26 de abril de 2024

envivo

Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Cuando a un hombre lo define la pasión

Al llegar a Radio Taino, ávido de conocer los secretos y saberes del medio, muchas fueron las personas que me aconsejaron: “Si quieres  aprender cómo se hace buena radio acércate a Manolo Luis”.

Así lo hice, y poco apoco, día tras día, pude ver cómo aquel hombre alto y delgado de andar apresurado y gestos nerviosos, no solo ponía su creatividad en cada programa sino también su corazón.

Licenciado en Derecho por la Universidad de la Habana, Manuel Hernández Ponce comenzó su vida laboral como asesor jurídico en la Empresa de Grabaciones Musicales (Egrem), perteneciente al Ministerio de Cultura, única discográfica que tenía Cuba en ese entonces.

Pero el joven jurista tenía también inquietudes artísticas y musicales que lo llevaron a querer incursionar en la radio.

“Comencé a hacer radio en los estudios, en la multipista, donde pude gestar esas inquietudes gracias, en gran medida, a la Asociación Hermanos Saíz.

Luego entré en Radio Taino con un programa que se llamó El sonido de Cuba, que era el sonido de la discografía cubana, en ese momento lo hacía la Egrem.

Así fueron mis inicios en este medio, simultaneando con mi trabajo en la empresa”, cuenta Manolo y su rostro se ilumina al recordar.

Lejos de desaparecer, las inquietudes del novel artista fueron más allá de consolas,  micrófonos y sonidos, para adentrarse en el mundo de los guiones y la dirección artística.

“En  esa época participé en un taller nacional de guionistas de espectáculos musicales que me formó profesionalmente, ahí fue que me di cuenta de qué cosa era ser artista. Descubrí lo que estaba pasando en mi mente. Yo siempre estaba pensando, creando… no podía entender que eso era normal. En ese taller me encontré a mí mismo y eso me dio fuerzas para seguir”.

Así estudió por las noches en la Facultad de Artes y Letras, en el intenso taller donde tuvo la oportunidad de visitar muchas instituciones culturales, ver teatro musical y todo tipo de  espectáculos.

Luego continuó su formación como director artístico en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Durante este tiempo de superación, Manolo se mantuvo haciendo radio y espectáculos vinculados a la Egrem.

“Más tarde, cambié de área dentro de la propia empresa y me convertí en gerente artístico, o  como también se le dice, vendedor internacional, y pasé al área que sacaba giras artísticas para el mundo. Realicé un posgrado en Comercio exterior para perfeccionarme, y estudios de música en la Escuela de superación Ignacio Cervantes, que no pude terminar pues viajaba mucho, pero sí di clases como para aprender solfeo, apreciación musical, ritmo, entender que era una fusa, una corchea… en fin, aprender del mundo musical. Así seguí alternado mi trabajo en la empresa, mi trabajo artístico y mi superación.  Seguí trabajando en la radio, creé el programa Acércate, que se transmitía en las noches”.

En paralelo, Manolo hizo espectáculos publicitarios y culturales como el de los 90 años de Compay Segundo en el Teatro Nacional, a quien recuerda con cariño casi paternal. En televisión comenzó con videos independientes y campañas de bien público. Luego realiza la versión televisiva de A Buena Hora, espacio conducido por Miozotis Parapar, en Cubavisión Internacional. Con esa misma conductora trabaja dirigiendo el programa Desde dentro, que transmitió Cubavisión.

 A mi manera es otro de los proyectos que el director recuerda con mucho cariño, un programa conducido por artistas diversos y al que cada uno le imprimía su sello personal. Pero, según el propio realizador,  lo que más le marcó en televisión fue Escena Abierta, una colaboración entre el Ministerio de Cultura y la Televisión Cubana, que era un making de artes escénica. Para este espacio filmó durante casi siete años sobre una agrupación  diferente cada semana, y con él ganó múltiples premios en la Convención Internacional de Radio y Televisión por las especialidades de guion y dirección, así como premios en  certámenes extranjeros.

“Fue una experiencia muy linda pues me dio la oportunidad de filmar danza, teatro dramático e infantil, circo y pantomima. Entender cómo hacían su arte y sus peculiaridades como grupo, como artista, sobre la preparación, la relajación, su discurso, escenografía, luces… Fue fascinante que me dejaran entrar en sus mundos creativos, en esa parte que la gente tal vez no conocía o conocía muy poco. Estuve en el interior de grupos tan importantes como Argos Teatro, El Ciervo Encantado, El Público, El Folclórico Nacional, Danza Contemporánea, Ballet Español de Cuba, Teatro Guiñol, pero además yo dramatizaba, era como un docudrama, yo trataba de llegar a la vida de ellos, no solo era la puesta sino todo lo que había  detrás”, explica el artista.

