Realidad en el rostro de una telenovela cubana
Acabo de oír una entrevista por Radio Rebelde al guionista Luis Ángel Martínez, autor de la telenovela El rostro de los días, hoy en la mañana del 4 de septiembre de 2020. Me di cuenta que el periodista seguía la telenovela cubana, lo cual me gustó y me pareció muy profesional para realizar una buena entrevista.
El periodista manejó dos criterios que me gustaría discutir: primero, el de la realidad en una telenovela, y segundo, el concepto de credibilidad. Publico este texto en el sitio En Vivo, del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) para referirme, entre otros, al primer asunto: la realidad en una telenovela.
Empecemos afirmando que el guionista, cuando escribe una telenovela, construye una obra artística, de manera que concibe otra realidad, la realidad de su creación. En ella escogerá y perfilará los personajes con las características que él necesita para contar su historia. Creará conflictos que apunten a su punto de vista, a lo que quiere lograr, y todo concebido en su nueva realidad artística.
El equipo de creación también interpreta y enriquece, con sus ideas creadoras, la puesta televisiva. Es un colectivo amplio y profesional que influye mucho en la grabación y edición. Las telenovelas, las teleaventuras y los animados trabajan con lo posible y hasta con lo imposible. Quiere decir que se escoge un marco, una referencia a la historia y a la realidad. Pero para nada retratan la realidad, o interpretan la realidad a la manera del documental o de la noticia, por ejemplo.
Antes de proseguir creo que es válido un ejemplo sencillo de la interpretación. Digamos que la noticia de la creación de la vacuna Sputnik V, de los rusos, los periodistas cubanos la abordan de una manera entusiasta, que tiene que ver con nuestros presupuestos ideológicos y políticos, y otro periodista de cualquier agencia capitalista trata de mermar el avance y el valor de los ensayos de los científicos de Rusia. Y es la misma noticia: los rusos tienen la vacuna ya casi lista para usarla, pero dada desde ópticas diferentes. Por no tocar la vacuna cubana que nosotros hablamos de ella, pero las agencias capitalistas de noticias ni nos mencionan.
Pero seguimos con El rostro de los días, que es una telenovela y trabaja con lo posible y no con lo probable, y hasta con lo imposible: la aparición del personaje de Niurka, la esposa muerta que aparece en la mente de la abuela y hasta la ve: Fabián, el esposo. Además, la vemos nosotros, los televidentes. Y la vemos con agrado, cuando acepta la relación incipiente de Fabián y Mariana.
Es imposible que el personaje de Niurka aparezca si murió, pero aceptamos su lectura. Son códigos establecidos, códigos tácitos entre el televidente y la obra, que el telespectador admite en el melodrama, en la teleaventuras y en los animados. Dados estos criterios y apuntando a cierto rigor en la nomenclatura televisiva, no debemos enfocar nuestras valoraciones sobre los géneros dramáticos con el criterio de credibilidad, sino de verosimilitud y de géneros que tienen más cercana la realidad con la veracidad.
La verosimilitud atiende a la ficción, a la creación de otra realidad, que se recrea y que no se retrata fielmente. Se “ficciona”. Y la veracidad, entonces, trabaja con lo probable y en los géneros dramáticos pensamos en la pieza, la tragedia y la comedia.
Ahora, referido a los géneros periodísticos como la noticia, el documental, con un referente más cercano a la realidad, pero que responden a la intencionalidad de abordar la realidad, pero procesada, interpretada, escogida, seleccionada, sin olvidar la subjetividad de los creadores-periodistas, su estilo, su originalidad. Este sujeto que también es artista –duela a quien le duela–; tiene que respetar y adscribirse a la política de programación de nuestra institución, o a su política editorial, para hacerlo más claro. El creador-periodista trabaja con la veracidad y se le exige un rigor en la veracidad para enfrentar la noticia.
Quiero, entonces, referirme a la entrevista en la cual el periodista de Radio Rebelde se hace eco de las inquietudes de algunos seguidores de la telenovela El rostro de los días. Se refería a la realidad y a la historia. Es una historia de maternidades que Ángel Luis Martínez escogió. Un tema muy lleno de pasión para los cubanos, españoles y latinos. Un tema que nos toca a todos. Y que él y Nohemí Cartaya con su equipo de creación decidieron enfrentarlo.
No podemos ni debemos aspirar a que el guionista escriba lo que entendamos escribir a nuestro juicio y criterio. Él fue quien creó para nosotros esa ficción. Y si ha demorado las decisiones de Lía, el personaje de la joven que ha sido violada por el padrastro, lo hizo para animar una expectativa y estimular el debate y llamar la atención sobre ese asunto. Y para nada es un pecado, sino un mérito.
La telenovela cubana actual ha sacralizado los lunes, miércoles y viernes. Nos hace reflexionar, desde una ficción verosímil, sobre asuntos que nos tocan, que nos interesan y mueven nuestras sensibilidades, además de reafirmar nuestros valores morales. El rostro de los días es verosímil, está escrita y realizada con rigor. Nos ha deleitado. Nos ha encantado, nos ha hecho esperar su frecuencia de transmisión.
Y nos ha obligado a respetar las leyes del melodrama para decirnos que no es un pecado abordar el género. Ha sido un acierto y ha demostrado la eficacia y el alcance del mismo, y no queda menos que admirar al equipo que realizó esta telenovela y con toda veracidad decirles: ¡Gracias!