Teresita Rúa en la búsqueda de la verdad escénica
Teresita Rúa es una actriz muy querida y admirada, que además de haber recibido numerosos premios por sus actuaciones en radio y televisión, ha sostenido la ética y el humanismo como rasgos distintivos de su trayectoria profesional.
¿De qué manera llegas a la actuación?
Siempre quise ser actriz, cuando estuve becada participé en el grupo de aficionados, ya estudiando en el Instituto Superior Pedagógico conocí la convocatoria de la Escuela de Formación de Actores del ICR y me presenté a la prueba de ingreso para estudiar actuación, el profesor que me examinó fue el maestro Premio Nacional de Radio Oscar Luis López.
¿Qué puedes contarnos sobre esa escuela?
No fue la única escuela que existió, pues Marta Jiménez Oropesa también encabezó otra iniciativa pedagógica de este tipo. La escuela de formación de actores que encabezó Alejandro Lugo, acompañado de Alfredo Perojo, Alden Knight y otros profesores fue muy rigorosa, nos preparó e inculcó disciplina y respeto por las grandes figuras que hacían la radio y la televisión en esos momentos.
El director Julio Lot impartía radio y nos insertaba en los estudios para escuchar las grabaciones y ocasionalmente teníamos una pequeña participación. Aún era estudiante cuando Silvano Suárez, uno de nuestros más importantes directores de televisión, le pide autorización a Lugo para que yo protagonizara la aventura Los Indómitos. Existían dos espacios de aventuras, a las 7:00 p.m. y a las 7:30 p.m. En las aventuras de las 7:00 p.m., los jóvenes tenían más oportunidades y nos fogueábamos con actores reconocidos.
¿Cómo asumiste esa propuesta?
Me moría del susto porque era en vivo, pero continué actuando en otros programas televisivos, entre ellos, la novela La última mujer y el próximo combate, donde pude ser compartir elenco con el actor y director Pedro Álvarez. Pedro fue una personalidad que había triunfado en la televisión y el teatro desde antes de 1959. Conocer a Pedro y a todas las grandes figuras de esa época me hizo admirarlos mucho más, por el profesionalismo que demostraban. Eran amables pero muy rigurosos.
¿De aquellas personalidades de la actuación, a quiénes recuerdas particularmente?
Conocí y trabajé con muchos que fueron estrellas y nombres de valía, destacados por su excelencia, entre ellos: Margarita Balboa, Maritza Rosales, Carlos Paulín, Miguel Navarro. Admiré particularmente a Maria de los Ángeles Santana como actriz y como persona pues a pesar de haber sido una figura reconocida internacionalmente, llena de glamour y aplausos, era sumamente sencilla.
Dentro de los actores de mi generación actué en repetidas ocasiones con Mario Rodríguez Tarife, Jorge Villazón y Miriam Mier. Miriam es una actriz con un dominio de la escena increíble. Siempre me mantuve muy atenta al proceso creativo de Veronica Lynn y al terminado, el acabado que le daba a sus personajes.
¿Pudieras abundar en el tema del acabado, la terminación de los personajes?
Para lograr ese acabado es fundamental la estructura del guion y la estructura del personaje. Si el guion no tiene trascendencia los personajes carecen de lo mismo. Me siento mal cuando tengo directores que no me dirigen, porque el director debe guiar el barco y marcar la ruta a la que todas las especialidades debemos sumarnos. Cuando trabajas con directores capacitados que tienen claros sus conceptos de la obra, en el medio que sea, te exiges más y la falta de rigor en la dirección afecta el acabado de los personajes y el quehacer del actor.
¿Qué método de estudio utilizas?
Soy stanislavskiana pura por lo que busco la esencia vital del personaje, estudio al ser humano, la raíz de sus problemas y el contexto social. Indago en todo lo que puede ayudar a cumplir mi tarea escénica.
Como actriz posees diversos aspectos técnicos de la actuación y una de esas habilidades son los acentos extranjeros, ¿cómo llegaste a dominar esa técnica?
Desde jovencita imitaba los acentos de los filmes argentinos y mexicanos que trasmitían por la televisión, mis padres eran españoles por lo que tenía esa referencia, pero no todos los acentos de España son iguales pues cada región tiene el suyo. Recuerdo que la actriz Martha Velasco impartía un curso excelente sobre los acentos, y cuando yo terminaba de dar mis clases de actuación en el Centro de Estudios del ICRT, me quedaba a escuchar sus enseñanzas.
