacturar el sonido, entre otros temas.

Cuándo iniciaste en la radio la realización de sonidos se hacía a la ‘vieja usanza’, ¿cómo fue el proceso de tránsito de las tecnologías analógicas a las digitales?

“En 1997, cuando inicié en este mundo, todavía existían las antiguas máquinas reproductoras analógicas. Muchas funcionan aún para situaciones de emergencia. Eran máquinas de origen húngaro MECHLABOR, y las TASKAN, norteamericanas. Empleaban cintas magnetofónicas.

Con los años 2000 comienzan a introducirse las tecnologías digitales. En los inicios comenzó a trabajarse en las cabinas con las discman. Los invitados a los espacios, sobre todo extranjeros, venían con grabaciones en CD y era necesario poder radiarlas. Existían las consolas SONCRAFT y las DELTA 200, las cuales facilitaban la transferencia”.

¿Cuánto se ha beneficiado la realización de sonidos con la tecnología digital?

“No quiero minimizar lo analógico. Cada técnica posee peculiaridades. Pero, por suerte, a partir del 2000 el ICRT comenzó a adquirir tecnologías modernas. Se introdujo el MAR4WIND, software con el cual aún trabajamos. Ha beneficiado el proceso. Dejamos de depender de los rollos de cintas de 30 minutos y una hora de duración. Se trabajaba con ellos en tiempo real y la terminación de los programas demoraba mucho. Un programa grabado de dos horas podía tardarse el doble del tiempo o más. Ahora, si cuentas con la música ya en las PCs, se gana en rapidez.
Otra de las ventajas es no tener que cargar grandes volúmenes de cintas. Eliminado también el peligro de que se partan, se resequen, se impregnen de capas de polvo o desarrollen hongos debido a la humedad y falta de climatización. Esos agentes, con los años, disminuían la calidad de las grabaciones o las echaban a perder. Asimismo, ya no se emplean grandes consolas con bombillos de hasta cien watts. La disipación del calor resulta menor y han mejorado los consumos de energía. Además, si el motor perdía potencia, bajaban las revoluciones de la máquina y se distorsionaba el sonido. Otras mejorías tienen que ver con la eficacia del sonido. Desaparece el jis (sonido indeseable) de las cintas. La limpieza inherente al sonido en formato digital garantiza la calidad al aire.

Debe mencionarse que la tecnología de grabación en estéreo y de forma digital se complementa también con las mejoras en los canales de transmisión. No se hace nada con disponer de mejores equipos de producción, emisión y transmisión si la recepción sigue siendo con un sonido mono, mediante líneas telefónicas y sistemas de antenas y repetidores. Igualmente, se han incorporado micrófonos más modernos los cuales redundan en la calidad del sonido”.

¿Cuáles son las principales diferencias que adviertes entre la tecnología analógica y la digital?

“Las nuevas tecnologías dotadas de muchas ventajas, facilitan la labor de los realizadores. Sin embargo, conviví en mis inicios con la tecnología analógica y le echo de menos. Quizás los más jóvenes no tengan ese sentimiento porque no lo vivieron. Con los viejos equipos surgían disímiles problemas. Se transmitía en vivo y había que resolverlos al instante. Eso desarrollaba una destreza increíble. En ocasiones había cuatro máquinas trabajando al unísono y si no estabas atento al control del máster podías cometer un error fácilmente y eso estaba saliendo al aire. La memoria auditiva se desarrollaba. Debías recordar dónde terminaba un tema, pues el time cop actual no estaba para indicarte el tiempo que restaba al tema musical. La estructura de un número, cuándo y cómo debía cerrar, la aprendíamos en las clases de realización audiovisual. Imagínate un noticiero en vivo donde confluyen spots, cortinas, un locutor, dos conductores, las informaciones, etc. En el proceso de edición ocurría un tanto, por lo cual se exigía mucha destreza. Cuando se partía una cinta debías empatarla para seguir editando. Eso se hacía a oído, escuchando los instrumentos o la voz. Ahí se demostraba realmente si eras un buen realizador.

Lo digital elimina muchas de aquellas limitaciones, torna más fácil el proceso. Dispones de un banco de efectos. Puedes repetir cuando algo sale mal. En caso de requerir un empate, tomas el sonido en un punto, el cual se refleja en la pantalla y realizas la operación. Puedes incluso rehacer el sonido con la ayuda de las computadoras”.

¿Entonces el paso de la tecnología analógica a la digital hizo perder el medidor para saber quien es realmente talentoso en su oficio?

“Sí, esa ha sido una desventaja. Ahora los realizadores de sonido se encuentran más homologados. Aunque todavía puede advertirse quien posee mejores destrezas para trabajar. Lo digital también requiere creatividad, mas el fundamento rudimentario se ha perdido. Eso depende, no obstante, del grupo etario. Hubo quienes abandonaron el oficio ante el temor de trabajar con computadoras, pues en su vida habían tocado una. Era como partir de cero a una edad en que no siempre se está dispuesto a variar rutinas aprehendidas. Con la introducción de los ordenadores, las máquinas reproductoras se ponían en función de ellos donde se debía grabar o mezclar el sonido”.

