Como nunca, de la Radio a la Internet
Hace aproximadamente nueve meses, durante la I Convención de Radio y Televisión, efectuada en el Palacio de las Convenciones de La Habana, conocí a una joven promesa del periodismo santiaguero y cubano.
Recuerdo que mis primeros minutos cerca de ella parecieron horas, surgió un silencio sepulcral que solo logró apagarse cuando la muchacha desenfadadamente preguntó: “¿sabes cómo funciona el wifi?”.
Acto seguido, Internet terciando, logramos establecer una conversación que concluyó de manera imprevista, pero feliz. Ambos éramos periodistas, ella invitada al evento y yo formaba parte del equipo de prensa encargado de cubrirlo.
No tardé mucho en solicitarle una entrevista. Quería que me expresara qué significaba para ella participar en un evento de tal magnitud representando a su provincia.
Me dijo que no le gustaban las entrevistas, sino entrevistar, y que, además, no le agradaban las cámaras, que lo suyo era la radio. Ahí fue cuando comenzó nuestra conversación real, pues la joven Dariela Gámez Paz es locutora y guionista de Como nunca, una de las excelentes emisiones que conforman la programación de Radio Mambí, en Santiago de Cuba.
Este espacio se transmite de lunes a sábado, entre las 9:00 a.m. y las 9:30 a.m. y este año cumplirá su décimo primer aniversario al aire.
¿Qué temáticas se abordan en tu programa?
Como nunca es un programa de promoción de la lectura, incluye algo de crítica literaria, pero su fin es, en esencia, hacer que la gente se motive por un libro cualquiera.
Desde que lo escribo, hace más de dos años, he hablado de todo tipo de libros, desde ensayos de cine o música, pasando por textos históricos –que muestren elementos nuevos, investigaciones recientes, hasta llegar a la ficción: novelas, cuentos, poesía. También se ha referido a libros de cocina, de manualidades, revistas… El espectro es amplio y tratamos de mostrar lo atractivo de ese libro, lo que puede hacer que la gente quiera buscarlo en librerías o bibliotecas.
Además de locutora, eres guionista del programa. ¿Cómo concibes los guiones?
Para elaborar el guión, la idea del libro me llega de cualquier lugar. Tengo en cuenta desde el clásico ya conocido, hasta lo que oigo en las noticias, el texto que se presentará o se presentó ya, lo que se dice en un programa cualquiera, lo que una amistad recomienda.
Me sucede que ante la más mínima referencia a un libro aguzo el oído y pienso en Como nunca. Ya con el volumen definido, el resto es hojearlo, buscar su esencia (para un programa diario es difícil leer el libro entero), preguntar a gente del mundo literario sobre ese autor o la obra, y valerme de referencias de otro tipo, como lo que aparece en la web sobre el tema.
Luego, dosifico la información en las cinco cuartillas del guión y la presento al oyente lo más ligera posible, sin que ello signifique superficialidad. En radio resulta imprescindible la claridad, expresar la idea directa, corta, y un guión que haga como si le hablara en persona al oyente, como si lo tuviera enfrente, conversando de manera coloquial.
Eso intenté con los libros que presento en Como nunca: recomendar la lectura de un texto cualquiera como si quien me escuchara fuera amigo mío y estuviéramos en la sala de mi casa.
¿Cuánto valoras la radio como medio de comunicación?
En mi modesta opinión, la televisión te da todo, la radio, al valerse solo del sonido, sugiere más. Por eso prefiero imaginar, a veces es más interesante lo creado en tu mente que lo que llegas a ver con tus ojos. Es como si, al mirar, se fuera el encanto. Así lo percibo como oyente.
Como realizadora, guionista o locutora, tranquiliza mucho saber que nadie te está mirando, solo te escuchan, y que los únicos ojos sobre ti se reducen a los de una cabina de transmisión, con un director, un realizador de sonido y un asesor. Eso me gusta.
¿Puedes comentar alguna anécdota de lo que te haya sucedido a lo largo de estos años?
Un día, de camino al trabajo, en una casa cerca de la emisora, siempre ponían el programa, y alcancé a escuchar que una persona le dijo a otra: “Mira ese libro a lo mejor le gusta a no sé quién. Averigua dónde está esa librería para que lo consigas”.
Quizás no fueron esas las palabras exactas, pero fue la idea. Eso me dio la medida de que estaban oyendo el programa, lo entendían y funcionaba la promoción de ese texto. Sonreí entonces caminando por la calle.
También gané oyentes habituales, personas en diferentes lugares, en su casa o el trabajo, que me preguntaban por el libro tal, o me comentaban que no lo encontraban, que se lo prestara. Eso me llenó mucho.
Al tratarse de literatura, el programa puede resultar denso para muchos. No todo el mundo lee, ni gusta de la lectura. Por eso nos proponemos hacerlo ligero, muy conversacional. Por tanto, saber que aunque pocos lo escuchan y esperan cada emisión, nos satisface muchísimo.
¿Insatisfacciones?
Ninguna, pero si cambiara alguna cosa sería incluir segmentos en los cuales los oyentes-lectores puedan opinar, sugerir, proponer. Tal retroalimentación enriquece mucho, pues sabes por dónde vas y qué camino puede darte mejores resultados.