El programa Mientras tanto, de Silvio Rodríguez

Silvio Rodríguez
El 12 de noviembre de 1967 salió al aire por primera vez el programa televisivo Mientras tanto. Su director era Eduardo Moya, el guionista: Victor Casaus, el asesor: Guillermo Rodríguez Rivera, el escenógrafo: René Azcuy, y el protagonista: el joven trovador Silvio Rodríguez. Lo esencial eran sus canciones pero se debatían temas musicales y juveniles muy interesantes con invitados como el escritor Luis Rogelio Nogueras, y los músicos Leo Brouwer y Pablo Milanés.
El proyecto comenzó casualmente una noche de septiembre de dicho año, cuando Silvio visitó con su guitarra a Humberto García Espinosa. Coincidieron allí con Juan Vilar y su esposa, quienes quedaron encantados con las canciones y el ángel del muchacho. Le preguntaron si estaba dispuesto a conducir un programa semanal de media hora con su obra por el Canal 4 de la Televisión cubana.
Asustado, Silvio acpetó con la idea de presentar también a otros de sus compañeros en la misma línea e intérpretes reconocidos, interesados en el nuevo quehacer. No fue difícil argumentar la importancia de este espacio en el entonces Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR), por cuanto ese año había estallado una polémica pública sobre una supuesta crisis de la música cubana, y el programa podía demostrar lo contrario.
Uno de los elementos que nutría los argumentos de la supuesta crisis musical en Cuba era que el programa Nocturno difundía preferentemente música extranjera, y que la juventud estaba rechazando las creaciones nacionales. Oir supuesto, estos criterios ignoraban los aportes que estaban haciendo Juanito Márquez, Raúl Gómez, Los Zafiros, Pacho Alonso y, sobre todo, Juan Formell con la Orquesta Revé.
Reconocidos músicos y críticos la emprendían insdiscriminadamente contra la música extranjera que, por fin con muchas limitaciones comenzaba a difundirse. Cuestionaban la calidad de excelentes artistas como Charles Aznavour, Raphael, Manzanero, Mira, Alberto Cortez, Massiel, Mama´s & the Papa´s, Los Beatles.
Algunos de los invitados inevitablemente trataban el tema, mencionaban que la causa de la difusión de la música extranjera sobre la de autores nacionales eran los años de restricción que habían impuesto la propia radiodifusión en el país. Definitivamente se valoraba que no existía crisis de la música cubana sino una difusión inadecuada.
El mismo programa Mientras tanto coincidía en el horario con Nocturno. Había comenzado los domingos a las 8:30 p.m. y luego se transfirió para las 9:00 p.m. pero siempre coincidiendo con el estelar de Radio Progreso.
Silvio Rodríguez nunca se propuso “contrarrestar” con su espacio al de la Onda de la Alegría, incluso él y otros de su generación se consideraban muy agradecidos por atraer a un horizonte sonoro de actualidad universal.
Silvio, que al principio se veía muy nervioso en el set, fue ganando seguridad. Para el domingo 17 de marzo de 1968 habían transmitido ya una veintena de programas. Se había mencionado el tema de la cantidad de buenos cantantes de Cuba, incluyendo a Meme Solís, Los Zafiros, los Bucaneros, las D´Aida, Voces Latinas, Los Brito… pero al mencionar los grupos extranjeros se escuchó una voz en off que preguntó cuál era internacionalmente el mejor cuarteto. Sin titubeos, Silvio hizo frente a cámara una afirmación inobjetable: -Los Beatles, por supuesto.
Aunque Los chicos de Liverpool no estaban prohibidos en Cuba, al presidente del ICR no le agradó el comentario. Requirió al director, al guionista, y pretendió –no lo conocía– que Silvio se retractara al domingo siguiente. El propio tema musical del programa, al principio y al final de cada emisión decía:
Al que le disguste mi sincero afán
De decir la vida?? en mi canción,
Solo le diré que cuando pueda
Colgaré mi voz de algún lugar común
Que cuando pueda dejaré mi forma de pensar
Que cuando pueda mi guitarra irá a parar al mar
Pero mientras tanto
Yo tengo que hablar, tengo que vivir
Tengo que decir lo que he de pensar
Mientras tanto,
Yo tengo que hablar, cantar y gritar
La vida, el amor, la guerra, el dolor.
Y más tarde,
Guardaré mi voz
Al que se disguste con mi proceder
De esta gran manía de soñar
Solo le diré que cuando pueda
Haré un gran bulto de canciones y me iré
Que cuando pueda seré viejo y ya no contaré
Que cuando pueda mi guitarra no acariciaré
Pero mientras tanto,
Yo tengo que hablar, tengo que vivir
Tengo que decir lo que he de pensar.
El joven artista no fue al siguiente programa, y cuando le preguntaron que haría, respondió que si no podía expresar sus criterios no iba más… así fue, durante dos domingos estuvieron presentando materiales fílmicos hasta que para el tercero se anunciaba otro espacio: Y…
Fuentes:
Casaus, Víctor y Luis Rogelio Nogueras. Silvio Rodríguez: que levante la mano la guitarra. Editorial Letras Cubanas, la Habana, 1984.
Sanz, Josefa. Memoria trovada de una revolución. Silvio Bilbao, Editorial Guazapa, Liburvak, 1992.
Periódico El Mundo. Cartelera de TV del 1 de noviembre de 1967 al 1 de abril de 1968.