9 de diciembre de 2024

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Instituto de Información y Comunicación Social

CAMPAÑA DE AMOR

Aunque se ha avanzado en entender el amor mucho más allá de la sexualidad, a veces se obvian las infinitas aristas con que se enriquece el amor sexuado, resguardando así prejuicios y sufrimientos fatales contra el desarrollo armónico de la Humanidad.
Amor

Cada 14 de febrero propicia campañas en función del amor, que ciertamente, ha de ser un objetivo continuo todo el año, y quizás no tan consciente ni explícitamente, pero lo es por inevitable, más allá de su urgencia en un mundo signado por la agresividad de guerras y noticias con todo tipo de violencia, y las decepcionantes actitudes en las redes sociales de tanto público que bestializado, ríe, aplaude y comulga con los tantos posts donde ni siquiera importa la causa de los odios y ataques en todo sexo, color, edad, condición social y latitud del planeta, que lejos de revitalizar tanto bueno y útil de la Humanidad, nos acercan demasiado peligrosamente a aquellos dantescos espectáculos del Circo Romano hace casi dos milenios, donde lo peor no era lo que ocurría en la arena, que ya tanta maldad humanoide, demostraba.

No faltan quienes tratan de minimizar estas fechas con un seudo-razonamiento materialicista (no confundir con materialista), mediante semi-verdades como “todos los días son iguales”, y estas celebraciones son comercialistas; así desdibujan los colores de la vida y atentan contra la espiritualidad y el gusto de vivir que entrona al amor como merece y urge, aunque se ha avanzado muy felizmente en entender el amor mucho más allá de la sexualidad, lo cual es muy positivo, pero amenaza obviar lamentablemente, las infinitas aristas con que se enriquece el amor sexuado, resguardando así prejuicios, ignorancia, intolerancias y sufrimientos fatales contra el desarrollo armónico de la Humanidad.

¿Manidos en los audiovisuales, los amores sexuados?

En esta fecha y durante todo el año, nuestra televisión ha sido muy feliz recreando obras cimeras de amores sexuados; por solo citar tres grandes clásicos, recordemos Romeo y Julieta, Love Story y West Side Story; abundan los ejemplos a punto tal, que se le ha acusado de ser un tema manido, lo cual desacierta, en primer lugar porque tan frecuente presencia no podría ser menos, si tenemos en cuenta la universalidad a menudo determinante del amor en todos los contextos de la vida, y tanta frecuencia rebosa de diversidad aun cuando nos limitemos al sexo más convencionalmente aceptado, y esto nos lleva a la segunda razón: lo manido no sería el amor, sino en ocasiones, su tratamiento.

Eludiendo el debate sobre los llamados géneros cinematográficos, llega a considerarse como tal las comedias románticas, a menudo muy subvaloradas y hasta discriminadas, sin distinguir en su tan inmenso e irregular abanico de los mejores y peores ejemplos, valores en estos y otros sentidos, implícitos y explícitos tan casuísticamente, como debe ser todo análisis. Pero también catalogados como románticos hay un sinfín de dramas y hasta francas tragedias (y por supuesto, tragicomedias, como la vida misma), pero muchos audiovisuales más sin esa etiqueta distintiva del romance, y no solo en la ficción, sean aventuras, terror, suspenso, policiales, ciencia ficción, comics y super heroes, ambientales, catastrofismo, politicos, bélicos, infantiles, musicales, deportivos… sino incluso documentales de todo tipo y hasta animados.

Amores sexuados y colonización cultural

En la campaña actual contra lo que se ha llamado “colonización cultural”, algo que suele obviarse es, justamente, el daño que ha causado esa colonización en nuestra cultura sexual, al imponer patrones en la sexualidad de los pueblos colonizados, que así, a menudo, sufrieron una traumática involución, pero que se han mantenido y promueven constantemente nuestros medios. Un ejemplo clásico es el matrimonio, detrás del cual sabemos que históricamente, se han escondido numerosos intereses de todo tipo, absolutamente ajenos y a veces hasta antagónicos al amor, deviniendo negcios y relaciones de poder, posesión, sumisión y hasta extorsión. Sería un error frustrante limitar mutuamente el amor y el sexo, como convoca “la Sagrada Familia”, pero también lo es divorciarlos y obviar así las nuevas dimensiones que el sexo alcanza, fertilizado por el amor.

Los clisés heredados de esa colonización, hacen que aun en los medios, supuestos especialistas interpreten los amores sexuados precolombinos mediante esa cultura occidental ulterior, al reconocerlos “casados”, o “esposo(a)”, con toda su implicación monogámica posesiva tan ajena a aquellas culturas, cuyos cuerpos seguimos cubriendo pues su usual desnudez total o parcial, sigue escandalizando nuestra moral, como a aquellos occidentales, y preferimos falsearlos.

