Pasión por el cine mismo
El cine cubano es territorio prodigo para sondear y siempre encontrar un(otro) motivo para reconocerse en él. Posee pluralidad de directores, diversidad de estéticas, obras memorables y un sentido dialógico entre la conocida tradición y la experimentación como elección discursiva en un grupo característico de creadores.
Si realizamos este ejercicio, podemos encontrar referencias que nos llevan por los caminos del cine realizado por creadores como Pastor Vega (1940-2005). Hoy, cuando se cumplen 15 años de su muerte, podemos volver a ver Retrato de Teresa (1979) y asistir nuevamente a ese ritual que es la obra en cuestión. Pero su carácter ritual no descansa en el aspecto sagrado, para nada, sino en su capacidad para acompañar la vida para transitar junto a nosotros, como eternos compañeros de viaje, sin perder su estilo y su expresividad.
Como era tradición en las primeras décadas después de fundado el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), los directores se ejercitaban en el documental y muchos años después llegaban a la ficción, ese fue el caso de Pastor Vega y de otros tantos realizadores.
Durante su entrenamiento en los terrenos del documental, Vega realizó 13 materiales, fechados entre 1961-1974, al respecto comentó: “Realicé documentales porque estaba obligado a hacerlos, por mi gusto nunca los hubiera hecho. Pero era la escuela. Tú no podías saltarte el periodo de aprendizaje, y creo que fue un gran periodo, a pesar de todo”.
Para este artista, la dirección de cine era como organizar un sueño: “El escritor tiene la página en blanco, tú tienes vacía la pantalla y tienes que llenarla de imágenes. Un director de cine es una especie de compendio de una enorme cantidad de factores”.
En su compendio de factores desempeña un papel de primer orden la actuación. Como director, Pastor Vega se encargó de profundizar en este aspecto y de que sus filmes lograran la plena relación entre el actor y la historia. La manera de involucrar a Daysi Granados y Adolfo Llauradó en los roles profesionales que desempeñaban los personajes fue una manera de acercar más sus vínculos con los conflictos por los cuales ellos transitaban. Esa fue una de las claves del éxito de este filme sobre el cual deberíamos volver más a menudo.
Referencia:
Jorge Ruffinelli (2005): “Pastor Vega: la pasión por el cine”. Cine cubano, nro. 158.