¿Cómo se realizaba un efecto con las viejas máquinas?

“Existían cintas de efectos, numeradas e identificadas con las siglas EF. Se empleaban los transductores, denominados comúnmente cabezales. Encima se encuentra una guía que permitía empatar las cintas y lograr efectos. Si era para voz, se utilizaba de forma recta; si era para música, el corte se realizaba de forma transversal, en un ángulo de 45 grados.

Me formé entre realizadores experimentados y de ellos aprendí muchos trucos a la hora de empatar y grabar. A veces grabábamos informaciones al revés o hacíamos rotar el motor en sentido inverso. Así se lograban efectos distintos. Por ejemplo, existía un efecto muy común, la explosión de una bomba. Cuando ese sonido lo colocabas en la reproductora y se rotaba al revés, generaba murmullos de personas. Al escucharlos, algunos colegas se asombraban y decían, ‘¿qué hiciste?’ No sabían que respondía a algo tan simple.

Eso forma parte de la llamada ‘magia de la radio’. Recuerdo que con lo carretes de las máquinas grabábamos el bullicio, el ambiente de un teatro durante un concierto. Luego se empataba la cinta y se realizaba una especie de sinfín que dejabas rotando de forma continua. Más tarde tomabas temas musicales y creabas un ‘verdadero’ concierto en vivo. Manipulábamos la audiencia, en este caso con muy buena voluntad. Eso también forma parte de nuestras rutinas. El locutor decía, ‘vamos a ponerle un concierto reciente de Pink Floyd’ y el oyente lo creía y agradecía muchísimo”.

Era un trabajo más artesanal…

“Tradicionalmente el trabajo de un realizador de sonido radial es muy artesanal. Ha sido así desde la invención del medio dada la necesidad de inventar, fabular y poder captar la atención del radioescucha. Ahí está el trabajo de los efectistas quienes en dependencia del guión o libreto, crean atmósferas en el estudio. Por ejemplo, si está lloviendo, un laminado de metal que se mueve reproduce el sonido de los truenos; si es una mujer que camina por la acera, con un par de zapatos de tacones se da esa idea. Se crea un universo sonoro que convence al radioescucha”.

¿Con las nuevas tecnologías los efectos se encuentran prediseñados?

“Existe un banco de efectos. Pero están los efectos que los realizadores puedan crear. Ahora bien, el software permite trabajar mejor un delate o con retardadores, un efecto flange o un eco, una reverberación de estudio o de habitación o hall, tienes varias opciones, mayores que con la tecnología analógica.

En mi caso, permanece cierta nostalgia por la tecnología analógica, por la placa de acetato o el sonido del scrach (especie de chasquido). Con la tecnología digital está el sonido tan limpio, impecable, que no queda posibilidad de escuchar otros sonidos. Pero es parte de la lógica del desarrollo tecnológico y humano. Uno se acostumbra a esas diferencias, apreciables al escuchar una grabación en casete o cinta magnetofónica y una en formato de CD.

Pero aún muchas de las matrices de sonido se graban en formato analógico, aunque dispongan de una base en digital. Es el caso de la cinta DAT, muy profesional, con componentes digitales cuyo mecanismo es analógico. La cinta DAT es un casete que se utiliza en el cine y para grabar los másteres de los CDs. Es donde se graba inicialmente. Mas tarde esa grabación la reproduces y limpias en una PC y la llevas luego a la matriz de los discos.

Antes ese proceso se realizaba con la máquina de cinta NAGRA, ya en desuso. Eran muy sensibles a la humedad. Los transductores de la NAGRA eran de cuarzo. La estabilidad de ese material incidía en la fidelidad sonora requerida. Fueron sustituidas precisamente por los DAT. Sin embargo, los componentes digitales del DAT son muy sensibles. Cuando hay humedad automáticamente se detiene. Hay que colocarles un deshumificador. Existen grabadores digitales que pueden sustituir el DAT y se utilizan para viabilizar el trabajo”.

¿Por cuánto tiempo más convivirán lo analógico y lo digital?

“Durante un buen tiempo, al menos en la radio. Hay muchas actividades que se siguen haciendo de modo analógico e incluso mecánico. Por ejemplo, la voz. Los seres humanos no somos computadoras. La voz entra de modo acústico a la máquina y luego se procesa digitalmente. El procesamiento de la voz, el audio o los efectos se codifica en ceros y unos. A la hora de grabar una agrupación, pueden estar más de doce personas y los instrumentos entran de modo analógico.

De la sagacidad del realizador depende la colocación adecuada de la voz en el espacio, los planos de las voces, el sonido de los instrumentos, tratar adecuadamente las frecuencias. Si el músico se equivocó, el grabador debe estar entrenado para decir ‘te equivocaste en tal nota y hay que repetirlo’. Eso da la medida de que la calidad de la grabación no depende solo del soporte sino del grabador con un oído adiestrado realizarla.

La tecnología se pone en función de ayudar al hombre, pero es el hombre quien la concibe. Debe trabajar en función de los beneficios que le reporta y saberla aprovechar”.

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