El orgullo del prejuicio y la pasión: comparación oportuna
Sería saludable, si fue intencional, pero si no lo fue, ha sido muy feliz casualidad que en nuestra televisión estén coincidiendo dos versiones de Orgullo y Prejuicio (Jane Austen), una de las más relevantes novelas de todos los tiempos: los martes, jueves y sábados tras el Noticiero Estelar de Televisión (aproximadamente, de 8.45 a 9.30 de la noche) y en el raigal Cubavisión, “canal de la familia cubana”, Orgullo y Pasión en su espacio ya tradicional de “la telenovela brasileña” que las ha sistematizado, y justo es decirlo, porque desde aquellas primicias de La Esclava Isaura en 1984 ya es una opción casi infaltable en nuestra parrilla, dada la alta simpatía que han ido ganando en el pueblo cubano con más o menos razones hace ya 40 años: toda una tradición de esos audiovisuales de Brasil para diversas generaciones de cubanos; y los viernes de 10.45 a 11.30 de la noche la serie británica para televisión del año 1995 que ha respetado exacto su título original, y mucho más, pero menos favorecida por la hora, el canal y peor aún: por la promoción.
Es una oportunidad a no desaprovechar para comparar ambas versiones de la misma obra, que podrían entenderse como tres obras distintas, incluyendo leer por supuesto, el original literario que data de 1813 y ya ha conocido cuatro adaptaciones al cine: una de 1940 con Laurence Olivier; otra de 2003; la más consagrada la dirigió Joe Wright en 2005 y mereció cuatro nominaciones a los codiciados premios Oscar y el premio Bafta a la mejor película revelación, y luego fue reescrita en forma de un musical de Broadway.
También se produjeron series para la televisión, básicamente británicas, por la BBC en 1958, 1967, 1980 y ésta de 1995, que ahora ocupa nuestra atención cada noche de viernes. Pero aún antes, el 25 de abril de 1966 se lanzó en España el primer capítulo de su serie catalogada como drama, Orgullo y Prejuicio, por el director de teatro y de televisión alicantino (Valencia, 1922; falleció en Gijón, Asturias, en 2020) Alberto González Vergel, que con algunos de sus personajes fundamentales, citaba como guionista a la propia Jane Austen; también Cuba ha intentado disímiles acercamientos. En Estados Unidos se publicó una parodia de terror muy exitosa (2009), con el elocuente título Orgullo y Prejuicio y los Zombis, base del filme británico-estadounidense homónimo en 2016. Con tal diversidad 200 años después, le podemos llamar trascendencia.
Original literario
El 28 de enero de 1813 se publicó Orgullo y prejuicio (Pride and Prejudice), la segunda y más conocida de las seis novelas principales de la inglesa Jane Austen (1775-1817); fallecida con 41 años de edad, hoy se ha descartado que haya sido por la enfermedad de Addison, sino por la de Hodgkins que sufrió su último año. Desde su natal rectoría de Steventon (Hampshire) en familia de la nobleza rural o burguesía agraria, la había empezado a redactar en 1796, con el título con que nunca se publicó: Primeras Impresiones (First Impressions), pero fue rechazada en 1797 por un editor a quien se la había ofrecido su padre de la autora, quien ya en 1805 comenzaría a publicar sus escritos anónimamente firmando solo como “Una Dama”, y no es sino hasta 1869 cuando despegó su popularidad, legándonos además de esas novelas, otras obras de no menos interés.
Se ha considerado que novelizó el pensamiento de la escritora fundacional de la filosofía feminista que precedió un siglo, la inglesa Mary Wollstonecraft (1759-1797) madre de Mary Shelley (tras cuyo parto a los diez días falleció por infección puerperal), la romántica autora de Frankenstein (1818, pionero de la ciencia ficción de terror); Jane Austen ha sido llamada “otra hija” de Wollstonecraft, cuyos ideales ambas (Shelley y Austen) blandieron.
Considerada su obra maestra, un clásico de la literatura inglesa de todos los tiempos y una de las primeras comedias románticas en la historia de la novelística, en la dualidad entre el amor y el dinero esta novela cuestionaba la nobleza terrateniente británica y la ley de propiedad, organización familiar basada en el linaje, con propiedades inalienables e indivisibles que se trasmitirían al descendiente primogénito varón, y en su defecto al varón más cercano a la familia: en la familia de clase media con cinco hijas en el entorno rural de Longbourn de esta novela de costumbres, correspondía al primo del padre. Contra que las mujeres fueran condenadas a vivir relegadas y dependientes de matrimonios que no eran sino simples acuerdos comerciales en aquella sociedad conservadora y machista, esta novela apuesta por una buena elección de pareja, pues el amor puede y debe enfrentar y vencer todas las barreras y prejuicios por diferencias económicas y sociales en general, mientras se alejaba con su mordaz ironía de las “novelas sentimentales” del romanticismo de antaño, y avanzaba precursora hacia la literatura realista, cuyos gérmenes no se reconocen sino a partir de 1825 y sobre todo, tras la Revolución de 1848.
