8 de diciembre de 2024

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Instituto de Información y Comunicación Social

Cautivar sin didactismo

Reflexiones sobre los modos de ver, comprender y sentir que provocan los productos comunicativos artísticos en espectadores de diferentes edades

Los conciertos del maestro Alfredo Muñoz son fuente de aprendizaje y disfrute para todos los públicos.

Ver y comprender un concierto, la presentación de un ballet o bailes populares demanda prestar atención a los códigos de cada puesta. Más allá de crear espacios, hay que aprovechar los existentes en horarios de mayor teleaudiencia.

¿Por qué limitar el análisis de las artes visuales y los géneros musicales elaborados solo a determinados programas ubicados en segmentos vespertinos o nocturnos? Por ejemplo, Signos (Cubavisión, miércoles, 2:45 p.m.), La otra mirada y Bravo (Canal Educativo, lunes, 9:30 y 10:00 p.m., respectivamente).

No se escucha lo que no se ve, lo que no alcanza la percepción festiva, “cuando la conciencia entrelaza lo sensorial, lo sensitivo, lo estético interviene con más fuerza y su lectura es obviamente consciente”, según el crítico de arte Juan Acha (Perú, 1916 – México, 1995).

De ningún modo se aprehenden los saberes por ósmosis, estos requieren investigaciones, estudios, acercamientos, que el medio televisual propone y estimula en mensajes, los cuales abren cauces en la dimensión espiritual del destinatario.

Tampoco olvidemos, la lectura empática emociona al sujeto. Ella implica a la conciencia y sus niveles racionales, la capacidad para identificarse con los demás, la sensibilidad, el desarrollo personal.

A veces los enfoques sobre exposiciones, festivales o conciertos se limitan a la mirada parcial, no involucran las tendencias, la riqueza de procesos y acciones, estos varían en dependencia de los campos de resonancia: vida cotidiana, tradiciones, consumo.

En el audiovisual los públicos participan en un pacto, del cual se cansan en algún momento, o lo rechazan, cuando no cumple sus expectativas, las cuales exigen reconocimiento, empatía e identificación. Lo que se dice y cómo se dice influye en la legitimación de palabras, modas, expresiones al uso.

Ningún decreto basta para estimular los aportes creativos en la labor colectiva de la TV, esta es una responsabilidad individual y de los expertos participantes en el proceso de realización.

Las audiencias exigen variaciones de lenguajes en un mundo de imágenes fragmentado, donde las transformaciones propias de la modernidad instauran otros tipos de relación social, que la cultura tecnológica ya prefigura y de la cual la pequeña pantalla es un eslabón esencial, para beneficio de la sociedad cubana.

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