18 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Es una suerte actuar

Denys Ramos, protagonista del cuento El desertor, recientemente trasmitido por la TVC, revela detalles sobre cómo se preparó y enfrentó este complejo personaje
Denys Ramos

Denys Ramos

Por Mauricio Núñez Rodríguez

Una versión del cuento El desertor, del escritor cubano Enrique Serpa, fue estrenada recientemente en la Televisión Cubana. Serpa integra la segunda generación republicana de creadores de la Isla y su obra literaria incluye, además, novela, poesía y crónica. Participó en la tertulia del Café Martí y fue miembro del Grupo Minorista.

El actor Denys Ramos protagoniza esta versión televisiva que por vez primera se lleva a la pantalla, bajo la perspectiva del experimentado director Miguel Sosa. El diálogo sostenido con el actor minutos después del estreno se lo proponemos ahora a los lectores de En vivo.

¿Qué significa para un joven encarnar en la Televisión Cubana un personaje del siglo XIX, cuya acción se desarrolla en el contexto de la guerra de independencia, a partir de la obra literaria de uno de los escritores más sobresalientes de una etapa en la historia de la literatura cubana?

Es una suerte actuar, ya sea en un personaje del siglo XIX u otro; pero esta obra ha tenido una peculiaridad para mí, pues nunca había encarnado un personaje de nuestras luchas independentistas, de ese momento histórico que tanto estudiamos en las escuelas y muchas veces pensamos muy distante.

Hay costumbres, formas de pensar y maneras de dirigirse a las personas que con el tiempo se han transformado, pero en un campamento militar –espacio donde se desarrolla el cuento– hay otras formas de comportamientos y jerarquías militares que debemos conocer para enfrentarnos a personajes como estos.

Me siento muy afortunado, porque desde niño admiré a nuestros héroes, intelectuales, artistas y todos aquellos vinculados, de una forma u otra, con el desarrollo histórico, político y cultural de nuestro país. Además, siempre es muy placentero encarnar un personaje que pudo haber existido o existió. También conocí un poco más de la obra literaria de Serpa y he quedado muy impresionado con su forma de escribir y comunicar. Esa es una de las aristas que más me gusta de la actuación: el universo que aprendemos con cada trabajo.

Denys Ramos quizás es más conocido por Shidarta, aquel personaje contemporáneo lleno de conflictos de la telenovela Aquí estamos. Pero, con el Teniente Eduardo Solana en el cuento El desertor viaja al siglo XIX cubano. ¿Cómo preparaste este personaje? ¿Qué fuentes empleaste, teniendo en cuenta que es una psicología lejana a ti en tiempo y espacio?

Francamente, eso implica estudio. Antes de saber que iba a trabajar en el cuento, cuando Miguel me habla de ese próximo proyecto, empecé inconscientemente a visualizar el personaje por lo enamorado que quedé de la historia. Ya seleccionado para el Teniente Eduardo Solana, lo primero fue escuchar mucho a Miguel que, además de ser el director, estaba muy claro de lo que quería.

Luego, en los ensayos, recibí mucha ayuda a través de los comentarios, estudios y fotos que nos brindó Eduardo Vázquez sobre las guerras de independencia y el modo de vida de nuestros mambises. Lo demás fue conocer sobre Enrique Serpa y el contexto en que escribe el cuento, buscar los conflictos del personaje, crearle la historia que no se ve y muchas otras cosas. Pero lo principal para mí es amar el personaje, encontrar sus motivaciones, lograr acercarlo lo más posible a un ser humano, que no se quede solamente en el papel del guión.

Tu personaje es un mambí que prefiere entregar su vida antes de que el enemigo tenga la posibilidad de aniquilar completamente al resto de los combatientes. Te obligó a enfrentar profundas transiciones dramáticas, desde el punto de vista psicológico para lograr credibilidad. ¿Cómo asumiste esta evolución interna del personaje?

En los ensayos estudiamos toda la evolución de los personajes, momento a momento, lo cual nos permitió poder transitar en las grabaciones de uno a otro sin problemas de asimilación de las circunstancias específicas de quienes interactuábamos en cada escena. En varias ocasiones, Enrique Molina nos decía que era uno de los procesos donde mejor se había sentido, por el estudio minucioso que se hizo en el trabajo de mesa. De él también recibí mucha ayuda, también de Aramís Delgado y Eduardo Vázquez.

La escena del fusilamiento a tu personaje por la columna española resuelta muy significativa desde el punto de vista psicológico y dramático. Es un momento difícil que, a mi modo de ver, lograste sortear con equilibrio y contención ¿Cómo fue la preparación de esa escena, cómo la valoras después de verla en pantalla, cuánto esfuerzo desde diferentes aristas requirió?

He hablado de la seguridad de Miguel Sosa en escena. Esto le permite a uno como actor sentirse más confiado. Confieso que veía la escena de otro modo. Quizás el sentimiento de miedo de este personaje al enfrentarse a un fusilamiento lo veía más aterrador de lo que escénicamente puede mostrarse. Por eso cuando terminé de grabar la escena –formada por varios planos a diferentes distancias, que concluyeron con el plano donde por fin me ponen los efectos de pirotecnia para simular los disparos– no había notado las horas que llevó hacerla. Nunca había hecho una escena así. En un momento específico Miguel quería lograr en mí un estado emotivo determinado, pero al terminar las tomas, como siempre, me quedó la inconformidad; creo que puedo hacerlo mejor. Al verla en pantalla quedé satisfecho con el trabajo de edición. Este nos puede realzar o enterrar y, en este caso, sucedió lo primero. Estoy muy contento con el resultado.

Si te explico todo el trabajo que pasamos los actores y creadores en general, desde el punto de vista material, te darías cuenta que ninguna escena se puede lograr satisfactoriamente sin el esfuerzo y concentración del director, los actores, el equipo técnico y todos los que de una forma u otra están implicados en el trabajo creativo. Y este fue un gran colectivo. Como nos dicen desde que empezamos esta carrera: “Hay que actuar con las tres C: cuerpo, cabeza y corazón”. Siempre, es una suerte actuar.

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