28 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

¿Y continuamos riendo?

Quizás siguiendo esta máxima de Charles Chaplin, y porque la risa es el mejor antídoto contra todos los infortunios, oyentes sabios han seguido durante 44 años un programa radial que, según muchos especialistas, rompió todos los récords posibles
Programa Alegrías de sobremesa

Programa Alegrías de sobremesa

Alegrías de sobremesa, surgido en Radio Progreso durante la década de los 60 del pasado siglo, es el destino sonoro que atrajo a tantos para, tal vez con toda intención, llorar de la risa. Un llanto y una risa bien pensados.

Todavía hoy, entre las risas y aplausos que nos brindan 35 minutos de radio buscamos enseñanzas; pero quienes seguimos asiduamente las peripecias de sus personajes percibimos en los últimos tiempos varios aspectos que nos preocupan, y uno de ellos es el lenguaje. No parece muy acertado llenarles los oídos a las personas mayores —la mayor audiencia del espacio— con frases de carretillas e inteligibles como las del personaje Yuniesky, ni mucho menos con los enredos lexicales del profesor Constantín.

Ciertamente, resulta positiva la creación de nuevos personajes en el programa; sin embargo, habría que buscarles entonces una buena pegada de forma inteligente, sin caer en chabacanerías y facilismos.

Después de escuchar las últimas emisiones, no queda otra alternativa que preguntarse: ¿Es este el programa donde tantas estrellas del humor dieron lo mejor de sí para que el público gozara de lo lindo?, ¿vale la pena continuar viviendo en el edificio multifamiliar a donde han entrado y salido personajes que encarnaron cada día la realidad del cubano?

Nada mejor para responderlas que remitimos a la raíz, al creador, a Alberto Luberta, quien le diera vida a este espacio desde abril de 1965 hasta noviembre del 2007.

UNA HISTORIA NECESARIA

Al preguntarle cómo llegó al espacio, Luberta contó que ya el programa existía y salía al aire a la una de la tarde con una gran diversidad de escritores. “Entonces yo trabajaba para la CMQ, con mi primer espacio de humor que se llamaba Fiesta a las nueve o conocido como Tota y Pepe”. Explicó Luberta  que fue Antonio Hernández director de Progreso quien le llamó para que viera la dinámica del programa y valorara si podría escribirlo.

“El problema mayor era que no existía una psicología determinada de los personajes, debido a la diversidad de escritores que lo escribían. Por eso no podía tener éxito. Fue cuando creé el edificio multifamiliar, que se ha mantenido,  y los conflictos que después se fueron suscitando”.

¿Qué similitud existe entre los personajes Gustavo Adolfo Pita caracterizado por Edwin Fernández y Arbústido Pérez personalizado por Jorge Luis Herrera, Herrerita?

“Están hechos con la misma intención, incluso, el personaje de Gustavo Adolfo Pita es una réplica de Crepúsculo Pérez, caracterizado también por Edwin Fernández en Fiesta a las Nueve. Jorge Luis Herrera, es mi amigo, siempre cuando me veía se ponía a imitar a ambos personajes hasta que un día le pregunté: ¿te atreves a hacerlo en radio?, él aceptó y de verdad lo ha hecho muy bien.

Alegrías de sobremesa contó en uno de sus períodos con la actuación de Manuel Marín, quien logró poner en el aire trece personajes de Alberto Luberta, desde un chino, un borracho, un gago, un músico y hasta el controvertido Perucho, el viejito gozón amigo de Sarría. Manuel Marín fue un excelente “utility” y sobre él, Luberta manifestó: “la pérdida de Marín para mi fue tremenda porque él todo lo hacía bien, no había un personaje creado por mí que él no le diera en la misma costura. Buscando fórmulas para remplazarlo llamamos a Juan Julio Alfonso, que ya había trabajado conmigo y es un excelente actor humorístico”.

Desde 1965 y hasta hace unos tres años, la voz de Marta Jiménez Oropesa, Rita, guió junto a Idalberto Delgado, Paco, y después Armando Soler, Cholito, el destino del edificio. Según Luberta, él se fue preparando para cuando Marta no estuviera y trajo desde Villa Clara a María Lexa Olivera, una excelente humorista que se quedaría al frente del apartamento porque “Aurora no podía ser, los problemas en el edificio los busca ella y no los iba a crear para sí. Ella y Mario son excelentes actores que se encargarían del protagónico desde fuera”.

