7 de noviembre de 2024

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Roberto Chile: buscar esencias en cada documental

Roberto Chile, destacado documentalista cubano, reflexiona sobre el papel de la televisión en la creación del gusto popular por este género audiovisual
Roberto Chile

Roberto Chile

Roberto Chile, realizador cubano reconocido internacionalmente, está convencido de que el documental nunca morirá en Cuba.

A pesar del retroceso experimentado por la producción documentalística debido a carencias económicas y el empuje de los audiovisuales de ficción, Chile se siente comprometido hasta la médula con el género, sobre el cual asegura: “Es el encargado de recoger la memoria histórica de cada país para que la conozcan las futuras generaciones”.

Y si de jóvenes se habla, confía en el potencial de quienes se incorporan hoy a estos quehaceres, experimentan con las nuevas tecnologías y aportan un enfoque fresco a zonas poco exploradas de la realidad nacional.

Desde la década de 1980, Chile acompañó al líder histórico Fidel Castro en sus giras por disímiles países y se ha encargado de dejar testimonio gráfico y sonoro de sucesos relevantes, tanto en Cuba como en el mundo.

 

Actualmente vincula su carrera con las artes plásticas y la música. De esa iniciativa han surgido sugerentes videos y exposiciones que han recorrido las más importantes galerías cubanas, como parte del proyecto Alas con punta.

En este hombre de tan relevante trayectoria no hay gota de arrogancia. Se define como un soñador dispuesto a ayudar a todos. Espera que algún día al documental se la haga justicia y ocupe el lugar que merece.

Responde con interés cada pregunta, pero sus ojos reflejan el apremio de quien no le alcanza el tiempo para seguir creando.

A propósito del estreno en la televisión cubana de sus más recientes documentales titulados Esencias. La Colmenita en Estados Unidos y Soy Tata Nganga, el destacado realizador comenta:

Esencias… es una de las obras más importantes que he realizado en los últimos tiempos y estoy feliz con la acogida del público. En octubre de 2011, La Colmenita viajó a Norteamérica y recorrió con su mensaje de amor y paz las ciudades de Washington DC, Nueva York y San Francisco.

“Fue tremendo aquello. El impacto con las presentaciones de Abracadabra y La cucarachita Martina fue grande. Las emociones que nos dejó la experiencia y filmación de este audiovisual son indescriptibles. Al estrenarse, el documental conquistó a los cubanos por la gracia y el talento de esos pequeños dirigidos por ese niño grande que es Carlos Alberto ‘Tin’ Cremata.

“También destacan momentos de gran emotividad como la conversación de Tin y los niños con Gerardo Hernández, el más preso de los cinco cubanos encarcelados en Estados Unidos, y el efusivo encuentro de La Colmenita con René González en Miami.

“Ambos momentos emocionaron hasta las lágrimas a miles de cubanos. El documental circula ahora en DVD en Estados Unidos y el 19 de abril se proyectó en un evento organizado por el Comité Internacional por la liberación de los Cinco Cubanos, en Washington D.C. 

“Por otra parte, la presentación de Soy Tata Nganga en el espacio Arte Siete (Cubavisión), en coincidencia con el cumpleaños 94 de Enriquito, fue también un suceso. Él recibió decenas de llamadas de ahijados en Cuba y el extranjero, lo cual evidencia el impacto del documental en las audiencias. Tal vez por el respeto y la autenticidad con que se trató el tema; pero, sobre todo, por el carisma de Enriquito y la profundidad de su testimonio.

“Estamos muy contentos; y mucho más ahora que el documental participará en el Havana Film Festival de Nueva York y en el Beverly Hills Festival de California. No aspiramos a premios; queremos solo que nuestra obra se vea y llegue a miles de personas en Estados Unidos.

–¿Cómo valora la salud del género en la actualidad nacional?

 –El documental cubano tuvo su época dorada en los años 1960 y 1970, cuando el maestro Santiago Álvarez inició el camino y lo siguieron figuras como Oscar Valdés, Octavio Cortázar y muchos más.

Hoy, gracias a las nuevas tecnologías, y a pesar de las limitaciones económicas que atraviesa el país, ha surgido un grupo de jóvenes talentosos con una mirada novedosa y de gran diversidad. En estos momentos no hay encasillamiento temático, ni siquiera estético en el género.

