27 de julio de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

El séptimo arte en casa

Aproximaciones a estéticas fílmicas e ideas que se privilegian en programas televisuales
El séptimo arte

El séptimo arte

Realizadores de diferentes generaciones son conscientes que nunca existe narración sin identidad. Esta esencia la asume nuestra TV pública al pensar los procesos comunicativos desde las operaciones del intercambio social y las matrices que articula la cultura.

Ellos configuran sistemas artísticos, motivan relecturas de ideas, pensamientos, valores éticos, expresados mediante temáticas, enfoques, estilos diversos.

A visibilizarlos contribuyen varios espacios, entre ellos: De cierta manera (Canal Educativo, jueves, 9:30 p.m.), Letra fílmica (Canal Educativo, martes, 9:35 p.m.) y De Nuestra América (Cubavisión, miércoles, 10:25 p.m.) p.m.) y la programación dominical de Multivisión.

Uno de los nombres significativos de la historia del cine cubano es, sin duda, Tomás Gutiérrez Alea, Titón, a quien se dedicará la edición 40 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana en diciembre de 2018.

Recordemos que Historias de la Revolución, exhibido en el espacio Cine en familia (Cubavisión, 2:00 p.m.), fue el primer largometraje de ficción realizado por el ICAIC en 1960. En esa puesta, Gutiérrez Alea se apoya en el neorrealismo al estructurar tres relatos: El herido, Rebeldes, La batalla de Santa Clara. Desde los inicios, él demostró incursiones por registros diversos, la defensa del cine como un elemento movilizador y estímulo a la participación en el proceso revolucionario.

En ese primer intento, situaciones en contextos de tramas que recorren la historia de la insurrección contra la dictadura de Batista destacan el tema de la conciencia, eje central del discurso narrativo.

La música de los maestros Harold Gramatges, Carlos Fariñas y Leo Brouwer, resignifica actitudes, gestos, diálogos, silencios, logra una presencia física en la recreación de experiencias históricas.

Según considera Brouwer: “se debe componer para la guitarra como si fuera una orquesta. Enfrento dos mundos sonoros o maneras de hacer, así manejo las formas, las estructuras y los modelos técnicos”.

Por su parte, Titón se identificó con una máxima de Brecht: “el espectador no debe identificarse con los personajes, sino discutirlos”. Consideraba que toda creación, si se quiere perdurable, implica el ejercicio permanente del pensamiento.

A ello han contribuido actores y actrices que asumen los personajes con el alma, la piel, la interiorización convincente. Enrique Molina estudia de forma precisa cada detalle de “ese otro hombre que debo conocer  y reconocer para transmitir lo hondo de su sentir”.

Paula Alí necesita tiempo para concentrarse y asimilar cada nueva experiencia. “Es un riesgo que siempre pone un desafío por delante”, comentó.

Desde su perspectiva, Titón articuló la teoría como uno de sus propósitos perseguidos en la práctica. De hecho, el medio televisual debe aprovechar las imágenes de narrativas diversas como reservorio artístico por excelencia.

Con razón estimaba Titón: “el realismo del cine no está en su presunta capacidad para captar la realidad, tal como ella es, sino en su capacidad para revelar, a través de asociaciones y revelaciones de diversos aspectos aislados, una nueva realidad”.

Nunca debemos perder la capacidad de sorprendernos, sobre todo mediante una conexión estable con artistas que contribuyen al desarrollo de ideas creativas.

Por otro lado, también merecen ser favorecidos desde una nueva mirada los espectáculos tradicionales, la asunción de ámbitos en los que el arte tiene cabida.

Trascender el evento, la inmediatez, la ocasión fortuita, propicia dar seguimiento a muestras valederas que fenecen al salir del espacio asignado coyunturalmente.

De acuerdo con Picasso: “En el arte no basta con intenciones, como decimos en español: obras son amores y no buenas razones. Lo que cuenta es lo que se hace, no lo que se tenía la intención de hacer”.
El entrenamiento de la mirada propiciará una mejor comprensión de lenguajes visuales y narrativos incorporados a la TV en producciones dirigidas a públicos diversos.

La confrontación de ideas forma parte de la naturaleza del trabajo intelectual, resulta un estímulo para el desarrollo de la personalidad de la niñez y la espiritualidad en etapas de la vida. No siempre el acontecer de la cultura se convierte en un acontecer de la existencia. ¿Cómo despertar la curiosidad del otro humano? ¿Existe una fórmula o métodos para cautivar a las mayorías? Son interrogantes que deben acompañar siempre a guionistas, directores y todos los implicados en la realización audiovisual.

Para fomentar el conocimiento se requiere abrir vías de acceso al saber desde la sedimentación de lo valioso y su jerarquización en programas televisuales de manera sistemática.

El arsenal de recursos de que dispone el arte contemporáneo le permite ejercer sus funciones en todos los niveles de comprensión y disfrute, aprovecharlos en la tv requiere de la sensibilidad, del talento de consagrados y jóvenes realizadores.

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