Documentales cubanos compiten en Trinidad Tobago Film Festival
Entre los largometrajes en competencia estuvieron La obra del siglo, de Carlos M. Quintela, definido por el sitio web del festival caribeño como un filme laureado en el Festival de Rotterdam, que analiza ciertas enfermedades y aberraciones de la Cuba contemporánea, a través de un estudio dramático que alterna la ficción, en blanco y negro, con fragmentos documentales en colores.
Otro de los largometrajes concursantes fu: Venecia, de Kiki Álvarez; en tanto compitieron en la secci’on de cortos y mediometrajes de ficción: La profesora de inglés, de Alán González, y Crepúsculo, de Juan Pablo Daranas.
El primero mereció el máximo premio de ficción de la XIV Muestra Joven del Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficos. Calificada por la prensa de sobrecogedora y extraordinaria, la obra fue escrita y dirigida por Alan González, y obtuvo, además, los premios a mejor guion, dirección, fotografía y banda sonora.
Los documentales cubanos también ocuparon espacios en las salas de este evento, entre ellos, El enemigo, de Aldemas Matías; La despedida, de Alejandro Alonso; Lorenza, la radio y tú, de Roya Eshraghi; y Milagrosa, de Diana Montero.
La despedida, con guion y dirección de Alejandro Alonso, es un corto documental de 25 minutos protagonizado por un viejo trabajador que vive en las ruinas de lo que fueran las prósperas Minas de Matahambre, ahora inactivas. A sus 84 años, cansado de recordar y angustiado por las tensiones familiares, se enfrenta a la certeza de que su tiempo se está acabando. Fue producido por la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños.
Por su parte, el cortometraje de Juan Pablo Daranas, Crepúsculo, exhibe la historia de Alicia, una joven que sueña con ser actriz, pero trabaja como payasa en un mediocre circo ambulante. De gira por un recóndito poblado montañoso, al que aún no ha llegado la electricidad, conoce a Abelito, un niño con una grave enfermedad de la piel que le impide salir a la luz del día.
Milagrosa es una producción de la destacada cineasta Diana Montero. Se acerca al personaje de Dalkys, quien hace más de 20 años preside un culto donde es poseída por San Lázaro. Así atiende a enfermos que acuden a ella desde todas partes de Cuba. A pesar de su capacidad para sanar, en el interior de su hogar no logra aliviar a su marido Evelio, quien padece diabetes avanzada. El agravamiento de la enfermedad y la falta de fe de su marido hacen dudar a Dalkys de su propio don.
Respecto a su personaje, ha dicho la realizadora: “Dalkys es una mujer heroica, porque es la curandera de la comunidad y su método funciona a nivel emocional, porque le insufla mucha energía a la gente; pero está sola y no tiene con quien compartir esa energía. Ella no puede curar a Evelio, porque él no cree en ella y esto último es muy importante en este tipo de práctica, es decir, tú sanas si vas con fe y si confías tanto en el santo como en la persona que en nombre del santo te atiende”, apuntó.
En el Festival se exhibieron también, fuera de concurso y como parte de una retrospectiva de lo mejor del cine caribeño, los filmes cubanos Fresa y chocolate y Memorias del subdesarrollo, ambos dirigidos por Tomás Gutiérrez Alea, y el primero codirigido con Juan Carlos Tabío.