¿Por qué dedicarle  más tiempo a la radio? ¿Por qué A Buena Hora?

En realidad, la radio me ha permitido ser más estable porque es un medio muy noble. A Taino llegué hace 30 años. Hice varios programas, pero cuando la emisora asume su perfil comercial, se hace un programa especial y de este nacen las bases por las que hoy hago el proyecto cultural A Buena Hora, como uno de los primeros programas de esta nueva etapa. Ese, sin dudas, fue el gancho que me unió de manera definitiva y más permanente al trabajo en la radio”.

El programa fue creciendo, alimentándose de todas las vertientes del arte, hasta caminar con pasos propios, y junto a él, los sueños de su creador se encaminaron en distintas direcciones, aunque manteniendo la promoción cultural como eje.

“En la actualidad, los discursos se están mezclando, las fronteras se están perdiendo en las puestas. Ya las nuevas tecnologías y la democratización de la información te permiten gestar contenidos por distintos canales, por tanto yo puedo trabajar un mismo contenido para radio, televisión y hacerlo un espectáculo, programa especial. Es entonces que nace A Buena Hora”.

Manolo recuerda que desde pequeño siempre le gustó crear y le  fascinaban todos los medios, el espectáculo es muy especial para él porque tienes al público delante y, según sus palabras, “es otro código, más personal”.

La radio tiene un alcance muy especial, por la inmediatez, porque hay que darlo todo con sonidos, tienes que fabricar imágenes en la mente de los oyentes. La televisión conjuga muchos factores, audio e imágenes, y una magia especial, pero diferente porque puedes manipularla para darle otros aires artísticos. También me gusta el marketing. Lo que hago es mezclarlo todo.  Hoy día somos más gestores de contenidos, lo que hay que hacer es  pensar desde que se gesta ese contenido a dónde quieres llegar y cómo quieres hacerlo.  Cada día se crean más plataformas multipropósitos y ya el mundo está lleno de estas nuevas maneras de hacer. Eso es lo que me ha llevado a hacer A Buena Hora, mezclando todo esto que he ido pensando y creando en un mismo producto. Tal tal vez la experiencia  en el trabajo empresarial me hace pensar las cosas muchas veces en términos de producción  y buscar la mejor estrategia para crear el producto artístico”, apunta.

¿Por qué centrar todos los perfiles de A Buena Hora bajo una sola marca?

Yo le doy mucho valor a la concentración de contenidos, a la identidad. Tal vez por mi formación ecléctica, le doy tanto valor a lo que puede mover un nombre, una  identidad. Cuando tú haces cosas separadas se dispersan pero si unes todo en una misma estrategia eso te da mucha fuerza, pues le das más credibilidad, concentración y garantiza un mayor seguimiento. Eso es lo que quiero con este proyecto: crear una plataforma cultural multipropósito. Tal vez si todo esto que hago bajo el sello de A Buena Hora lo hiciera dividido me sería más productivo económicamente, pero estaría quitándole fuerza al proyecto y menguando el trabajo de un equipo que me sigue. Si en un mismo estudio, paralelamente a la transmisión tradicional, transmito por audio real en internet y en video a través de YouTube, pongo fotos en Facebook, y además me queda esa transmisión en una cinta testigo que después puedo reutilizar, todos estos canales amortizan la producción. Esto es además una manera de adaptarnos y crecernos ante las limitantes en nuestros días, crear un poco más sobre un mismo contenido y lograr una producción bastante austera. Lo que yo hago es adaptarme a las condiciones reales pero sin perder ese aliento de crear y de poder hacer y de llegar por varias vías y de varias maneras al público”.

¿Crees que A Buena Hora es tu gran proyecto profesional?

Me gustaría hacer mucha más cosas, pero prefiero que A Buena Hora crezca más, el plan que tengo,  es que sea un proyecto cultural más ambicioso que llegue a mas públicos y eso me lleva tanto esfuerzo que no creo tener tiempo para otros proyectos. Siento que puedo hacer más cosas, como documentales. Lo que pasa es que mi gran sueño es que toda mi obra futura salga bajo el proyecto A Buena Hora. Tal vez una casa grande, una productora, algo grande que pueda dar espacio a muchas cosas, pero desde una misma marca.

Una vida tan productiva y una obra tan vasta son merecedores de quedar plasmadas en un libro ¿Has pensado en eso?