Los realizadores deberían tener más apoyo de las instituciones y, por supuesto, que el mercado no los aplaste. El documental no es quizás un medio de vida, pero pudiera ser un motivo para muchos realizadores y directores. La memoria audiovisual del mundo no se escribe solamente desde la ficción, sino aún más desde el cine documental.

Me adhiero a aquel lema de Santiago Álvarez, a quien quiero y admiro mucho, que dice: “¡Viva el cine documental!” Y seguiré en este quehacer hasta que tenga fuerzas y uso de razón.

–¿Y la presencia del género en la pantalla chica?

–Estamos ávidos de contar con un programa creativo de documentales. No se trata de exhibirlos a una hora determinada, sino de concebir espacios como el añorado Prismas o el otrora veraniego Prismas bajo el sol, dirigido por el recién fallecido Ángel Mas, donde el realizador tenía la posibilidad de interactuar con el público, contaba sus vivencias con cierto didactismo; algo interesantísimo para los nuevos creadores y el pueblo.

Hoy se muestran documentales en algunos programas como Arte Siete y otros del Canal Habana. Pero no se trata de presentar un material en premier y que el realizador hable, sino que el propio programa tenga una etiqueta reconocida, y sea buscado por los realizadores para estrenar sus documentales.

El Instituto Cubano de Radio y Televisión pudiera indagar más. Seguro aparecerán realizadores talentosos, capaces de provocar el interés del público en el documental. Junto al Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) deberían aglutinar intenciones en pos de impulsar el género.

Tengo la suerte de que casi todos mis trabajos se han exhibido en la televisión y se han mantenido durante muchos años. Actualmente, el pueblo puede ver con frecuencia en la pantalla la serie Arte Cubano, con 20 audiovisuales de corta duración sobre la obra de varios de nuestros más reconocidos pintores.

Sin embargo, aunque no me siento una voz autorizada para referirme a la programación televisiva porque dispongo de poco tiempo para consumirla, tengo la percepción de que en años anteriores se le daba mayor peso al género.

Hoy es común anunciar en la cartelera solamente la palabra “documental” y el horario de transmisión. Eso no es atractivo para el espectador. Si estuviera precedido de un spot que lo anuncie, entonces la gente lo espera y lo ve.

Se podría trabajar mucho más en estilizar y darle más swing a la presentación de un documental, tal como hace Lucas con los videoclips. Ellos confieren gran brillantez a los estrenos, motivan la competencia de los realizadores, hacen un espectáculo anual y sacan a la palestra nuevos talentos. Eso no pasa con el documental.

–¿Le preocupa la escasa producción documentalística en Cuba?

–La gente se interesa hoy más por las películas de ficción debido a la influencia de Hollywood. De ahí que muchos realizadores sigan esa tendencia y el documental quede relegado. Pero le llegará su momento.

Existen creadores que no se dejan intimidar por las preferencias y las cuestiones económicas y los hacen buenos. El género no morirá mientras haya soportes para hacerlo y personas dispuestas a defenderlo.

A fin de promover el documental hacen falta espacios más dinámicos, con mejores ideas, que recreen la rica historia del género en el país y las joyas audiovisuales concebidas por el maestro Santiago Álvarez y muchos otros. Contamos con clásicos maravillosos que reposan en bóvedas o armarios y les haría mucho bien desempolvarlos para beneplácito del público.

–A su juicio, ¿cuáles son los principales obstáculos?

–La escasez de presupuesto es una limitante, más allá de que existan buenos guiones, ímpetu y talento. Muchas veces surgen ideas preciosas que se quedan en el camino por falta de dinero. El cine y la televisión requieren de recursos en todas partes del mundo, no solamente en Cuba.

Países que antes contaban con grandes presupuestos para estos fines hoy sufren la crisis económica y, por consiguiente, el documental también atraviesa una etapa difícil a nivel global. Además de las buenas intenciones, hace falta el sustento.

–¿Considera que la televisión puede desempañar un papel esencial en la formación del gusto por el documental?

–Puede hacer un trabajo esencial, mucho más del que ya realiza, encaminado no solamente a mejorar el gusto por el documental, sino también por la música, el cine de ficción, las costumbres y la ética humana.

 –¿Próximo reto creativo?

 –Seguir soñando y ayudar a quien me necesite; esforzarme por ser mejor artista y ser humano y, sobre todo, darle espacio a los sucesores, como mi hijo Daniel, director de cine de ficción.

 –¿Secretos para mostrar lo esencial en cada documental?

 –Precisamente eso, buscar siempre la esencia.

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