El valor artístico ¿una cualidad integradora?
En los entornos son omnipresentes las pantallas, de ellas forma parte la televisión tradicional, en estas múltiples voces exploran el mundo afectivo de los públicos. La representación propicia hacer visibles con palabras e imágenes una sociedad y su cultura, constituye el término más adecuado para abordar convenciones, las cuales organizan nuestras percepciones y la noción de realidad.
Cada televidente es un consumidor simbólico que interpreta lo que ve, de acuerdo a sus gustos, coloca lo verosímil en la encrucijada entre lo posible y lo real, desde una perspectiva válida para todos, pues la cultura es un mecanismo productor de textos nuevos.
¿Quién no precisa seguir una historia en acción, en la que se aplique el canon griego: “la perfección está en la unidad de las partes”. Para conseguirlo, resultan imprescindibles la coherencia y la verdad artística de los elementos implicados en la trama, de nada vale privilegiar componentes cognoscitivos, ideológicos, formales o de otro tipo.
En opinión del reconocido escritor, guionista y profesor Eliseo Altunaga: “Es fundamental en el guion, las fases del guion, la acción dramática, la línea narrativa, la estructura por actos, el personaje dramático y otros sistemas de narración no clásicos”.
Por su parte, la guionista y escritora Nilda Rodríguez, quien tiene una amplia experiencia en series policiales, destaca la verosimilitud del relato que se cuenta. “Los públicos deben creer en el contenido, el cual requiere un determinado tratamiento dramatúrgico”.
La asesora Nelia Casado ha reconocido en eventos celebrados en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que en programas unitarios y series referidos a la comicidad, esta implica la afirmación de un ideal estético específico y una determinada forma de valoración de la realidad”.
En otras puestas suelen liderar la tragicidad, la aventura y otros elementos que forman parte del juego con las expectativas en el relato.
Rescate y Estación 19 (Multivisión, de lunes a viernes), por mencionar dos series en pantalla, exploran actitudes de personajes-tipos, situaciones límites, frustraciones, rivalidades, venganzas; establecen una relación mimética entre el orden de la acción y de la vida, aplican el pensamiento que opera en toda narrativa, mediante una refiguración de la experiencia temporal.
Hay que estar alertas, pues ningún bocadillo, escena o plano es inocente en esos relatos, en los cuales no falta el liderazgo de alguien todopoderoso, la simbología de códigos estadounidenses y el universo ético sobre el que construyen sus certezas.
Los realizadores de dichas puestas, condicionan determinados puntos de vista –cada obra es una individualidad en sí misma–, cánones retóricos y dinámicas dramatúrgicas, las cuales constituyen un instrumento del conocimiento humano.
No han descubierto algo nuevo, tienen en cuenta que toda puesta demanda autenticidad, incluso aunque no incluya referencias evidentes de la realidad exterior.
El valor artístico es una cualidad integradora que nace en el proceso creativo, no admite improvisaciones ni negligencias, en detrimento de las partes y el conjunto de la representación.
Para transgredir preceptos y modos de hacer, resulta imprescindible el dominio de los establecidos. Desde la Estética se reconoce que la comprensión del arte, como un sistema de signos, cuyas unidades se articulan con cierta intencionalidad comunicativa, indica un camino para descubrir qué representa y cómo funciona el lenguaje artístico.
Todo relato cuenta dos historias: una explícita y otra que se debe desentrañar de la polifonía textual, incluso los secretos, las angustias y otras necesidades afectivas forman parte del terreno secreto, el cual es preciso invadir para arrojar luces en conflictos, circunstancias y situaciones.
Por supuesto, las historias guardan relación con la vida, dada su condición de universo representativo, en el que tiempo, espacio, causalidad, se constituyen en el contexto y la razón de ser del espectador.
Con independencia del género dramático elegido, la refiguración de la experiencia temporal se expresa en recursos narrativos que influyen en la velocidad del relato, el desarrollo psicológico y argumental de lo contado.
En las series mencionadas, el lenguaje es fundamental, pero no el único elemento importante, pues hay otros tipos de signos que además son acciones. Más de un conflicto motiva reflexiones. Cada persona debe ser consciente del sentido de la comunicación en los escenarios actuales, toda imagen es polisémica, subyacente implica una cadena flotante de significados, de ellos el espectador selecciona algunos e ignora otros. Quizá no recordamos el nombre de algunos personajes-tipos, pero sí tenemos presente la carga de conflictos afrontados en situaciones límites.