Recibiste la condición de Maestros de Radialistas otorgado por la radio cubana atendiendo a tu constancia y entrega pedagógica en la formación de las nuevas generaciones, ¿qué ha significado para ti, enseñar?
Ha sido devolver todo el cariño que recibí. En mi desarrollo fui siempre muy inquieta y me preocupé por pedir opinión y consejo a los más experimentados, por eso siempre estoy en disposición de compartir mis conocimientos y generar confianza en los más jóvenes, trasmitirles que pueden contar conmigo.
¿Qué experiencias consideras claves en tu desarrollo como actriz?
Al comenzar a actuar hice muchos géneros tanto en televisión como en radio, cuentos, teatros, novelas, aventuras, pero para mí fue muy importante entrar en el equipo de la directora Loly Buján, ya que constituyó un salto de calidad.
Me llamó a participar en un teatro y a partir de ahí siempre estuve dentro de su staff el cual tenía un alto nivel, su trabajo en la dirección era constante y exquisito. Con ella tuve la oportunidad de recibir premios con obras clásicas, cubanas y universales. Esa experiencia me impulsó hacia niveles complejos de construcción de los personajes y me impulsó a estudiar más.
Viviste un amor profundo con el actor, guionista, asistente de dirección y director Alex Álvarez, con el que tuviste un hijo, ¿cuánto incidió esa relación en tu labor?
Alex tenía una formación integral trasmitida por su padre Pedro Álvarez Portales; junto a Alex aprendí mucho de dramaturgia, una materia que los actores deben conocer. Él fue mi más severo crítico y al mismo tiempo, estimulaba mis propias inquietudes.
¿Cómo comenzaste en la radio y que significación le otorgas a ese medio?
Comencé a trabajar profesionalmente en la televisión y dos o tres años después me inicié en Radio Rebelde, que entonces tenía programación dramatizada y un elenco excelente compuesto por Doris García, Elvira Cruz, Reynaldo Miravalles y otras figuras brillantes.
Contábamos con varios directores, pero fundamentalmente trabajé con Pablo Verbitsky, creador vanguardista argentino que tanto aportó al teatro y la radio de nuestro país. Pienso que nuestra generación contribuyó al modo de hacer que ya existía con una búsqueda más interior de los personajes, acompañando la renovación del lenguaje radial y televisivo.
Radio Rebelde eliminó la programación dramatizada y pasé a Radio Liberación, una emisora que valoro como la más culta de ese momento. Liberación desaparece más tarde para convertirse en Radio Arte y allí continúo con el equipo de Verbitsky y otros directores. La radio dramatizada que conocí fue cimentada por gente ilustre que vió en ese medio, el potencial de creación y divulgación de la cultura.
Tuvimos los mejores escritores, Alejo Carpentier, Félix B Cagnet, Oscar Luis López, Dora Alonso, Enriqueta Sierra, los cuales crearon la radio que conocemos hoy. Este medio es una escuela para todos los actores, una fuente de inspiración y creación. En estos momentos considero esencial recuperar la diversidad de timbres en las voces y el trabajo de los resonadores, los matices, la veracidad y el nivel cultural que logró nuestra radio dramatizada en otras etapas.
¿Cuál ha sido la significación del teatro en tu carrera?
El teatro es el medio que más me gusta, aunque me formé en la televisión y la radio. El teatro te ofrece mayor tiempo para preparar, investigar los personajes. En él tienes la posibilidad de explorar propuestas y hacer uso del movimiento escénico, el cual en televisión es más limitado, por supuesto. A pesar de estar siempre involucrada en proyectos de radio y televisión, pude actuar en puestas teatrales de Pedro Álvarez, Nelson y Nicolás Dorr, Tony Díaz, Pedro Ángel Vera y Huberto Llamas.
Eres una actriz multipremiada por tus actuaciones y has sido muy activa dentro de la Asociación de Artistas Escénicos de la UNEAC representando a los actores, ¿estás satisfecha con tu vida artística?
El actor tiene un deber social y un compromiso con el público y he tratado de ser coherente con esos principios. Nunca me he conformado con el resultado de mi trabajo, siempre he querido encontrar la verdad, la esencia del personaje y continúo hurgando en cada rol para encontrar esa verdad.