La memoria al alcance de una lectura
Los libros, a pesar de la era digitalizada que nos rodea, seguirán por un buen tiempo siendo un vital repositorio de lo vivido. El legado cultural, sea en obras, en historias o en esa tarea de resguardar las voces de quienes lo hacen posible en sus muchas ramas, halla en las páginas impresas un excelente vehículo para viajar al futuro. Así que preservar el ayer, el hoy para mañana, sigue siendo uno de los tesoros inherentes a nuestros muy valiosos amigos de papel.
Ronda esta idea, luego de la lectura de un intenso y provechoso volumen. Hablamos del título La memoria está ahí, de Jaime Masó Torres y que publica la casa Editorial En vivo. Se trata de una estupenda compilación de entrevistas donde el autor recorre las voces y recuerdos de importantes figuras de la actuación, la música, la locución y el Periodismo. Como reza la nota de contratapa del libro, hay un marcado propósito “de dejar constancia, a través de las voces de sus protagonistas, de esas historias de vida que, por su interés, enriquecen la memoria presente y futura de la cultura cubana.”
El autor es Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana y locutor radial. Además de trabajar en el telecentro provincial Artemisa Visión y en el Canal Educativo 2, ha sido un asiduo colaborador con diversas páginas periódicas, físicas y digitales. Espacios como Cubarte, el Diario del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, la emisora Habana Radio, las revistas Arte por Excelencias y La Diana, entre otros, han cobijado sus trabajos. Actualmente, además de su labor periodística, labora en el Comité de la UNEAC en la provincia de Artemisa.
En el pórtico que introduce este libro a sus potenciales lectores, el crítico Fernando Rodríguez Sosa apunta lo siguiente: “Es práctica habitual en el mundo contemporáneo, reflexionar sobre la urgente e impostergable necesidad de proteger la memoria. Solo así, sin olvidar lo vivido, podrá entenderse la vida de hoy construir la vida del mañana.” Y añade que toda acción “que se proponga tan noble empeño, merece ser conocida, y reconocida, en su real alcance y trascendencia, por contribuir al rescate, conservación y salvaguarda de aquello que nunca debe ser olvidado.”
Justo a tales objetivos se encamina esta obra, el primer libro del periodista Masó Torres. Para ello, agrupó en estas páginas dos decenas de voces relevantes en diferentes ramas del quehacer cultural cubano. La actuación, la música, la imagen y la palabra y, finalmente, la memoria, son los acápites donde concentra sus entrevistas. Por solo ofrecer un botón de muestra, en el libro hay encuentros con actrices como Verónica Lynn, Alina Rodríguez, Paula Ali, Aurora Basnuevo y Mirtha Ibarra, más el “bonus track” de un Enrique Pineda Barnet, revelado aquí también como actor, además de su obra escritural y para el cine.
Luego, hay una lista de importantes locutores, algunos muy famosos y otros menos conocidos por la condición de ejercer su labor en medios de provincia. Pero justo ahí está la magia de este texto. Todos son profesionales de alta valía y este libro logra poner rostros a las voces de Mareylis Placencia, Olguita Sanz León, Idania Betancourt Hernández, junto a los más conocidos Marino Luzardo o Argelia Pera, entre otros.
El cantante Mundito González y la trovadora Rita del Prado integran el capítulo musical y, para el cierre, se unen las presencias de las remembranzas de Ilse Bulit, Isabel García Granados, Magda Resik y Reinaldo Cedeño. Este último eslabón, recorre también las vivencias de estas personalidades en sus respetivos medios de comunicación, con gran peso en la radio.
Otro valor de este libro, tal afirma Fernando Rodríguez Sosa, es su aporte de valiosas páginas a la historia de la radio y la televisión en Cuba. Además, lo hace justo desde el criterio y las vivencias de sus propios hacedores. La dimensión humana, la entrega al trabajo, los obstáculos y sueños de este grupo de entrevistados, se cuentan aquí en diálogo directo y desenfadado, casi como si escucháramos hablar a cada figura. Estas páginas son una estupenda ocasión para disfrutar, con las neuronas conectadas, y a la vez brinda la posibilidad de palpar y aprehender de cerca un muy valioso legado. La invitación a la lectura de La memoria está ahí, queda hecha.