¿Cómo logró Luberta más de 40 años de humor ininterrumpido en la preferencia del público?

“Cuando yo escribí el primer libreto jamás pensé que a esta altura estuviera en el aire, pero hay una cosa que golpea y golpeó en el público, Alegrías… llegó a tener los mejores cómicos de Cuba”.

UNA REALIDAD PRESENTE

¿Para muchos oyentes el espacio está en un momento de decadencia, según su criterio a qué se debe?

“Yo tengo todas las esperanzas puestas en el joven Amed Otero Prado que es muy buen escritor. Claro, él ha introducido personajes nuevos y la radio, como tú sabes, es un espacio de hábito. Yo le pedí que respetara mi forma y mis personajes por un tiempo, y que después buscara su propia independencia.

“Él ha buscado en sus personajes un sello dejando atrás, por ejemplo, reacciones de los personajes anteriores que el público espera: la mulata, tiene sus frases, dichos y formas que la gente conoce, si ella no salta, ya la gente desconoce  las formas nuevas y el estilo del programa.

“Juan Julio Alfonso ha logrado muchos y muy bien caracterizados personajes como Bethoven, el pianista sordo acompañante del viejo Ramón; el biógrafo del mismo viejo; Ju ju Julito, un gago de mucha aceptación; y otros que se han quedado atrás por la llegada al edificio de personajes nuevos que no son malos, pero no son los más queridos por las gentes, quizás por la falta de hábito”.

Otro aspecto que golpea la realización de Alegrías de Sobremesa, en nuestra opinión, es que desde el 2004, después que se quemó el Estudio 5, las intervenciones musicales todas son grabadas, al igual que los aplausos y las risas, lo cual hace que el espacio pierda calidad.

Sobre la presencia de humoristas invitados del Centro Promotor del Humor que animan el primer espacio del sketch, Luberta señaló que parece falta de gestión y espera que después del 15 de diciembre, cuando se reinaugure el Estudio 5, queden zanjadas estas dificultades.

¿Cómo el espacio Alegrías puede levantar su audiencia?

”Quiero mucho ese programa, y no me gustaría que se pierda ni mucho menos, tampoco sé si va a durar 40 años más, pero el escritor actual es muy bueno , es una joyita, escribe y actúa muy bien pero está muy comprometido. Le hace falta soltar algunos espacios.

Alegrías es un programa que sale por sí solo pero necesita tiempo. Yo decía antes, que nadie iba a ir a mi entierro pues yo no iba al de nadie, porque después de grabar por la tarde ya estaba pensando en el libreto del día siguiente.

Me comprometí en ayudarlo, quizás falta eso, más ayuda mía y un poco de recepción de su parte, porque considero que el programa está en un bache.

Cuando hicimos el compromiso y él se quedó con el espacio, yo supe que era un acto de valentía de su parte; pues, si es a mí a quien le proponen un programa como ese, no lo hubiese aceptado. Pero hoy siento, las pocas veces que oigo el programa, que los libretos están hechos para salir del paso. Si me lo permitieran, tal vez yo podría ayudarles un poco, modestamente, porque conozco las telarañas y psicologías de todos los personajes”.

¿Cuál ha sido el personaje que en mayor medida marcó a Alberto Luberta?

“Paco, interpretado por Idalberto Delgado. Toda esa pelea y sus resabios son míos, ese soy yo, además Idalberto era muy buen cómico, el mejor”.

Después de haberse jubilado de Alegrías, Alberto Luberta, con 79 años cumplidos este 27 de septiembre, comentó que espera escribir un libro y no quiere ser un viejo de bastón. A Luberta se le sale la alegría por la voz y denota que es una gente… ¡Qué gente caballero, pero qué gente!

Nota: Este periodista intentó buscar respuestas a la problemática actual que presenta Alegrías de Sobremesa con el joven escritor Amed Otero Prado encontrando sólo evasivas de su parte. Esperamos que una lectura de estas pequeñas reflexiones le dé un giro al edificio del mejor humor radial cubano.

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