Las alegrías cubanas continúan en la sobremesa familiar
Es un criterio unánime dentro del equipo de realización, y los artistas lo plantean con firmeza y valentía, sin ambages ni titubeos: se trata de un programa del pueblo y para el pueblo, porque refleja la cotidianidad del cubano de manera jocosa, ha devenido el espacio de mayor radioaudiencia en Cuba y, por ende, debe continuar.
Con estas opiniones tan resueltas, avaladas por el gusto popular durante más de cinco décadas, resulta casi imposible dudar de la calidad del programa humorístico por excelencia que define la programación diaria de Radio Progreso.
Y es que Alegrías de sobremesa gira en torno al temperamento del más simple de los cubanos, se divierte con los vaivenes de la vida cotidiana, convierte lo artificioso en natural, disfruta a plenitud cada momento de la existencia en la Mayor de las Antillas, y convida cada día a enajenarse de las inquietudes habituales.
El año pasado el espacio cumplió medio siglo de vida y surgieron ciertas interrogantes sobre la factibilidad de continuar brindando esta opción al pueblo cubano.
Después de un sinnúmero de sanos debates entre el equipo de realización, especialistas de la radio y miembros del Centro Promotor del Humor, llegaron a la conclusión de que Alegrías de sobremesa pertenecía al pueblo desde hacía muchos años, más que a un guionista en concreto, a un actor específico, o a un director determinado.
Resaltaron, pues, que no era correcto sacarlo de la parrilla de programas de la emisora. El pueblo lo escucha con mucho placer y no consideraban justo darle esa “estocada”.
Para el escritor del programa, Alberto Luberta, ha sido una inmensa satisfacción redactar los guiones de un espacio que sigue gozando de la mejor popularidad, a pesar de tener medio siglo de vida.
“Tenemos una audiencia tremenda y me siento comprometido a seguir escribiéndolo hasta que tenga fuerzas para hacerlo. Sin embargo, ya yo paso los sesenta años de vida artística y se impone buscar un reemplazo.
“Creo que el programa no se puede perder, pero hasta el momento no hemos encontrado a nadie que pueda asumir los guiones. Se lanzó una convocatoria en septiembre del año pasado y se han presentado 16 trabajos. Yo no los he visto.
“Aunque no me preocupa el talento de los jóvenes, creo que sería bueno potenciar algunos cursos para enseñar a escribir para radio. El entrenamiento es muy importante en este medio, sobre todo si se trata de redactar para un programa diario. Estoy seguro de que no es fácil encontrar un escritor porque se precisa de vocación, deseos de trabajar y mucha voluntad”, destaca.
El derecho o el deber a mantenerse al aire es un debate que no termina y sigue latente dentro de los artistas que cada día regalan lo mejor de su experiencia para hacer reír a los cubanos. Muchos dentro del equipo de realización están convencidos de que no hay ningún programa en la radio que emule con éxito a Alegrías de sobremesa.
Según Alfredo Fuentes, director del espacio, el programa es una representación de la cubanía porque el pueblo se ve reflejado en cada personaje.
“Es una mezcla de humor con música. Tratamos de combinar temas del ayer con sonidos más recientes, y traemos solistas o agrupaciones de La Habana u otras provincias”, precisa.
Una de las características es la calidad de los artistas que forman parte del elenco. Más allá de los movimientos inevitables que ha impuesto un programa de larga duración, la presencia de voces radiales consagradas marca un sello distintivo que deja al público asido a la radio.
Es por ello que la actriz Aurora Basnuevo se siente con autoridad para afirmar que hay que tener en cuenta lo que le gusta al público para definir si un espacio se queda o se va.
“Ahora ningún programa, ya sea en radio o televisión, por muy bueno que sea, dura todo el tiempo de Alegrías de sobremesa. Incluso, lo quitan cuando a la gente más le gusta. Eso sucedió con La descarga. Yo trabajé ahí y tuvimos la suerte de alcanzar un Premio de la Popularidad. ¿Pero, finalmente, sabes cuál fue el verdadero premio? ¡Quitarnos el programa! ¡Qué lindo!”, ironiza Basnuevo.
Sobre el espacio de Radio Progreso, asegura que ha sido “un gustazo interpretar el personaje de Estelvina, una mulata guarachera y muy simpática. Pero he cuidado mucho de que esa alegría no se exceda, porque lo que yo digo lo repite todo el mundo después. Y si digo algo incorrecto, ¡¿cómo quedo yo?!”.
Por su parte, el actor Mario Limonta indica que Alegrías de sobremesa es como un himno con más de tres millones de oyentes en el país. Lo escuchan distintas generaciones: ancianos, niños, jóvenes.
“Y tiene la súper ventaja de contar con el último de los grandes escritores cubanos humoristas, Alberto Luberta”, subraya.
“Así mismo es”, añade Rita Bedías, una de las actrices más jóvenes del espacio, que no duda en reconocer lo admirable de compartir escenario con figuras consagradas de la radio.
Más conocida por el personaje de Chiqui, la actriz confiesa que a veces se cree que es fácil trabajar con personas que llevan tanto tiempo derrochando talento, pero la realidad es muy diferente.
“Es verdaderamente desafiante cuando uno domina mejor la actuación dramática que la humorística. Hacer Alegrías de sobremesa me ha impuesto elevar el tono, porque en el género dramático se habla casi de manera natural, pero en el humorístico hay que dar más y alterar el tono”, destaca.
Aunque el programa seduce a la audiencia y se impone como el más escuchado en la radio nacional, lo cierto es que mantenerlo con el mismo ritmo y nivel en los próximos años será un verdadero desafío. Para el actor Jorge Luis Herrera (Herrerita), realizar este clásico de la radio cubana es muy difícil, porque “hay que exprimirse las neuronas y escribir humorismo diariamente. Eso no es una tarea fácil, es algo olímpico; pero debe lograrse para que siga siendo lo que ha sido hasta ahora y continúe estando en la preferencia del público”, concluye.