28 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

“Mi abuelo y el Médico del Moncada promovieron la radioafición cubana”

Destaca Ibrahim Nieves Ballesteros, miembro del Radio Club de Colón, en Matanzas

Aunque no logra reconocerlo con meridiana claridad o admitirlo con absoluta certeza, lo cierto es que Ibrahim Nieves Ballesteros considera a su abuelo materno como el principal inspirador de su afición por la radio. Cuando suma historias de familia con vínculos muy cercanos al doctor Mario Muñoz Monroy, Médico del Moncada, el interés por continuar con una tradición se le antoja una obligación feliz.

Natural de Colón, Matanzas, Ibrahim siente que continuar el legado de su abuelo es una forma de reconocer el esfuerzo de su ancestro, una vía para enaltecer su gratitud a Mario Muñoz, y una manera más de resaltar el trabajo de la radioafición cubana. “Mario frecuentaba la vivienda de mi abuelo, Giraldo Nicolás Ballesteros Tirse. Era el médico de nuestra familia.

“Ambos se presentaron en 1949 a exámenes de radiocomunicación; y gracias a la puntuación obtenida en los ejercicios prácticos y técnicos realizados ante el Tribunal de Examen correspondiente, se les otorgó la calificación de aprobados el 21 de octubre de ese año. Al mes siguiente se le entregó el certificado a Mario y en diciembre, a mi abuelo. Ambos documentos los facultaban para operar estaciones de radio. En los primeros años de la década del 50 mi abuelo y Mario eran los únicos radioaficionados en Colón”, destaca Ibrahim.

La planta transmisora con indicativo de llamada CO5MM había sido utilizada por el mártir moncadista en sus actividades conspirativas y revolucionarias contra la dictadura de Fulgencio Batista, así como en la comunicación con radioaficionados de más de 30 países de América, Europa y el sur de África. Luego de la pérdida irreparable de Mario Muñoz en el ataque al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953, la viuda del médico le vendió al abuelo de Ibrahim la planta de radio.

“Mi abuelo me comentaba que él no quería deshacerse del equipo porque tenía un gran significado para él. ¡Imagínate! Había pertenecido al Médico del Moncada, ¡su gran amigo! Pero la dirección provincial del Radio Club de Matanzas fue muy insistente para que lo cediera y traspasara a esa institución. Posteriormente fue trasladado para el Museo de la Revolución en La Habana, donde se expone actualmente en unas de sus salas permanentes”, señala.

En el año 2012 Ibrahim decidió donar a la Casa de los Mártires del Moncada, en Colón, otrora casa-consultorio de Mario Muñoz, una ampliadora fotográfica que poseía su abuelo y que también usó el Médico del Moncada. También entregó un micrófono, tarjetas QSL, copia de los documentos de la compra de la planta de Mario y de la entrega de la planta al Radio Club de Matanzas. En esa ocasión, Alfredo Ramos García, director de esa institución, le sugirió ingresar al Radio Club de Colón, y así lo hizo. Desde entonces el joven ha asumido un rol importante y funciones ejecutivas, a pesar de sus limitaciones físico-motoras.

Para el radioaficionado colombino las principales actividades que realiza esta organización en el municipio matancero consisten en apoyar a los colegios electorales durante el envío de información a las circunscripciones situadas en lugares de difícil comunicación con la comisión municipal; la participación en los ejercicios de la Defensa Civil para los eventos metrológicos y desastres naturales, y la promoción de actividades convocadas por la Casa de los Mártires del Moncada.

“Sin embargo, los radioaficionados colombinos pudiéramos mejorar nuestro trabajo y optimizar la captación y superación de sus miembros y de los nuevos ingresos. De esta manera pudiéramos lograr la membresía que existió, incluso, en los años más duros del Período especial. También pudiéramos optimizar la labor de propaganda de nuestras actividades públicas”, puntualiza Ibrahim.

Más allá de cualquier consideración, lo importante es que el radioaficionado se siente orgulloso de continuar actualmente con una actividad que inspiró los ratos de ocio de su abuelo y sirvió al Médico del Moncada en su contribución al proceso revolucionario cubano. Hoy, sin dudas, lo inspira la noble tarea de complementar la labor radiofónica del país.

Giraldo Nicolás Ballesteros (en silla de ruedas) fue un gran amigo de Mario Muñoz, con quien compartió labores como radioaficionado.
“En los primeros años de la década del 50 mi abuelo y Mario eran los únicos radioaficionados en Colón”, destaca Ibrahim Nieves.
Ibrahim Nieves y otros radioaficionados colombinos aspiran a mejorar su trabajo y optimizar la captación y superación de los miembros y de los nuevos ingresos de la organización.
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