Primera emisión televisiva en Cuba: ¿Percepciones Vs Hechos históricos?
Toda revolución tiende a negar al status quo imperante. En consecuencia –y por mucho tiempo- la de nuestra radio y televisión, cargó el fardo de un nefasto reduccionismo que despojó a nuestras producciones de su dimensión cultural e histórica, por el simple hecho de haber sido creadas en el modelo de radiodifusión con fines mercantiles.
Felizmente, un día fuimos capaces de ver y valorar la obra de los hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a la radiodifusión comercial -y luego a la pública- donde no solo expandieron las milenarias expresiones artísticas sino que, paso a paso, forjaron la novedosa cultura radial y televisiva.
Asombra todavía que pese al hegemonismo de Estados Unidos, en tan corto tiempo dejáramos atrás el mimetismo natural hacia la producción anglosajona y, a partir de sus formatos y prácticas mediáticas, reconvirtiéramos los códigos y aportáramos recursos expresivos y contenidos afines a nuestras propias raíces culturales y nuestro mercado, con lo cual más allá de los géneros, creamos un modelo que muy pronto se generalizó en América Latina.
Así sucedió no solo con las vilipendiadas radio-telenovelas sino con nuestra forma peculiar de hacer la representación teatral, las series, las aventuras y hasta los anuncios comerciales, que nos distinguieron de Estados Unidos.
El monumental reservorio de aportes culturales, mediáticos y comunicativos de la radiodifusión comercial cubana no solo se relaciona con los procesos artísticos, mediáticos, comunicativos y mercantiles sino con los hombres y mujeres que dieron lo mejor de sus talentos y consagraron sus vidas a proyectarse hacia el futuro, mientras concebían, creaban, comunicaban e interpretaban.
Por si fuera poco, fueron ellos y ellas quienes con sus saberes y experiencias, partieron de un nuevo punto de partida cuando forjaron y enseñaron a otros a crear los nuevos contenidos y visiones de la radiodifusión de servicio público, a la que muchos se entregaron hasta el fin de sus días.
Como en este tema aún falta mucho por llegar al estado ideal, la historia no solo necesita investigarse sino socializarse para corregir o evitar errores.
Valorar y aprender del monumental proceso de continuidad-ruptura histórico-cultural que significó la primera etapa de nuestra radiodifusión es una cosa, pero en el caso de quienes trabajan para los medios de comunicación, eso no basta.
Se necesita conocer la historia radial y televisiva para que los errores de percepción o desconocimiento de quienes se enfrentan a una cámara o micrófono no se multipliquen en nuestra sociedad. Para muestra, unos botones:
Una y otra vez, la intencionada perspectiva de identidad institucional y reconocimiento histórico de algunos periodistas y locutores de la televisión cubana, les hace afirmar que desde Mazón y San Miguel -sede del actual Canal Habana- se difundió nuestra primera señal televisiva.
Similar error lo comete la placa conmemorativa que hace unos años ubicó allí la empresa Radio Cuba.
Pero esto no es cierto. La primera emisión de una señal televisiva en suelo cubano se realizó entre el 3 y el 12 de diciembre de 1946, durante la demostración de televisión organizada por María de los Ángeles Santana Soravilla y su esposo Julio Vega.
En contra de todos los pronósticos, la misma no la realizó de manera independiente una empresa norteamericana o alguno de los jerarcas radiales que luego intentaron o incursionaron en la televisión, sino un matrimonio de artistas que, deslumbrados con este invento, decidieron buscar patrocinadores para que los cubanos conocieran la televisión.
La misma fue la primera emisión abierta, porque entonces sus imágenes se vieron en los equipos receptores instalados en los comercios habaneros de la zona.
Se realizaron con el primer control remoto: estas señales audiovisuales se emitieron desde el salón de exposición de autos donde trabajaba Vega -en los bajos del actual edificio del Ministerio de Comercio Exterior, en 23 y P- hasta el local de una pequeña emisora situada en el edificio del actual Gran Teatro Alicia Alonso.1
En esos dos puntos debían estar las placas conmemorativas de las primeras emisiones de televisión en Cuba. Fue el primer circuito cerrado porque se limitó a dos municipios.
Lo que sí sucedió en Mazón y San Miguel fue la inauguración y primera difusión ininterrumpida hasta hoy de señales por parte de nuestra primera televisora: El Canal 4 (Unión Radio TV).
En consecuencia, ambas placas de Radio Cuba –la de Mazón y la de M y 23 –referida a nuestra segunda televisora Canal 6 (CMQ TV)- están equivocadas.
Es meritorio que la empresa que hoy opera las señales de radio y televisión haya querido honrar la historia poniendo ambas inscripciones en sus fachadas, pero de haberse realizado esa acción por la Televisión cubana, a quien correspondía, tal vez se hubieran evitado estos errores históricos.
Algunos olvidan que hasta la creación de la empresa Radio Cuba en los años setenta pasados, toda la distribución de las señales radiales-televisivas las realizaban las empresas propietarias de emisoras y televisoras porque fueron ellas quienes compraron, instalaron y operaron los transmisores y las redes de microondas que servían de soporte físico al proceso de traslado de esas señales desde La Habana al resto de las provincias por parte de cada consorcio.
La reconfiguración del sistema radial y televisivo existente para asumir las funciones y objetivos del nuevo servicio público de radio y televisión, generó en los años sesenta pasados una televisora regional con sede en Santiago de Cuba,2 que tuvo carácter transitorio. Hasta entonces, la mayoría de las casas matrices de las cadenas de televisión tenían sus transmisores en La Habana.
En este 2017, cuando celebramos el aniversario 61 de aquella singular demostración de TV realizada en La Habana por nuestros queridos María de los Ángeles y Julio, vale la pena recuperar la verdad y transcendencia de este hecho histórico.
Notas:
1 Por la calle del boulevard.
2 Su denominación de Tele Rebelde surgió en el Canal 12 al triunfo revolucionario y al desaparecer en la zona santiaguera como centro regional, fue adoptado por el Canal 2, cadena nacional radicada en La Habana