Reinaldo Hernández, el arte de contar historias con sonidos
“El silencio es el ruido más grande que existe en el mundo”, esta idea ha acompañado durante largo tiempo a Reinaldo Hernández Navarro, quien hace más de 30 años emprende el difícil arte de poner sonido a diversas historias de la radio, el cine y el teatro en Cuba.
Con una carrera iniciada a los 17 años en el equipo de dramatizados de Radio Arte, el creador cubano advierte que la ausencia de actividad sonora en la vida cotidiana podría llegar a trastornar al hombre. “Uno necesita del silencio en un momento dado, pero por muy corto tiempo. Necesitamos constantemente escuchar algo para no sentir el vacío. La falta de acción sonora podría llegar a molestarnos al igual que el ruido”, acota Hernández Navarro.
Con la fortuna de haber aprendido el oficio de la mano de su padre, Reinaldo Hernández y del profesor Orlando Hernández Rivero (Landy), el realizador de 47 años advierte que el sonido puede ubicarnos en tiempo y espacio. “No es igual la manera de caminar de una chica de estos días que la de una del siglo XIX, ya que en el pasado las mujeres solían llevar vestidos majestuosos, los cuales rozaban el suelo, dejando tras sí una manera particular de sonar”, apunta el artista.
Unido desde hace años al equipo de dramatizados de Radio Progreso, Rey –como muchos le llaman– ha dado vida sonora a reconocidos espacios de la llamada Onda de la Alegría, como Tu novela de amor, Agente Especial, La Novela Cubana y Clave 830. Para él, una buena historia no podría ser contada sin el uso de los efectos sonoros. “Es muy difícil que un personaje sostenga un diálogo de una hora sin mover un brazo o cruzar una pierna. Sería bastante aburrido desde el punto de vista narrativo”, señala el realizador.
Colector de innumerables objetos, como máquinas de escribir, teléfonos, copas, cubiertos, e incluso zapatos para mujer y hombre de diferentes épocas, el creador asevera que los recursos más simples pueden imitar los sonidos más cotidianos. “El efecto sonoro de descorchar una botella lo puedo producir con solo poner uno de mis dedos dentro de la boca. Mientras que el trote de un caballo lo puedo lograr con dos sencillas tapas de coco”, agrega Hernández Navarro.
Encargado de realizar el doblaje de sonido de telenovelas como Pasión y Prejuicio, así como de varias producciones audiovisuales de estudiantes de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisuales (FAMCA) de la Universidad de las Artes, el creador afirma que el desarrollo tecnológico jamás podrá reemplazar su oficio. “Los efectos sonoros sacados de una máquina suenan enlatados, jamás podrán tener la vida de aquellos que crea el efectista en el estudio”, precisa Hernández.
Amante de aquellos sonidos que transmiten paz, como el canto de las gaviotas y el vaivén del mar, Reinaldo Hernández Navarro, desde hace varios años, tiene el encargo de impartir cursos de realización de efectos sonoros en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt), así como de presidir la Comisión de Evaluación de Efectos de Estudios en el país. Visto por muchos como una especie de showman, Hernández cuenta con varios premios del Festival Nacional de la Radio en Cuba. En el 2019 le fue otorgada la condición Maestro de Radialistas.
¿Qué es un efecto sonoro?
-El efecto sonoro es el actor o la actriz en movimiento. Cuando en la radio cada artista se pone frente a un micrófono para dar vida a un personaje, el acto de caminar, dar una palmada, servir una copa de vino, e incluso, cerrar una puerta, lo produce el efectista desde un rincón del estudio.
¿El realizador de efectos sonoros podría ser visto como un actor?
-Sí. Debo estar a la par de los actores. Me comprometo mucho emocionalmente con la obra. No me corresponde expresar emociones con la palabra, pero sí de manera corporal. No puedo hacer el sonido de un abrazo dentro de una escena si no siento la intensidad del momento. Debo mirar constantemente al actor o la actriz para saber qué movimiento o gesto va a realizar.
