La programación de verano que merece nuestro pueblo
Desde hace casi cinco meses, la radio y la televisión cubanas han llevado a los hogares de todo el país una variada, atractiva, informativa e instructiva programación, que mucho ha contribuido a disipar el tedio inevitablemente provocado por el preventivo aislamiento social impuesto por la COVID-19.
Un amplio espectro de ofertas que en un contexto de tanta complejidad ha significado nada menos que una proeza de los artistas, periodistas, técnicos, especialistas y directivos volcados a la tarea de mantener a toda costa las transmisiones radiales y televisivas en estos tiempos de pandemia.
Quizás conscientes del enorme esfuerzo financiero, creativo y organizativo que ello ha representado –y teniendo en cuenta además las limitaciones de recursos a las que nos somete el férreo bloqueo del imperio– algunos compatriotas pensaron que este año no sería posible disfrutar de la programación de verano que habitualmente ofrecen la radio y la televisión en los meses de julio y agosto.
Pero sucede que nos encontramos casi en la mitad de esta gratificante etapa que tanto aporta al solaz de la familia cubana durante el período vacacional. Porque desde los inicios de julio ambos medios de comunicación visten sus acostumbradas galas veraniegas, en las que no faltan en esta ocasión los nasobucos, el debido distanciamiento físico y cuantas medidas de protección son necesarias, toda vez que la realización de cualquier programa radial o televisivo implica la presencia de un considerable número de personas en un mismo sitio.
En consecuencia, esta vez la programación estival de la radio y la televisión cubanas se enmarca dentro de la llamada «nueva normalidad», tal como aconseja el sentido de responsabilidad con que debemos seguir previniéndonos de posibles contagios, para no malograr nuestros favorables resultados en el enfrentamiento a la COVID-19.
Sobre la programación de verano los principales directivos del Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt) ofrecieron suficientes detalles durante su comparecencia el pasado 25 de junio en el espacio Mesa Redonda. Sin duda alguna, las opciones televisivas y radiales conforman otro encomiable esfuerzo que deparan no pocas satisfacciones a los diferentes públicos a los cuales irán dirigidas ofertas de los más diversos géneros. Entre ellas es preciso destacar la transmisión televisiva de algunas obras teatrales y la salida al aire, en calidad de estreno, de varias realizaciones dramatizadas de la productora Radio Arte.
Si en los momentos iniciales del confinamiento hogareño que nos deparara la COVID-19 reconocí en este mismo sitio que la programación prevista en estos medios de comunicación era para no salir de casa, durante los meses de julio y agosto –y pese a estar actualmente nuestro país en un escenario epidemiológico mucho más favorable– hay suficientes razones para mantenerse al tanto de la programación de verano de la radio y la televisión cubanas, justamente, la que merece nuestro pueblo.