Palmas y Cañas: donde hace 60 años renace lo cubano

El más televisado guateque del mundo y el programa de televisión de más prolongada permanencia, se ha convertido en un gustado y demandado espacio donde  nace y renace lo cubano en todas sus emisiones. Este 19 de octubre, a sólo veinticuatro horas del Día de la Cultura Cubana, llega a los 60 años de existencia Palmas y Cañas.

No podría ser de otra manera, pues durante seis decenios a Palmas y Cañas le han ido germinado nuevos cultores de nuestra música más autóctona. Alli nacen esos cantos olorosos a montes y sabanas que hunden sus raíces en las más puras y profundas tradiciones de esta tierra. 

Esas tonadas que, desde 1962 hasta el presente, han puesto en cada atardecer dominical un resplandor de rural alborada en las pantallas de los televisores, desde el Cabo de San Antonio a la Punta de Maisí.

Por eso Cuba entera hoy siente el inmenso regocijo de celebrar el cumpleaños de un espacio que arriba a la tercera edad conservando intactos sus bríos juveniles y su infinito afán de asumir con tanta entrega su cometido cultural.

Palmas y Cañas continúa como el hombre y la mujer de campo que jamás se desentienden de su apego a lo genuinamente suyo, ya se trate de cultivar la tierra o de la música que brota de sus entrañas.

Y ese arraigo popular, esa vocación de servicio a nuestras más raigales manifestaciones musicales, ese continuo rehacerse en el pujante talento de las nuevas generaciones de intérpretes de la música guajira, esa constante identificación con el sentir del campesinado y con el alma de todo cubano de pura cepa, es lo que ha justificado con creces la permanencia de Palmas y Cañas durante 60 años.

Un programa en el que lo tradicional no teme compartir espacios con lo contemporáneo, en una comunión donde se legitima la grandeza de los cantos y tonadas de patria adentro. Justamente ese sublime sitio donde a Cuba le corre el dulce jugo de la caña por las venas y le palpita con arrullos de palma el corazón.