Rafles, el ladrón de las manos de seda
José Ángel Buesa1 fue creador fecundo de una poesía amorosa sencilla y transparente que hoy muchos calificarían de simple y cursi, tuvo gran popularidad más allá de la primera mitad del siglo XX.
Sus poemarios corrían de mano en mano y los adolescentes copiaban sus versos en diarios personales, declamando sin haber experimentado aun la profundidad del sentimiento o la situación en ellos reflejados: Te digo adiós y acaso te quiero todavía… pero te digo adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.
Quizás por ello, al paso del tiempo, la mayoría ha olvidado al exitoso creador de cuentos, series, novelas y aventuras radiales y, más tarde, de variados relatos en la televisión fundacional.
Entre tanta obra mediática de Buesa, hoy quiero recordar a Rafles, el ladrón de las manos de seda, una de las primeras obras seriadas de la radio habanera en el lejano 1938, cuando la difundía en vivo la emisora CMK, dirigida por Félix O’Shea, donde acaparó las audiencias; tal y como lo haría durante décadas en sus múltiples versiones radiofónicas y audiovisuales.
Nacida durante la consolidación del sistema radial cubano de orientación comercial en sus contenidos, la obra no se libró de los avatares de la intensa competencia establecida entre las emisoras; que se sustentaba fundamentalmente en la batalla por la contratación de guionistas, actores y actrices, la cual generó acciones y prácticas insólitas donde se cambiaron la psicología o evolución de los personajes o la dramaturgia de la historia. 2
En consecuencia, cuando una obra resultaba exitosa, las plantas rivales ansiosas de sus audiencias -que garantizaban los anunciantes- recurrían a disímiles estrategias y no solo hacían irrechazable el nuevo contrato por su aumento significativo en las cifras sino hasta insistían en dar continuidad a la misma obra o retransmitirla íntegramente. Hubo casos de mantenerse en paralelo en dos emisoras.
Por muchas décadas, las tarifas del trabajo de creación e interpretación en los medios electrónicos eran realmente irrisorias.
Esta situación mejoró con la competencia entre CMQ y RHC, Cadena Azul. Luego, cuando las poderosas jaboneras cubanas afiliadas a transnacionales norteamericanas devinieron productoras de anuncios y de programas radiales habituales, proceso gestor de la práctica de contratar en exclusiva a los artistas, quienes por añadidura recibían el royalty por la retransmisión de cada producto comunicativo donde participaban.
Algo así sucedió con Rafles, el ladrón de las manos de seda. Cuenta la prensa de la época que algún tiempo después Buesa firmó contrato con CMQ Radio mientras su serie continuaba en la CMK, escrita por otro autor en la CMK –seguramente por su incumplimiento del contrato-.
En revancha, la planta que había estrenado Rafles, hizo morir al personaje para impedir su difusión en la emisora rival.
Para entonces, Miguel Llao -su protagonista- había sido también captado por CMQ Radio y, en un acto de ilusionismo mediático, Buesa retomó la serie en la escena del cementerio; esta vez con su protagonista original y resucitó con miles de artilugios al legendario delincuente.3
Una y otra vez, al paso del tiempo, la serie fue retransmitida en esta planta. Decenios después, Rafles protagonizó otra de las prácticas comunes en las televisoras comerciales de los años 50: adaptar al video los éxitos de nuestra radiofonía, lo cual aseguraba la fidelidad a la historia de quienes la conocían de versiones anteriores en Unión Radio TV (Canal 4) y CMQ TV (Canal 6), las dos primeras televisoras cubanas fundadas respectivamente por las empresas propietarias de las radioemisoras Unión Radio y CMQ Radio.
Así las cosas, el consorcio CMQ la adaptó en su Canal 6, que la difundió todos los viernes entre 8:30 p.m. y 9.00 p.m., desde el 4 de febrero de 1955, en sustitución del espacio Ellos dos y alguien más,4 que había estado en pantalla desde el inicio de la televisión, pues sus patrocinadores redujeron presupuesto y, con ayuda de otro de ellos, estrenan Rafles.
Como dato curioso vale la pena recordar que su equipo de realización en el video fue el mismo que la realizaba en la radiofonía: Gaspar Arias (Dirección y producción), Santiago Ríos5 (protagonista, aunque se valoraron varios nombres, entre ellos el afamado Enrique Santiesteban), en el elenco estuvieron: Marta Falcón, Osvaldo Calvo, V.J., Jorge Félix, Hada Bejar, Agustín Campos, Albán, P.M.P., Pillín Vallejo, Oquendo, Carlos Orihuela, Antonio Palacios, Carlos Paulín, Juan Lado y Palmer. J.J.C., Ricardo Dantes, Luis Oquendo, A. Martínez, Homero, Margarita Prieto, Nidia Sarol, J. Díaz Lastra y Wilfredo Fernández y Jean Carsi.
Poco después, publicaciones habaneras registran el éxito de Rafles, cuyo rating por 25 minutos oscilaba entre 33.17 y 32.66. Otro survey lo ubicaba en el cuarto lugar de ese canal con 32.92.6
El domingo 17 de abril la revista Bohemia distingue, entre las menciones de la semana, la actuación de Santiago Ríos en su caracterización de Rafles, que se mantuvo durante meses en pantalla.
Mientras se difundía en vivo la serie, José Ángel Buesa estrenó varios de sus relatos unitarios en otros espacios de esta televisora. Pero esa es otra historia.
Notas y referencias:
José Ángel Buesa: (Cruces, Las Villas, 2 de septiembre de 1910- ?). Cursó estudios en el colegio Champagnat, de Cienfuegos. Desde joven cultivó la poesía. Escribió algunas piezas de teatro pero se consagró fundamentalmente a la narrativa radial. Colaboró en Bohemia, Vanidades y otras publicaciones periódicas de la época. Integró el Consejo de redacción de la revista Isla.
Como poeta trató fundamentalmente el tema erótico en libros traducidos al inglés, francés y ruso: Oasis y Nuevo Oasis, Misas paganas, Hyacinthus, La vejez de Don Juan, Prometeo, Cantos de Proteo, Poeta enamorado y Maya. Publicó varias antologías de sus poemas. Tradujo Los Trofeos, de José María Heredia, y Poemas perversos, de Adrien Roland. Emigra después de 1959.
2 Entre tantos, aquel silencio de meses del personaje de Rafael, en El derecho de nacer, de Félix B. Caignet, estrenado en 1948, fue generado por la reclamación de aumento salarial del actor.
3 Revista Bohemia. 14 de noviembre de 1948.
4 Revista Bohemia. 6 de febrero de 1955.
5 Quien una y otra vez renovó su contrato en el personaje.
6 Revista Bohemia. 13 de marzo de 1955.