Sales del Paraíso siguen en Cubavisión
Continúan las cadenas dolorosas de la actual telenovela cubana «La sal del Paraíso», que no ha necesitado mucho tiempo para ahondar con éxito en las miserias humanas. ¿Hasta dónde? Seguimos sin respuesta, pues con el tiempo las situaciones quedan más en el límite de lo feo, lo grotesco y lo preferiblemente olvidable.
De pronto, la palabra amor, además de no pronunciarse, se desdibuja en cada acción de vida. Hasta el momento solo en los personajes de la mamá y la abuela de la niña (Edenis Sánchez y Nieves Río Valles, respectivamente) en medio de sus conflictos personales, muestran una cara no oculta de lo que significa ese sentimiento.
Afortunadamente, otros destellos provenientes de los personajes que encarnan Roque Moreno y Obelia Blanco dejan alguna hendija abierta a la esperanza del buen ser, convirtiéndose en referentes esenciales en cuanto a sensibilidad humana.
Por lo demás, continúan las escenas oscuras, los exacerbados amores, los temores en ascenso como si la telenovela tuviese la única responsabilidad de hacer resaltar lo feo, una estética del dolor que no termina.
Definitivamente La sal del Paraíso no logra enganchar a su público por su desapego, por el desarraigo que emana de los personajes, y no es que tenga que ser cien por ciento complaciente, pero sí lo suficientemente abierta y conciliadora entre lo que se dice y la propuesta de lo que se hace.
El tiempo entre tanto sigue corriendo, y la Sal de este Paraíso televisivo sigue carcomiendo, y no condimentando, las noches de Cubavisión.