Ramón Espígul: “la música está en mí desde que nací”
El 21 de agosto el director de radio, guionista, escritor y periodista Ramón Espígul Menéndez arribó a los 71 años de edad y el próximo enero del 2022 celebrará medio siglo de vida artística.
A propósito de ambos acontecimientos, entrevistamos a este inquieto habanero, cuya trayectoria radial ha sobrepasado las expectativas con programas de elevada factura como el gustado Frecuencia total y MB Caribe, ambos de Radio Rebelde.
De todo ello lo más simpático, en la historia personal de Espígul, es que a pesar de la devoción por la radio, por su cabeza nunca pasó la idea de ser artista y mucho menos trabajar en los medios. Como dice la canción “la vida te da sorpresas” y en su caso el destino lo llevó justo hasta las escaleras del ICRT, lo tomó de la mano, le dio un empujoncito e hizo que cayera en medio de consolas y micrófonos hasta el día de hoy.
Espígul comentó a esta reportera que siempre quiso ser capitán de barco, y casi lo logra porque estuvo en la academia naval, se hizo guardia marino, pero lo dejó porque nunca le ha gustado la vida militar y existía la posibilidad de que le mandaran a trabajar en esa línea.
“Lo dejé todo”, cuenta, “y regresé al preuniversitario Héroes de Yaguajay, de donde había salido. Como ves, no fui capitán de barco, aunque trabajar en una emisora como Rebelde, donde todo marcha al ritmo de la vida es como timonear un navío de gran eslora”.
De la academia naval recuerda varios momentos: “Cuando estábamos en la clase de natación, el jefe nos instó a tirarnos al agua, pero cerca de una boya hasta donde debíamos nadar, había dos pequeños tiburones dando vueltas. Nadie se atrevía a lanzarse al agua hasta que el jefe gritó: “Marineros, pero ¿miedo a los tiburones”? Él se tiró y más atrás todos hicimos lo mismo. Quizás el miedo a los escualos fue uno de los motivos para que el sueño de ser capitán de barco lo sepultara en las profundidades del mar”, aseguró el director.
“Otro de mis grandes objetivos era convertirme en lunchero, siempre fui adepto a los bocaditos, ¡mira tú!, de capitán de barco a lunchero, pero tampoco pudo ser y la tercera y última, no diría profesión, sino deseo perseguido desde niño fue tener una van (furgoneta pequeña), del tipo “pisa y corre”, no para convertirme en chofer profesional, sino para mi satisfacción. Pero aparentemente tampoco estaba predestinado para manejar”, confiesa Ramón Espígul.
“Posibilidades tuve en Angola y luego con mi suegro, él intentó enseñarme varias veces, pero por una cosa u otra la cuestión no fluyó. Ya ves nunca tuve carro, no fui capitán de barco y tampoco lunchero, aunque el gusto por los bocaditos continua ahí”, aseguró el periodista.
Su entrada a la radio, a pesar de estar fundamentada por situaciones del destino, tiene antecedentes. Su padre y su abuelo eran actores del teatro costumbrista cubano, lo que justifica un poco el proverbio “de dónde le viene la casta al galgo”.
Ambos representaron al personaje del negrito en el vernáculo. La tradición familiar conservó el nombre y el apellido de Ramón Espígul, y así lo asegura el también guionista: “Es una dinastía que se remonta a mi abuelo, pasa por mi padre, por mí y concluye en mi hijo actual realizador de sonido en Radio Taino y en Radio Ciudad de La Habana”.
“Lo que son las ironías de la vida, mi padre nunca quiso que fuera actor ni que estuviera vinculado al arte. Decía que era muy complicado. Me casé y cuando esperábamos a Ramoncito, mi primogénito, me vi involucrado de forma fortuita en el universo artístico a través de mi papá, entonces asesor de las fuerzas armadas”, rememora Espígul.
“El viejo trabajaba con los actores enseñándole todo lo relacionado con el empleo de las armas en las actuaciones, los llevaba a los Festivales de Aficionados a montar obras, entre ellos estuvieron Mario Balmaseda, Verónica Lyn y Adolfo Llauradó. Como yo necesitaba ganar dinero, pues el bebé ya había nacido, empecé a laborar con mi papá en construcciones militares. No sabía nada de aquello porque a decir verdad ni con una regla milimétrica soy capaz de dibujar una línea recta, a pesar de ser una persona bastante recta, aunque con algunas curvas”, indicó el radialista.
Un amigo del padre, al percatarse de las pocas aptitudes del entonces muchacho, habló con Luis Mas Martín, director por esa época de Radio Rebelde con la finalidad de colocar al joven en la referida emisora. “Todo se hizo según lo acordado y como yo tenía ciertos conocimientos adquiridos en Festivales de Aficionados por intermedio de mi padre, y por haber sido integrante de la FEEM, Mas Martín, me puso a producir un espacio llamado Festival de Aficionados, y luego Fiesta Infantil, apunta el director de MB Caribe.
Ramón Espígul es un hombre locuaz, simpático. Se autocalifica reflexivo y parece bastante extrovertido. Sin embrago, aunque cuando llega a un punto límite, la cosa cambia y entonces habla hasta por los codos, como se dicen en buen cubano.
“Me jubilé en mayo de 2018 y dejé de hacer Frecuencia Total, espacio fundado por mí en 1994. Regresé de inmediato como contratado y seguí en la dirección y producción de MB Caribe de música bailable, nacido de mi impronta en 1992. En el caso de Nosotros, otro de los programas de Rebelde, mi hermana Gladys Goizueta me lo entregó en 2006, lo rediseñé, lo escribo, produzco y dirijo. También hago la sección Desde el estudio perteneciente a Frecuencia total”, señala Ramón.
Una de sus grandes ventajas como profesional es su perenne interacción con el universo cultural con énfasis la música, sobre todo por intermedio de Radio Rebelde, donde tuvo hace mucho tiempo los programas Bailable de cumpleaños y Bailable del domingo, ambos con grabaciones en vivo desde la segunda planta del círculo social José Antonio Echeverría.
“Muchas personas desconocen que recibí las asignaturas de apreciación musical, teoría, solfeo y estudié trompeta dos años. Uno de mis grandes maestros fue Jorge Varona, integrante de Irakere, aunque tuve otros profesores de igual valía. Ello me sirvió para mi actual desempeño en el que llevo medio siglo, no obstante, aclaro, que la música está en mí desde que nací”, adicionó.
Como periodista Ramón Espígul es buen comunicador, le encanta entrevistar y siente que la radio es también su casa. Ahora, aunque dirige solo dos programas le basta para sentirse activo, tiene más tiempo para para escribir e investigar.
Nunca ha sentido la necesidad de hacer televisión y aunque haya querido, la escasez de tiempo nunca se lo permitió. Hizo teatro de aficionados, entre sus tantos empeños artísticos. En el plano personal y profesional es un hombre afortunado de principio a fin.