Claro que no se trata de dar rienda suelta al tan dañino y peligroso extremismo anti-occidentalista, pues estos siglos de occidentalización forjaron también muchas de nuestras más esenciales identidades actuales, léanse conceptos y sentimientos patrios y nacionales con toda su simbología, los idiomas en que nos comunicamos las grandes mayorías y con el resto del mundo, y mucho más: sería aberrante negarnos hoy como occidentales, en vez de revalidar todo lo positivo del patrimonio precolombino (no todo era positivo: también había intolerancias, violencias y mucho más) y para ello, no podemos presentar los de antaño bajo un prismas occidental que no era el suyo; y como occidentales (incluidas aquellas y otras raices no occidentales, que también nos identifican contextualmente), evolucionar como todo proceso histórico como el que analizamos ahora, a niveles superiores de bienestar para todos, sin exclusiones, al compás de lo más revolucionario del Occidente hoy, y de todo el orbe.

Otras afectaciones de la colonización cultural contra los amores sexuados

Estas son algunas de las afectaciones que han sufrido los amores sexuados más tradicionalmente convencionales, pero la propia colonización cultural excluyó sobre todo aquellos otros tantísimos amores sexuados que aquel Occidente condenaba a la invisibilidad y a la hoguera, de donde las campañas previas por el 14 de febrero, aun diversificadas en los amores interraciales, en todas las edades y culturas, nunca han trascendido lo estrechamente hetero-normativo, desaprovechando así tantos buenos audiovisuales que enaltecerían cualquier campaña por el amor, al tiempo que los discrimina sin darse cuenta que cierran filas con lo más retrógrado del mundo, pues solían marginarlas en función del 17 de mayo como día mundial contra la homofobia, lo que está muy bien, pero no por eso se deben excluir de su esencia como genuinos amores el 14 de febrero, tan amores como los clásicos citados en un inicio.

Lamentablemente, no en muchos países todavía, pero justo desde Occidente, y para nuestro orgullo occidental, por fortuna, la Humanidad ha avanzado inclusiva, y hoy es muy difícil encontrar un audiovisual (películas, series, espectáculos, conciertos, desfiles, programas de televisión, entrevistas, etcétera) donde no haya al menos guiños a relaciones y hasta amores sexuados tratados con toda la dignidad y el respeto que merecen, que a menudo son mucho más que guiños, hasta el protagonismo. Entre muchísimos más, podemos citar M. Butterfly, Banquete de Bodas, Becoming Colette y Wilde, y aunque es indiscutible su paradigmática ascendencia, Brockeback Mountain (2007), no es la única que haya marcado un hito entre estos amores, que ni siquiera se reconocían entre los amores prohibidos, justo por su invisibilidad, ratificándose como tales.

Re-educar todo el año, y reforzar las campañas de amor

No seamos injustos: es muy positivo que muchos de estos audiovisuales hayan sido exhibidos por nuestra televisión en los más diversos momentos del año. Las más urgentes campañas como el amor, no deben limitarse a un día, y nuestra televisión ha exhibido todos estos y muchos más títulos en todos sus espacios. Vale la pena recordar Rojo, blanco y sangre azul (o Blanco, rojo y azul real;Red, White and Royal Blue) que la noche del domingo 10 de diciembre de 2023, exhibió el Canal Habana como la primera película de su espacio nocturno dominical Cine +, catalogada como romance o comedia romántica que sin duda lo es, entre Alex Clermont-Díaz (interpretado por el actor y modelo Taylor Zakhar Pérez) el hijo de Ellen Claremont, postulada para re-elegirse como presidenta de los Estados Unidos de América y encarnada por Uma Thurman, y el príncipe Henry heredero al trono inglés, en la piel del cantante y actor londinense Nicholas Galitzine, en el dificil clima politico de ambos.

Cinta estadounidense del año 2023, dirigida por Matthew López (este es es su primer largometraje, coguionista con Ted Malawer) basada en la novella homónima y best-seller con que en 2019 debutó la estadounidense Casey McQuinston, reconocida en las llamadas “novela rosa” y el género de ficción New-Adult; libro que ganó en 2019 los premios Goodreads Choice como mejor novela romántica y mejor debut, y en 2020, el premio Alex.

Alejándonos de la censura reaccionaria que pretendía perpetuar en la infelicidad a estos amores supuestamente imposibles, amores al fin todo lo vencen, y con todo el derecho a la felicidad, y el respeto a la privacidad en todos los aspectos, como merecen y se requiere, con obras como esta, coronando campañas de amor que trascienden en la cotidianidad, nuestros medios revolucionan a un mundo mucho mejor y más justo y necesario para todos.

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