Para serte honesto, muchas veces siento ganas de hacer eso, sobre todo de hacer ensayos… pero me falta el tiempo. Yo analizo mucho el comportamiento de las cosas que pasan y merece la pena poderlas analizar y demostrar. Sí he pensado en hacerlo pero no me he atrevido por falta de tiempo y de condiciones.

¿Cuál es la clave del éxito de cualquier proyecto?

– Cada día le doy más valor al equipo: una persona, un creador no es nadie si no tiene un buen equipo, si el equipo no transmite con tu misma vibra y energía y en tu misma frecuencia, si no tiene sentido de partencia, si no se siente realizado igual que tú, si no encuentra la manera de canalizar sus inquietudes personales. Por eso defiendo tanto el concepto de equipo, porque me hace mucha falta el staff. Yo dedico mucho tiempo a conformar el equipo y que este se mantenga estable con las condiciones que hay, porque A Buena Hora necesita de un equipo. Trato todo el tiempo hay que mantener el equipo y hacerlo crecer, sumar nuevos talentos, que crean en el discurso de creativo de A Buena Hora y con alto sentido de pertenencia.

Has dedicado una vida a trabajar por la cultura y ahora la cultura te distingue,  ¿Cómo te sientes al respecto? 

Cuando pasan estas cosas me hacen pensar la responsabilidad tan grande que uno tiene como creador, de transmitir  cultura, de decir que la hace. Para mí es muy importante buscar las maneras de que la cultura llegue a distintos segmentos de la población, de una manera amena cercana, creativa e inteligente. Porque tú puedes hacer algo que sea cultural, pero si no logras que la gente se quede enganchada no logras nada. El reto que tenemos los creadores hoy día, con tanta información que se mueve constantemente, es hacer cultura y transmitirla desde un acercamiento creativo y agradable. Yo defiendo el concepto de no caer en las trilladas carteleras, sino hacer un producto investigativo que abra puertas al conocimiento, más allá de conocer el suceso cultural en sí. Por eso insisto en el trabajo de curaduría de los contenidos. Es importante ofrecer contenidos interesantes pero también cómo defender esos contenidos al aire, de sean realmente agradables. Pienso que transmitir cultura y poder llegar al que está manejando su carro, al que va escuchando desde un teléfono celular y decide escucharte, es un reto diario.  

Un consejo a las nuevas generaciones de radialistas.

Estar más a tono con las nuevas tecnologías y no descuidarnos pues el mundo de hoy es de plataformas mediáticas y eso implica, entonces, crear el equipo, las maneras y los contenidos para eso. Ya no se puede pensar en que estamos haciendo radio pura pues eso cambió, sin traicionar el concepto de radio sino enriquecerlo. Yo defiendo la idea de hacer una radio cada vez más multipropósito para que siga siendo el medio pero acorde a los nuevos tiempos. Eso lleva que cuando estés entrevistando a un artista, este tiene que saber que también está siendo filmado y tienes que pedirle fotos y videos de su obra. Es crear la conciencia en los entrevistados de que no vienen solo a hablar, sino a visualizar lo que hacen gracias a las nuevas tecnologías. Lleva a redactar de una manera diferente en las redes sociales, porque estas transmiten otro lenguaje, pero tienes que ser capaz de resumir todo el contenido. En el caso de los videos saber qué filmar.

¿Cómo asumes la Distinción por la Cultura nacional? 

– Me sorprendió. Me gusta, como a todo el mundo, que reconozcan mi trabajo. Es algo que llegó y me sentí contento, pero me puse a pensar. Y no creo que debiera llegar antes pues las cosas llegan cuando realmente deben llegar. Cuando fui al acto de reconocimiento y me encontré con tantos artistas buenos, famosos, que yo he entrevistado en el programa, me hizo sentir una cosa rara. Eso me dio una dimensión de que estaban reconociendo nuestro trabajo, que está siendo útil. Uno tiene que hacer y crear los reconocimientos. Esta distinción me transmite seguridad, pero también me hace pensar que tengo que seguir trabajando igual o mejor para demostrar que soy merecedor del reconocimiento. Me exige un mayor compromiso, aunque yo vivo enamorado de esto.

¿Qué haces en su tiempo libre?

– Me apasionan los temas científicos. Me gusta mucho estar informado. Disfruto ver documentales. Me gustaría mucho poder ir a teatros, cines espectáculos, pero en realidad no tengo casi tiempo.  Lo que pasa es que desarrollo una estrategia personal para conocer de obras a las que no puedo asistir físicamente. Me gusta ver una buena película, ver o escuchar un buen programa, escuchar buena música, ir a lugares interesantes.

¿Te defines en una palabra?

Pasión. Siempre me entrego a lo que hago con mucha pasión, también soy creativo y soñador… pero la pasión es lo principal.

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