Pedro Martínez Arcos, de la radio a la televisión: tránsito seguro
Escucharle o saberle presente en las mañanas o sintiéndolo digno heredero de la inolvidable voz de Franco Carbón, hoy Pedro Martínez Arcos es de los nombres que se tornan indispensables dentro de la radio cubana.
Tal vez por su absoluta sencillez nunca llegue a entender los porqué; pero lo cierto es que este espirituano, nunca ausente de las esencias del Yayabo aún cuando disten kilómetros de casa, ha sabido “imponer” sobre la base de la seguridad en el decir y el rigor en el hacer, un sello que mucho se agradece.
Durante ocho años fue la voz del escuchado espacio de Radio Taíno, “Con entera confianza”, pero me atrevo a decir que Radio Rebelde encontró en él, una voz particular que ya iba necesitando.
Pedrito, como afectuosamente es fácil llamarle, desde la noticia o la improvisación de una revista musical, informa y acaricia, propicia el diálogo y persuade sobre la razón más objetiva sin dejar de aflorar, tantas veces como la situación lo exija, las emociones que tan necesarias son cuando de comunicar se trata.
Como todo buscador de nuevas oportunidades, desde hace un tiempo Pedro Martínez Arcos pone a prueba, junto a su condición de comunicador, sus potencialidades como director del programa “Haciendo Radio”, mientras mantiene la audiencia diaria de sus tantos seguidores en la conducción de la revista “Así”, ambos programas de Radio Rebelde.
Del micrófono a la dirección de programas radiales ¿Cómo ha sido el tránsito y cómo lo defines en tu vida?
“ Ya tú lo dices, tránsito…es lo que deberíamos hacer todos: transitar, no quemar etapas, ganar en conocimiento. El tránsito ha sido difícil, he competido constantemente conmigo porque no tengo por costumbre competir, ni compararme con otros. Por tanto, han sido muchos los años de sabores y sinsabores; pero lo agradezco. Saboreo cada triunfo y analizo cada derrota”.
En ese sentido ¿Cómo calificas este momento de tu carrera?
“Comencé en 1990, pude evaluarme en 1998 y obtuve mi primer nivel como locutor en 2013. Saca cuentas. Demoré 15 años para lograrlo y no salté etapas.
A la par de mi carrera como locutor me fui preparando como director y logré igualmente mi evaluación.
Así que al mirar desde la distancia el punto en que me encuentro hoy, pienso que mi vida profesional, aún cuando ha sido difícil, es muy bella y no termina. Este es un momento de madurez profesional, pero no puedo perder de vista que me queda mucho por aprender. Creo que aprendemos toda la vida. Por tanto se trata de un momento de respetar más lo que hago y seguir compitiendo conmigo”.
Pedro Arcos es un hombre de la radio que asume espacios de la televisión, por ejemplo junto a Arlettys Roquefuentes pone voz al programa “Signos”, aunque sin dudas el mayor reto en la pequeña pantalla es su inserción en el espacio “Al mediodía”, con la impronta de ser de los pocos programas en vivo de la televisión de casa.
¿Cuánto complementa el trabajo que haces en radio con el de la televisión, y viceversa?
“ Soy un hombre de radio que hace televisión. Un profesional osado que se sale de su zona de confort para ir a un espacio emblemático y respetado de la televisión cubana como es “Al mediodía”. Nunca lo maginé y aún no me lo creo.
La radio y la televisión son medios muy iguales y a la vez muy diferentes, pero te puedo asegurar que, si tu tránsito por la radio es feliz, podrás desempeñarte con más facilidad en la televisión.
Y sintiéndolo así, creo que esta es una muy buena oportunidad para agradecer a todos los que han confiado en mí y me han permitido estar en la TV. Todos los días aprendo y voy creciendo en ella».
De tus inicios en tu querida Sancti Spíritus hasta aquí ¿Cuál es el mayor compromiso que te une a tu público y tu país?
“Mi mayor compromiso ha sido respetarle en todo momento. Respetarle con mi superación profesional y cultural, aportar algo cuando estoy frente al micrófono o la cámara. Evitar todo tipo de pseudocultura para que el público me sienta cercano y eso se logra con humildad, respeto y sencillez”.
Y ciertamente Pedro Martínez Arcos ha demostrado que estos tres últimos rasgos lo que distingue su entrega diaria. En él habita el diáfano conversador, el hombre de entrelazar a menudo anécdotas, el hijo amantísimo de cuyos padres vive orgulloso y el buen caminador por su casi obsesiva idea y hecho de ser puntual.
Pedrito es de esas personas que, tanto de cerca como alejado de cámaras y micrófonos, regala el placer de su compañía porque encarna con total naturalidad ese respeto que en todo momento le asiste.