Día del oyente: fecha de compromiso, vocación y amor
Desde el 19 de marzo de 2004 se instituyó el Día del oyente y la familia radialista, iniciativa que nació en la emisora Radio Cadena Habana y hoy abarca, con carácter personalizado, a cada emisora de casa.
En esta oportunidad, cuando los ecos de su centenario se respiran, este día tuvo especial significación, en tanto es el medio que, en su aplaudida veteranía, es capaz de reinventarse dentro de un universo en que las tecnologías roban espacio e interés, esencialmente en los más jóvenes.
Radio Progreso, representativa de esa experiencia acumulada y aprovechando su estudio uno Benny Moré (escenario de tantos acontecimientos memorables de la historia musical cubana) acogió a muchos de los rostros asiduos a sintonizar la programación de la emisora. Estas personas, henchidas de agradecimiento, recibieron el aplauso de la mayoría de los actores y actrices, periodistas y técnicos que conforman la familia de la llamada Onda de la alegría.
Con las palabras inaugurales de la actual directora de la emisora, Cristina Reyes, se abría la gran oportunidad para el radioyente de conocer a esas personas, tan comunes como ellos, pero con la responsabilidad de entrar a sus hogares como diría el maestro Eduardo Rosillo: sin pedir permiso para formar parte de su habitualidad, haciéndolos recordar, reflexionar y lo más importante, sonreír.
Cuando la emisora abrió sus puertas comenzaron a arribar oyentes desde Managua, Jaruco, Centro Habana, el Vedado, Mantilla. Rostros acabados de maquillar; otros (la mayoría) con las huellas del tiempo en su mirada y andar; todos con la sonrisa que alienta el alma, cuando halla ese otro yo que le hace obviar las dificultades; mitigar la distancia física de los seres queridos y el dolor de los que ya no estarán. Ese otro yo que es la radio.
Y ese fue el encuentro con el oyente en Radio Progreso: absoluta certeza de que entre la radio y sus escuchas prevalece una comunicación que trasciende el contacto físico porque es un abrazo emocional y compartido que deja huellas.
En las palabras de la máster y Directora de Comunicación de la radio cubana, Mirta Ramos Difurniao, quedó explícito que de cada criterio, sugerencia o critica del escucha nace un nuevo motivo para el perfeccionamiento del trabajo de directores, guionistas, técnicos de sonido, editores, porque el oyente es un punto esencial dentro de esa comunicación que abre matices de comprensión y entendimiento entre todas las partes posibles.
La ocasión permitió ver los rostros de los locutores Manuel Martínez Tamayo, Arletty Roque fuentes, Flor Amalia Lugo, Iris Sobeida Columbié, Miguel Sierra Castro; los periodistas José Raúl Belén Acosta, Teodoro Herrera; el muy aplaudido director Juan Carlos García del Vallín; de los técnicos y asistentes como el ya reconocido Pupito Arroyo.
En ellos estaba la representación de los muchos profesionales que todos los días y durante las 24 horas apuestan por escribir una historia de amor entre los oyentes y ellos. Una historia que reúne rigor y compromiso.
Por ello, ni siquiera las dificultades técnicas de sonido pudieron opacar la parte humana que significó esa relación de complicidad que trasciende el dial y se instala en el corazón.
Ojalá este Día del oyente sea un excelente pretexto para que el histórico estudio uno de Radio Progreso, que no por casualidad lleva el nombre del Bárbaro del Ritmo, no permanezca siendo un espacio vacío y recobre el alma de la presentación en vivo. Ese espacio que significó Alegrías de sobremesa, por ejemplo, y que en su honor se llene de otros proyectos donde la interacción con el público renazca de modo presencial.
Gracias a Radio Progreso por la oportunidad de llegar a tantas casas de cubanos, incluso allende los mares. Gracias a la radio toda, por esta iniciativaen ascensode festejar el día del oyente y la familia radialista, fecha que, sin dudas, aúna compromiso, vocación y amor.