La protagonista (Elizabeth, la segunda de las cinco hijas) ha sido valorada protofeminista, al rechazar que ningún hombre tuviera que ser la solución a sus problemas, batallando contra los prejuicios que le generaban el orgullo de clase de su aristocrático amado Mr. Darcy que ella acusaba de arrogante, como la misma autora Austen, que tuvo pretendientes como el irlandés Thomas Lefroy, pero sin poder aportar dote suficiente nunca se casó (tampoco su hermana Cassandra), y desde su célebre frase inicial se cuestiona quién depende de quién: “Es una verdad universalmente admitida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa”. Mezcla de sentimientos en total discrepancia, revolucionó antecedente de su coterránea la eterna Cumbres Borrascosas (1847; Emily Brönte); pero aún en 2003 fue el libro más amado del Reino Unido, tras El Señor de los Anillos, y aún hoy continúa entre los libros más leídos.
Serie británica para televisión en 1995
El éxito de la serie británica homónima de 1995 en seis episodios que disfrutamos los viernes, se calificó entonces como un “fenómeno mundial”. Colin Firth, con una camisa mojada en un lago, quedó entre “los momentos más inolvidables en la historia de la televisión británica”, generó “la fiebre Darcy” y lo lanzó al estrellato, mientras Jennifer Ehle ganó el Premio Bafta como mejor actriz de televisión; esta serie también mereció el Premio Emmy por el “notable trabajo individual en diseño de vestuario para una miniserie o especial”, además de un premio Peabody, uno de la Asociación de Críticos de Televisión, y una nominación al Premio Golden Satellite por sus logros como serie.
No es una versión sino una adaptación del libro llevado a serie televisiva, cuya fidelidad al texto original y su fino sentido del humor, propició que algunos personajes se sientan casi caricaturizados, como la más joven de las cinco hermanas y la madre de todas ellas. Tanto fue el éxito de esta serie, quizás el mejor acercamiento audiovisual al libro, que inspiró a Helen Fielding a escribir otra de las grandes historias de amor aunque mucho más contemporánea: la tan popular Bridget Jones (1996), que al adaptarse al cine tuvo que repetir Firth (2001), cuyos aciertos a su vez, exigieron su secuela (2004), igualmente feliz y premiada, que también antaño disfrutamos en nuestra televisión.
Orgullo y Pasión: Telenovela, Brasil, 2018 a inicios del siglo XX
Con 168 capítulos (cien en su versión internacional), desde mayo de 2024 vemos en Cuba esta telenovela del año 2018 (seis años después), una de las más de 300 que desde Ilusiones Perdidas (30 de julio de 1965) ha producido exitosamente Rede Globo, red a la televisión del conglomerado brasileño para los medios Organizaciones Globo.
Y entre varios aspectos, lo primero a considerar en una comparación es que ésta sí se trata de una versión además, libremente inspirada no solo en la novela de marras, sino en otras de la misma autora, lo que ayuda a la congruencia del producto final. Los otros títulos de Austen de los que asumió orgánicamente para derivar personajes y situaciones fueron Sense and Sensibility, traducido como Razón (o Sentido o Sensatez o Juicio) y Sensibilidad o sentimiento(s) (1811; base de filme británico-estadounidense, 1995) escrito originalmente en forma epistolar; Emma (1815), La abadía de Northanger (1818) y Lady Susan (1871), que se supone que Austen había escrito en 1794 también como novela epistolar, subgénero de la novela que tanto identificó vastas zonas de su obra sobre todo inicial y que tan en boga estaba entonces,[1] pero novela que nunca llevó a publicar.
De Sense and Sensibility (tres hermanas de personalidades contrastantes enfrentando distintivamente mudarse a una casa de campo más modesta al morir el padre), deriva para esta telenovela, Mariana; de Emma, donde la vocación de casamentera de la rica, ingeniosa y encantadora Emma Woodhouse en la tranquila villa de Highbury rural y aristocrática, complica la vida amorosa de los demás y la suya propia, deriva Ema Cavalcanti; de La abadía…, y de su ingenua y apasionada lectora de novelas góticas que obsesiona su imaginación con esa lujosa abadía a la que es invitada, exponiendo la brecha entre realidad y fantasía, deriva Cecilia; y de la astuta y manipuladora Lady Susan Vernon, seductora y joven viuda con reputación escandalosa y una hija totalmente distinta a la que quiere arrastrar con ella a matrimonios ventajosos, deriva Susana Adonato.
A manera de epílogo
Esta telenovela no se ubica a principios del siglo XIX como la original de Austen, sino a principios del siglo XX en áreas cafetaleras (Vale del Café) de Sao Paolo en Brasil, contexto muy distinto; aproxima algunos nombres a la latinidad. No es Caroline (hermana de Darcy) la opuesta a su amor, y acentúa la comedia con el tono caricaturesco y a veces bufonesco de Globo (ejemplo: Chocolate con pimienta, 2003, no por azar el mismo realizador) para momentos absolutamente gratuitos y forzados, como el abusado pastel en el rostro de Julieta, y escenas similares, lo que sin embargo no anula sus virtudes, más allá de las cinco nominaciones (guion, música y tres actores: Julieta, Ernesto y Trajano) al Premio brasileño de Televisión, entre otros, y sobre todo: el favor de su público.
[1] En Cuba conocemos al menos, Werther (1776, Alemania, de Goethe); y Amistades Peligrosas, cuyo subtítulo no en balde era “Cartas recogidas en un círculo social y publicadas para la instrucción de algunos otros”, de Pierre Ambroise Choderlos de Laclos (Francia, 1782).