¿Concibe una historia en la radio sin efectos sonoros?
-Bueno. Es muy difícil que un personaje sostenga un diálogo de una hora sin mover un brazo o cruzar una pierna. Sería muy aburrido desde el punto de vista narrativo. Por otro lado, el sonido es muy importante para justificar determinadas emociones en los actores. Por ejemplo, en medio de la quietud de una escena, el golpe de un latigazo puede provocar exaltación; mientras que el chirrido de una puerta podría infundir miedo.
¿Una historia puede ser contada solamente con sonidos?
-Absolutamente. Sin la presencia de un actor puedo recrear el efecto sonoro de alguien que camina, sube unas escaleras y luego cierra una puerta. Después, el mismo individuo vuelve a caminar para servirse un trago de whisky, enciende un tocadiscos y se sienta en un sillón mientras escucha la música. Luego, abandona el asiento, camina y abre una gaveta, saca un arma, la carga, la rastrilla y finalmente dispara. La obra podría llevar por título El último día.
¿Cuántos recursos se necesitan para llevar el universo sonoro de la vida cotidiana a un estudio?
-Imagínate, para poder imitar todos los sonidos de la realidad tendría que llenar un estudio completo de objetos. Durante años he tratado de hacer más con menos. Por ejemplo, la acción de encender una luz la puedo reproducir con solo dar un toque a la manilla de mi reloj. El efecto sonoro de un latigazo lo puedo hacer con una palmada acompañada de una especie de chiflido.
En Internet existen múltiples efectos sonoros ¿Cree que las nuevas tecnologías podrían ser una ayuda?
-Bueno, si en un momento dado necesitamos el efecto sonoro de unos pasos para utilizarlo en una escena y decidimos buscarlo en una máquina o Internet, sin duda, encontraremos un banco sonoro con millones de opciones. Sin embargo, el director de la obra puede solicitar un sonido con características muy específicas. Entonces, ¿cuál elegir entre tantas propuestas? Por ejemplo, la manera de caminar de un hombre joven no es igual a la de un adulto. Al mismo tiempo, habría que tener en cuenta cuestiones como el tipo de calzado que usa el personaje, e incluso si emplea algún bastón.
“Por otra parte, durante la realización de la escena nos pueden dar indicaciones, tales como hacer dar cinco pasos al personaje y luego hacerlo girar para volver a ponerlo en marcha. Es muy difícil hallar tal precisión en cada uno de los sonidos enlatados sacados de un banco sonoro. Los efectos creados en un estudio tienen vida. No creo que las nuevas tecnologías puedan igualar el trabajo de un efectista en el estudio.
¿Cuándo siente que su trabajo ha sido exitoso?
-Cuando el oyente no nota que hay un efectista detrás de cada sonido. Si logras que el efecto de cada objeto o movimiento se asemeje a la realidad de manera lógica, nadie podrá percibir tu presencia, porque todo suena normal. Ahora, cuando el sonido está mal hecho, sin duda, molesta al público; entonces este se percata de que existe alguien encargado de crear el universo sonoro en la obra. Por lo anterior nuestro trabajo muchas veces queda en anonimato.
¿Cuáles son los sonidos que más adora?
-Me gustan los sonidos que relajan y hacen sentir bienestar. El canto de las gaviotas, el vaivén del mar, el ambiente sonoro de la selva. Con el tiempo he grabado y creado muchos de estos efectos sonoros porque creativamente aportan a la realización.
¿Y el silencio?
-El silencio es el ruido más grande que existe en el mundo. Uno necesita la ausencia sonora en un momento dado, pero por muy corto tiempo. Necesitamos constantemente escuchar algo para no sentir el vacío; por ejemplo, uno de los castigos más fuertes en las cárceles es dejar al reo en un cuarto totalmente aislado, en el cual no puede oír los sonidos del día o de la noche.